VALÈNCIA. Será la culminación de un plan maestro que pasaba por perder las elecciones y dejar que Joe Biden tomara posesión. Eso es lo que creen los que están convencidos de que el próximo 4 de marzo, como dicta una tradición que perduró hasta 1933, Donald Trump será investido decimonoveno presidente de EEUU. Un hecho que, la verdad, no deja de tener mérito si consideramos que en 2016 ya fue el cuadragésimo quinto inquilino de la Casa Blanca tras sustituir a Obama. De ser así, se convertirá en el sucesor de Ulysses S. Grant, que ocupó el cargo entre 1864 y 1869. ¿Delirante? Sí, bienvenidos a la era post ‘Q’.
Lo de la inminente toma de posesión de Trump forma parte del proceso de racionalización de su derrota que padecen los seguidores del expresidente, quien todavía no ha reconocido la victoria de Joe Biden. Es su defensa ante una realidad: como la que hay no les gusta, han creado una nueva. Pero esta (de momento) última vuelta de tuerca no es nueva sino que, como es habitual, supone una adaptación de alguna peregrina teoría que ya estaba en el mercado conspiranoico, el cual funciona, básicamente, por imitación: si un argumento ha tenido éxito en un contexto, se puede reciclar con ligeras modificaciones para otros. El espectáculo debe continuar.
El país se dividió en dos entidades: Estados Unidos de América y Corp. USA, la empresa que gobierna en la sombra
El origen de tan singular creencia tiene que ver, nada menos, que con la consolidación legal del Distrito de Columbia (DC) en virtud de la Ley de Creación del Estado de Columbia (District of Columbia Organic Act) de 1871, que modificaba las normas anteriores de 1790 (Residence Act) y 1801 (District of Columbia Organic Act). Dicha ley configuró la actual estructura del Distrito de Columbia unificando tres territorios independientes (las ciudades de Washington y Georgetown, y Washington County), con similar estatus administrativo (no dependían de sus respectivos estados sino del Gobierno federal). En 1781, se unificaron en una entidad única.
¿Y qué lleva a los conspiranoicos a rebuscar en una cuestión que aburre hasta a los historiadores? Pues justificar lo injustificable. La ley que integraba dichas entidades administrativas en una sola lo hacía utilizando la forma jurídica de la ‘Corporación’. Un simple tecnicismo que, según los conspiranoicos tuvo como consecuencia que, en 1871, el país se dividiera en dos entidades: Estados Unidos de América (el país, que lleva casi 150 años suspendido) y Corp. USA, la empresa que gobierna en la sombra. Es el secreto detrás del Deep State contra el que Trump se ha estado enfrentando los últimos cuatro años.