En 1864, y de manera póstuma, fue publicado un pequeño tratado muy útil para todo aquel interesado en la política. Se trata de la Dialéctica erística o el arte de tener razón, expuesta en treinta y ocho estratagemas escrito por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer. Para Schopenhauer, la clave es discutir de tal modo que uno siempre lleve razón (justa o injustamente).
A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión que, pese a tener la razón objetiva en un asunto determinado, carecemos de ella a ojos de los presentes e incluso a veces a los propios ojos. Para evitar esto, el filósofo alemán teorizó treinta y ocho estrategias (estratagemas en sus propias palabras) para salirnos con la nuestra.
Una simple revisión de las declaraciones realizadas por los dirigentes del Partido Popular dan clara muestra de la vigencia de las propuestas de Schopenhauer, lo importante no es tener la razón objetiva sino presentar la realidad de una manera tan deformada que, a ojos del gran público, lleven la razón. El problema es que la deformación es tan burda cuando la practican personajes como Teodoro García Egea que las costuras saltan a la primera refutación mínimamente razonada.