socialmente inquieto / OPINIÓN

Alicante (y Cádiz) únicas ciudades españolas no conquistadas por Napoleón

10/01/2022 - 

Alicante y Cádiz son las únicas dos ciudades españolas que no fueron conquistadas por el ejército de Napoleón durante la Guerra de la Independencia. De Cádiz se ha escrito y contado mucho por su defensa numantina contra el ejército francés, así como por legislar y aprobar "la Pepa", en las Cortes allí desplazadas, en cuyo Preámbulo se manifiesta que "Don Fernando Séptimo, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las Españas, y en su ausencia y cautividad la Regencia del Reino, nombrada por las Cortes generales y extraordinarias, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: Que las mismas Cortes han decretado y sancionado la siguiente Constitución Política de la Monarquía española (…) para el buen gobierno y recta administración del Estado" (19 marzo 1812).

Alicante fue la otra ciudad española no conquistada por el ejército napoleónico. Este hecho es tan cierto como desconocido. Permita que le cuente antes los avatares de la ciudad previos al enfrentamiento con el ejército francés y el resultado de esa contienda.

Viravens escribe muchos detalles de este acontecimiento en su Crónica de Alicante, manifestando – entre otras cosas – que "inflamados los pechos alicantinos por la indignación que produjo en España el inaudito proceder de Napoleón, e identificados con el heroísmo que demostraron en Madrid los valientes del 2 de mayo (de 1808), se apresuraron a organizar batallones de milicias urbanas para rechazar el yugo francés y defender a la Dinastía del Soberano de España".

Después de los hechos de Madrid, la Junta Suprema de Valencia comunicó la adhesión de la capital a Fernando VII y la determinación del pueblo a la defensa de la Monarquía española. El 26 de mayo el Gobernador de Alicante comunicó a los miembros del cabildo un bando en el que se llamaba al alistamiento general. Tenían que prepararse para la guerra con el fin de defenderse y vencer al invasor ejército napoleónico.

Imagine al alicantino acosado por las circunstancias, preocupado por las muchas incertidumbres que se presentaban ante esta situación. La guerra de la independencia influyó en la vida cotidiana, social y política de Alicante.

El 2 de junio el Ayuntamiento creó la Junta de Gobierno presidida por José de Betegón con representantes de diversos sectores de la ciudad. Lo primero que se planteó es qué medios tenían para defender Alicante. Una de sus primeras decisiones fue detener al Cónsul de Francia y encerrarlo en el castillo de Santa Bárbara. A su vez, en Alicante vivía una amplia comunidad de empresarios franceses afincados en la ciudad a los que se les detuvo, pero también se les protegió y les libraron del linchamiento social por parte de algunos ciudadanos exaltados contra todo lo que tuviera que ver con lo francés. También fueron protegidos por lo mismo– y arrestados en su domicilio para tenerlos vigilados y a buen recaudo – los afrancesados que apoyaban a Napoleón.

Era importante organizar quién iba a defender Alicante y con quienes se iba a reforzar el ejército fuera de la ciudad para frenar el avance del enemigo, para lo que se inició el reclutamiento de la tropa. El Bando de la Junta Suprema del Reino de 26 de mayo determinaba el alistamiento de todos aquellos que tuvieran entre 16 y 40 años, incluyendo – previo indulto – a los que habían cometido delitos de contrabando y deserción. También se llamaba al servicio del ejército a los miembros del clero regular y secular capaces de tomar las armas para la defensa del Reino. El Ayuntamiento de Alicante manifestó que tenían que alistarse todos los solteros de las edades mencionadas con excepción de jueces, magistrados y jefes de oficinas principales, con la obligación de mantener el orden de la ciudad y de evitar la paralización del ámbito administrativo, judicial y político. Los casados quedaron en reserva de su incorporación a las armas en caso de necesidad.

Además de la Compañía de Milicias Urbanas creada ante la alarma de la invasión francesa, en Alicante estaban acuartelados la Compañía fija de Artillería, el Regimiento de Infantería de América y la Unidad de Milicias Provinciales de Ávila. Estas dos últimas fueron destinadas a San Felipe (Xátiva) y Almansa en junio de 1808. Ante la falta de ejército y para mejorar la defensa de la ciudad reforzaron murallas y torreones sobre todo en el barrio de San Francisco, derribaron el barrio extramuros de San Antón y construyeron el castillo de San Fernando. Todo para proteger las partes que podían ser más vulnerables ante la defensa de la ciudad alicantina.

Consecuencias de la guerra contra el ejército napoleónico fue la de desempeñar Alicante la Capitalidad del Reino al caer Valencia en manos francesas el 9 enero de 1812; la libertad de uso de su importante puerto que antes de la guerra lo era ya por el tránsito de mercancías y durante esta lo fue también por el desembarco del ejército aliado en auxilio del español; además fue ciudad de acogida de refugiados, de militares y de todos aquellos que huían de la guerra al ser conquistadas todas las poblaciones de alrededor por el ejército napoleónico.

Alicante se convirtió en un cuartel general por el tránsito y acuartelamiento de diversos contingentes. En 1809 Alicante albergó las tropas bajo en mando del Conde de Pinohermoso. En 1810, las de Freyre con la División de Blake. En 1812 al ejército aliado. Así, la División Anglosiciliana desembarcó en Alicante el 9 de agosto de 1812 al mando del Teniente General Maitland. Imagine el júbilo del ciudadano asentado en Alicante y cierta tranquilidad frente a las sensaciones de peligro por el avance enemigo contra la ciudad.

A su vez, diversas unidades del ejército aliado se ubicaron en determinadas zonas de la geografía española para impedir el paso del General francés Montbrun que avanzaba desde Albacete. No lo consiguieron, se les escabulló, llegando a las puertas de la ciudad y preparándose para un asedio de Alicante con un ejército de mil quinientos soldados. Mandó un emisario pidiendo la rendición incondicional de la ciudad a lo que se negó el Gobernador Antonio de la Cruz. Posteriormente, la bombardeó con su artillería durante varias horas. "Las tropas enemigas se extendieron por el llano de los Ángeles (…) y avanzando hasta el alto de Capuchinos, desde él dispararon sus obuses" – nos cuenta Viravens -, que sigue diciendo que "la respuesta que dio la ciudad a la provocación francesa fue una descarga de artillería, que contestaron los franceses con granadas. Los soldados bonapartistas colocaron un obús en el Cerro del Estrecho de los Ángeles que bien pronto fue desmontado por los disparos del baluarte de la Ampolla, en donde se situó un destacamento al mando de Vicente Torregrosa, Capitán de Artillería".

Todo parecía indicar que los alicantinos estaban abocados a un largo sitio. Pero Montbrun se encontró con mayores protecciones de la ciudad de lo que esperaba, con un amplio ejército, sobre todo extranjero, y se retiró (16 enero 1812). Como manifiesta Rafael Zurita, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante, "el general francés Montbrun no tenía ni las suficientes tropas ni la artillería para llevar a cabo el sitio (de Alicante) y se retiró por donde había venido".

 "Alicante se convirtió en el principal núcleo de resistencia en el reino y tuvo que soportar las pesadas cargas del asentamiento y suministro de las tropas" – en palabras de María Luisa Álvarez Cañas, de la Universidad de Alicante, autora del libro "La Guerra de la Independencia en Alicante". Ya ve, la ciudad alicantina se salvó de la derrota, de la vergüenza y del desastre que siempre produce un enfrentamiento armado. Este acontecimiento también fue un estímulo para muchos al darse cuenta que el ejército invasor no era invencible, como así fue.

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