VALÈNCIA. En ocasiones, cuando los opuestos nos dedicamos a helarnos el corazón los unos a lo otros, lo más efectivo suele ser que alguien externo interceda y que nos haga ver las bondades que tenemos en común. Sucede, por ejemplo, cuando un hispanista como Ian Gibson reivindica a Lorca con más pasión que decenas de académicos patrios juntos, o cuando el pianista James Rhodes aprende alguna ñoñería nueva en castellano y nos lo cuenta en Twitter con el entusiasmo de un niño. Es entonces cuando algo muy parecido a un orgullo adormecido se despierta y, aunque sea por un momento, nos olvidamos del auto-odio y de aquellas cosas que nos separan.
Elga Fernández Lamas (Ferrol, A Couña, 1976) se sorprende de la repercusión que está teniendo su última serie de ilustraciones sobre diferentes aspectos de la cultura valenciana y que tiene como protagonistas —por el momento— a cuatro mujeres: la arrocera, la barquera, la segadora y la jugadora de pilota. Una serie amable y emotiva, colorista y sencilla pero también reivindicativa y empoderadora. ¿Su “excentricidad”? Su título: País Valencià.
Todo empezó hace unos meses con un encargo de la organización Joves País Valencià - Compromís. Como cuenta su secretario general, Francesc Roig, “cada año hacemos varios encuentros de formación y el de este verano giraba sobre el eje de la lucha antifascista en el País Valencià para frenar a la extrema derecha; una lucha que ha pasado por momentos oscuros y muy complicados pero que siempre ha resistido.” Con el fin de anunciar estos encuentros con una imagen potente estudiaron los trabajos de diferentes ilustradoras: “teníamos claro que queríamos que la imagen tuviera nombre de mujer y que estuviera enraizada en el territorio”, agrega. Finalmente, aunque las jornadas no pudieron celebrarse según lo previsto por el rebrote de la COVID-19 en la la Ribera, “quisimos recuperarla como imagen para conmemorar el Día del País Valencià, el 9 d’Octubre. La colgamos en redes sociales y empezó a ser compartida rápidamente. De repente teníamos más de 400 peticiones de láminas que enviar a lugares como Cataluña, Baleares, Euskadi, Andalucía… incluso al extranjero”.
La imagen de la recolectora de alcachofas con la hoz en alto y su inusitada buena acogida animó a la ilustradora gallega a continuar investigando y a hacer, esta vez por iniciativa propia, una serie que homenajea algunos de los aspectos más relevantes del patrimonio de su tierra de acogida y sus habitantes. “Para la imagen del encargo se pensó en añadir algún eslogan pero nos dimos cuenta de que poner sencillamente ‘País Valencià’ ya englobaba una concepción del antifascismo, del feminismo, de la noción de pueblo que avanza…”, explica Elga para Culturplaza. Y añade: “es un término que, lamentablemente, no se usa lo suficiente y que es precioso seas de la ideología que seas”.
Es precisamente el término “País Valencià” —ligado tradicionalmente a la izquierda nacionalista— el elemento que ha suscitado los recelos de algunos usuarios en redes sociales. “Hay quien me pregunta irónicamente si es un país inventado, otros que por qué no hablo mejor del ‘Reino de Valencia’… pero al final todos somos personas y, si no se ponen faltonas, les digo ‘¿pero no me negarás que son preciosas?’ y hay quién me ha dicho ‘la verdad es que sí, pero no lo cuentes’. Ahora me sigue y es súper amable”, bromea.
La ferrolina llegó a València hace quince años para trabajar en la elaboración de monumentos falleros: “En 2001 el pintor Sigfrido Martín Begué y el artista fallero Manolo Martín López hicieron la espectacular falla «La pinotxada universal» para Na Jordana. La vi desde Galicia y me quedé fascinada. Gracias a una beca pude venir y me quedé un año trabajando en las fallas, después en decoración para publicidad en la antigua Canal 9 y ya me quedé aquí, aunque trato de vivir entre València y Ferrol y mantener la presencia de mi trabajo y mis clientes en ambos lugares”.
Ilustradora autodidacta, se dedica por completo a la ilustración gráfica y compagina los encargos de carteles, portadas de libro o packgaging con sus proyectos propios. “Es en los trabajos personales en los que el grado de libertad es total y haces lo que te nace de dentro. Por eso intento que siempre tengan un contenido social o político”. Convencida de que la ilustración es un medio “sencillo y eficaz para lanzar un mensaje y hacer pedagogía”, por lo general trata temas en los que las mujeres son las protagonistas. “Por ejemplo, en esta serie, introduzco mujeres realizando trabajos que a veces se asocian con lo masculino aunque, en realidad, la tierra siempre la han trabajado mujeres”. Sin embargo, en ocasiones sí se basa en mujeres que realizan trabajos masculinizados como el caso de la barquera Rosa Marco Puchades “que tuvo que pelear para poder salir con su barca a pescar en la Albufera.”