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el palmerar  / OPINIÓN

Algunas reflexiones sobre la fiesta patronal d'Elx

11/08/2023 - 

La celebración de las fiestas patronales me suscita algunas reflexiones sobre su importancia en el desarrollo de la comunidad local; a través de sus manifestaciones religiosas, artísticas y culturales, la Festa expresa el sentido más profundo de la identidad de la ciudad. 

La fiesta es siempre una manifestación abierta a los otros, un espacio de convivencia, justamente lo contrario de lo que algunos entienden por tal, fomentando la cerrazón y la división. Un discurso muy presente en la actualidad española. A algunos que se dedican a la política, habría que recordarles que la función de la política es la concordancia de intereses. La búsqueda de la identidad debiera servir más que para ahondar en las diferencias, para reconocernos en las semejanzas. Profundizar en la identidad nos lleva a encontrarnos con lo más universal; lo más propio es lo que se comparte con los otros. La Festa d’Elx es un claro ejemplo de ello. En nuestro particular modo de celebrar la fiesta de la Asunción recogemos la tradición de las representaciones medievales europeas, el legado de las comunidades cristianas primitivas del Oriente Medio y de tantas tradiciones nacidas en las orillas de nuestro mar Mediterráneo.

 La fiesta patronal es la representación más completa de la comunidad, por eso es necesario que las fiestas se celebren con toda dignidad y ello debe ser especialmente patente en el caso de la de Elche. La singularidad de la representación de la Festa hace que ésta deba ser cuidada especialmente; celebrarla dignamente nos ayuda a ejercer la representación como ciudadanos con mayor dignidad, lo que comporta el cuidado de nuestra ciudad, “la ciutat de la Festa”, el escenario de la representación de la vida ciudadana. 

No podemos olvidar que la pervivencia del Misteri tiene mucho que ver con la petición de protección de la comunidad local ante los males que le pueden acaecer, así lo ponen de manifiesto las decisiones que desde 1530 adopta el “Consell de la Vila”, al  justificar la aportación económica a la celebración de la Festa con el fin de que la Virgen, abogada de todos, mire por el bien de la presente villa y la guarde de todos los males contagiosos y de cualquiera otros. La fiesta patronal nos recuerda nuestra obligación de sentirnos vecinos de la ciudad en la que vivimos, es decir personas cercanas a los otros, preocupados de las necesidades de los demás, en definitiva eso es la dimensión especial de la  vida política, de la vida ciudadana.       

Las fiestas patronales fomentan el sentido de vecindad, de comunidad, tanto entre los habitantes originarios de la ciudad, como entre aquellos que han venido de fuera. La participación de los entes festeros y casas regionales en los actos de las fiestas patronales, han ayudado a vertebrar una ciudad que en los años sesenta y setenta, veía cómo aumentaba considerablemente el número de nuevos ilicitanos que venían de otras regiones de España. Naturalmente en aquella inmigración existían, a pesar de la rica diversidad española, una serie de símbolos compartidos y entre ellos especialmente la presencia de la figura de la Virgen María. 

En los últimos años han llegado gentes de El Ecuador, de Colombia, de Paraguay, de Marruecos, de Argelia, de Rumanía… y también las fiestas patronales han de servir para integrar a estas comunidades. Sin duda en las comunidades latinoamericanas encontramos todo un mundo simbólico común, en el que la imagen de María tiene una resonancia especial; poner de manifiesto las tradiciones comunes compartidas hace que esas comunidades se encuentren en su propia casa. Respecto a quienes han venido de la Europa del Este, no podemos olvidar que  la propia fiesta de la Asunción tiene su origen en la liturgia de Oriente. La fiesta de la Patrona puede ser la invitación a los ciudadanos de esas comunidades a sentirse más cercanos. Respecto a la comunidad musulmana, conociendo la cantidad de estereotipos que nos separan, no podemos olvidar que en la figura de María, tenemos un fecundo punto de encuentro. La Madre de Jesús ocupa un lugar relevante y luminoso en el Corán.

Ante la globalización, entendida como pensamiento único, como imposición de una manera de pensar y de vivir, es preciso defender la diversidad cultural que es enriquecedora y se halla arraigada en lo más profundo de nuestros pueblos. La globalización destruye la diversidad para implantar un modelo único. La universalidad  por el contrario, no se construye por la abstracción, sino por la suma de realidades concretas. 

Preservar nuestras fiestas patronales, significa vivirlas como un rito comunitario que a su vez nos hace ser más universales. Profundizar en nuestra fiesta patronal a la vez que nos ayuda a construir una ciudad más humana, ensancha el sentido de vecindad más allá de las fronteras políticas, lo que contribuye a fomentar la paz en un mundo tan necesitado de ella. En la celebración de nuestra fiesta patronal nos hacemos intérpretes de las tradiciones y sentimientos de muchos pueblos, algunos de ellos como es el caso de Rusia y Ucrania donde tan importante es esta fiesta y que no la pueden celebrar en paz. Aquellas palabras de Joan Fuster “Elx quan canta, canta per tots nosaltres” adquieren su sentido más universal.    .

 Manuel Rodríguez Macià es vocal del Patronat del Misteri d'Elx 

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