Alicante está en guerra, vaya si lo está. Con un enemigo que no vemos, que no sabíamos que existía, que casi nos cuesta pronunciar su nombre. Y que tiene una gran capacidad para asustar a buena parte de la población y aniquilar a mucha gente.
No es esta la primera vez que las calles, las plazas y el puerto de Alicante han sido testigos de la brutalidad de una guerra. Ni tampoco lo es ser víctimas, junto con sus habitantes, de la barbarie de sus protagonistas que se creen con el derecho de terminar con la vida de los demás por puro capricho.
Por citar una, permitan que me refiera a la última, la que llamamos guerra civil española. Hubo otras guerras civiles en España, pero dejen que llamemos así sólo a una que para algunos parece que no basta tanta sangre derramada.
Alicante tuvo la suerte, o la desgracia, según se mire, de estar a la retaguardia de la guerra. En sus inicios se vivía con cierta tranquilidad. Más tarde, se iniciaron los bombardeos de los puntos militares y estratégicos por la aviación italiana. Los bombardeos se iniciaron el 5 de noviembre de 1936. Estos aviones usaban Baleares, y más concretamente el aeródromo de Son Sant Joan en Mallorca, desde donde realizar sus operaciones. Sembraban el terror con sus bombas por todo el Mediterráneo republicano español.
En Alicante eran varios los objetivos estratégicos. Vean. El puerto con sus almacenes y demás instalaciones, los depósitos de CAMSA situados en la Cantera, la fábrica de gas, el cuartel de Infantería de San Fernando, las estaciones de ferrocarril, las factorías de Cros (fertilizantes), el aeródromo del Altet (base de Air France) así como el de Rabassa, las industrias de fabricación de aviones Hispana Suiza de Guadalajara y Aeronáutica Industrial S.A. instaladas en Rabassa, ... En estas últimas fábricas se montaban (y después se reparaban) los aviones de guerra rusos llamados Polikarpov I-16 “moscas” y los I-15 “chatos”. Eran descargados en el puerto de Alicante, los motores se montaban en el interior de las Cuevas de Canalobre en Busot, el entelado se instalaba en la iglesia parroquial de San Vicente (al que para quitarle el nombre del santo la llamaron Floreal del Raspeig) y el montaje se hacía en Rabassa.
En aquella época Alicante era un hervidero de espías de todas las naciones. Hay varios hechos que así corroboran su interés por Alicante. El puerto, como enclave geográfico de mucha importancia en el Mediterráneo, por donde sobre todo entraba abastecimiento y suministros para las tropas republicanas del frente. Las buenas comunicaciones con el centro peninsular y con Madrid a través del ferrocarril hacían de Alicante una importante ciudad del bando republicano. El traslado a Alicante, desde Madrid, del Embajador de Alemania Háns Voelckrers y su personal militar y diplomático. El encarcelamiento en Alicante del líder falangista Jose Antonio Primo de Rivera el 5 de junio de 1936. Además, conforme avanzaba la guerra, Alicante se convirtió en ciudad refugio cuando otras ciudades del bando republicano se iban rindiendo al ejército nacional.
Jose Antonio Primo de Rivera fue apresado en Madrid por tener armas en su domicilio. Fue juzgado el 28 de mayo de 1936 y condenado a cinco meses de arresto. Para evitar la cantidad de falangistas que lo visitaban en la Cárcel Modelo de Madrid, trasladaron a Jose Antonio, junto con su hermano Miguel, a la Cárcel Provincial de Alicante. Con su traslado, vinieron algunos familiares a la ciudad alicantina para estar cerca de él. Se hospedaron en el hotel Victoria: Carmen Primo de Rivera, hermana de Jose Antonio y de Miguel, así como Margarita Robles Fernández (Margot), esposa de Miguel.
Fueron varias las veces que se intentó rescatar a Jose Antonio Primo de Rivera de la cárcel, sin conseguirlo. Permitan que sólo cite dos de ellas y luego verán por qué. Uno hubiera sido una operación militar combinada entre un submarino italiano, unos falangistas y la conformidad del entorno de Mussolini. Aunque se suspendió la operación. La otra fue la ofensiva de un centenar de falangistas de la Vega Baja del Segura que fueron de noche a Alicante a rescatar a Jose Antonio. Por un chivatazo, los republicanos estaban esperando en Agua Amarga a estos falangistas y les acribillaron en una emboscada (cerca de ese lugar hay un monumento que lo recuerda), a los supervivientes los juzgaron y, después, los fusilaron. El escritor Arturo Pérez Reverte cuenta estas dos acciones en una sola en su novela “Falcó”, que les recomiendo que lean, y ahora tienen tiempo para hacerlo. Jose Antonio Primo de Rivera fue juzgado en Alicante por participar “activamente” en el golpe de estado de Franco (18 de julio 1936), hecho este imposible desde la cárcel. Según la Causa General de Alicante, Jose Antonio conspiró a través de miembros de Falange de la provincia y de oficiales del ejército inscritos en la Unión Militar Española, además de su hermana Carmen y de su cuñada Margot, que lo visitaban en la cárcel para recibir instrucciones de qué tenían que hacer y a quien tenían que visitar. A Jose Antonio le hicieron un juicio sumarísmo, lo condenaron a muerte y lo fusilaron en Alicante el 20 noviembre de 1936. Para unos fue víctima de un acto de guerra, para otros fue un asesinato. Entre todos, hicieron de él un mártir de la causa nacional.
Algunos ensayistas han afirmado que la aviación italiana se ensañó con Alicante primero por tener preso a Jose Antonio, después por fusilarlo. También parece que era una estrategia - que luego pusieron en práctica durante la II Guerra Mundial - para cansar al enemigo, para debilitarlo y, a veces, para matarlo, porque sus bombas estaban destinadas a atacar las instalaciones militares, las fábricas y talleres de aviones del aeródromo de Rabassa, las baterías antiaéreas y el puerto. Pero en una de sus incursiones, provocaron una matanza civil. Fue el guernica alicantino. Era el 25 de mayo de 1938, un día de mercado. A las 11:18 h muchas personas estaban comprando frutas y verduras. Fueron entre 7 a 9 aviones italianos Savoia S-79 que habían salido de Mallorca sobre las 8 h. Lanzaron 90 bombas en el centro de Alicante y, principalmente, en el mercado al aire libre de la fruta y la verdura. Llegaron desde tierra por lo que no saltaron las alarmas antiaéreas que estaban orientadas al mar. El caos fue generalizado. Gritos, pánico, sangre, mucho dolor y muerte. Este bombardeo ocasionó 311 víctimas mortales. Hubo una queja del Gobierno republicano y repercusión internacional.
Como en Guernica, se quiso saber de quién había salido la orden para efectuar esta mascare. En ese, Franco negó su intervención (lo hizo la aviación Condor alemana y la italiana) y desde ese bombardeo prohibió cualquier otro a ciudades y población civil salvo que fuera a través de una autorización expresa. La dio para bombardear el puerto de Santander (julio de 1937) y las fábricas de armas de Barcelona (diciembre de 1937). Después de este último bombardeo, el General Kindelán, Jefe de la aviación franquista, ordenó que no se hicieran bombardeos a cascos urbanos sin su orden expresa (28 de marzo de 1938). Estos tenían un efecto devastador entre sus apoyos nacionales e internacionales, diferentes de los de Alemania e Italia. Queda la duda si Hitler y Mussolini organizaban las incursiones aéreas en España a su antojo sin el control de Franco. Según el historiador Ángel Viñas que ha investigado sobre esto, no hay documentación que corrobore lo contrario. La responsabilidad de su autoría - dice dicho historiador - no tiene importancia viniera de Mussolini ó de Franco, después de estudiar información varia sin conseguir saber quién era el nombre del responsable de ese bombardeo, pero añade que los fascistas alemanes e italianos fueron durante la guerra “de la mano de Franco. A veces guiándole, a veces dejándose guiar por él. El pueblo español fue la víctima”.
Cada vez hay más información publicada sobre acontecimientos sombríos de la historia de España. Cada vez se desclasifican más datos y hay más investigadores que plasman su opinión de todo lo estudiado en conferencias, periódicos y libros. La historia hay que conocerla para no repetir sus fracasos y, en cambio, imitar sus logros y sus éxitos. Desde el área de Publicaciones de la Universidad de Alicante se está haciendo una gran labor en este sentido a través de un equipo de personas. Están publicando diversos libros sobre Alicante de lo más interesante. Entre estas personas, estaba Olivia Manzanaro, de Comunicación Digital y Gestión del Conocimiento en el servicio de Publicaciones. Esta guerra abierta contra el coronavirus, que lo ha trastocado todo, se ha llevado a Olivia para siempre y la ha enrolado - sin pedirlo - en una eterna travesía prematura allende los mares. Olivia, allá donde estés, muchas gracias por tantas cosas.