CALP. El municipio de Calp es, desde 1995, un feudo del centro derecha. Además, consolidado. Las grandes crisis no le han afectado. Ni las económicas, ni las políticas. Ni los casos de corrupción (el anterior alcalde está condenado en la rama local de Brugal). Desde entonces, sólo se han producidos dos cambios de partido en la Alcaldía, fue en 2007, y no tuvieron continuidad. Ese año, por primera vez en muchos años, los partidos de izquierda tuvieron mayoría y el socialista Luis Serna logró ser alcalde apenas un año. Después hubo una moción de censura, entre el PP y Bloc, que los populares aprovecharon para volver a la hegemonía, pese a que cedieron la alcaldía al nacionalista Ximo Tur. En este 28M, esa hegemonía puede saltar por los aires. ¿La razón? En enero de este 2023, el PP le dio un portazo a la actual alcaldesa, Ana Sala, y le dijo que no repetiría: la apeó de la candidatura para situar a César Sánchez, de nuevo, como alcaldable. No hay que olvidar que fue César Sánchez quién eligió que Ana Sala fuera, en 2019, su heredera en la Alcaldía.
Desde ese cambio, Calp es un hervidero, cuyas consecuencias nadie sabe hasta dónde puede alcanzar, sobre todo, después de que Ana Sala formara su propio partido y anunciara que se presenta. ¿Mantendrá el PP su hegemonía? ¿le dará para gobernar en solitario? ¿qué hará Ana Sala llegado el caso de que obtenga representación? Lo que sabemos hasta ahora es que, desde ese fatídico momento, el 3 de enero, las diferencias entre Ana Sala y el PP se han ido agrandando: habido ceses de asesores, retiradas de sueldos y, sobre todo, muchas acusaciones. Las últimas, las que vertió la propia Sala contra el PP: en el último pleno, dijo que su relevo al frente de la lista se debió a intereses urbanísticos. Y es que el actual equipo de gobierno, formado por PP y Ciudadanos, optó por proteger unos determinados planes urbanísticos -no programados-, de ahí que Sala sitúe su cese a esa decisión, que respaldaron todos los ediles del PP y los de Ciudadanos.
Y hasta que se produjo la decisión de darle el portazo a Ana Sala, la situación de Calp era la de un municipio normal, con sus problemáticas domésticas y reivindicaciones habituales (nuevo instituto, más servicio sanitarios; pasarela a la N-332,...). Sólo la concesión del permiso de ampliar la piscifactoría, por parte de la Generalitat, había generado cierta polémica de puertas hacia fuera. Hacia dentro, los grandes problemas estaban en el urbanismo -fundamentalmente-, pero se sabían salvado sin grandes polémicas, salvo excepciones. Y han sido cambios impulsados por el concejal de Urbanismo, José Manuel del Pino, de Cs, y que en este mayo de 2023 ejercerá de número dos de Ana Sala en la lista de Somos Calpe. Calp ha logrado poner orden a las alturas, con un cambio del PGOU, para que los torres no sobrepasaran las 15 alturas y había decretado que los edificios fueran emplazados en posición vertical al mar para evitar el efecto pantalla. La otra gran decisión urbanística ha sido proteger tres zonas urbanísticas: sectores Rafol I y II, Feliu I y II y Garduix I y II, que han pasado a ser zona verde o suelo no urbanizable tras una consulta pública. En este cambio es donde Ana Sala sitúa una de las razones de su relevo.