Alguien va a caer. Alguien puede caer. La aparición, que no por inesperada, de los trapos sucios de la financiación de PSPV y Bloc en 2007 puede generar disgustos. Sobre todo, porque la causa (o las causas, mejor dicho) están judicializadas y puede pasar cualquier cosa. De momento, ya ha pasado: todos los grupos del arco parlamentario valenciano ya han solicitado explicaciones. Todos quieren sacar tajada de la posible hemorragia que pueda generar en el futuro, conforme avance la causa judicial, en las filas socialistas y de la parte más importante del Bloc. El PP siente alivio: ya no está solo la Filesa valenciana, aunque haya que fijar matices entre los dos gürteles.
Claro está que los que peor lo van a pasar son el PSPV de Ximo Puig y el Bloc de Enric Morera. Aunque los socialistas marquen distancias, en los trapos sucios aparecidos aparecen viejos amigos del ximismo, como el actual asesor de Presidència, José Manuel Orengo, y el diputado provincial de Benidorm Agustín Navarro (lo recordamos, otra vez, el PSPV no gobierna la Diputación de Alicante por su imputación judicial).
Si Echávarri ha caído, entre otras cosas, por no malograr la imagen y la labor del Botànic en Alicante, que se puede esperar si hay imputación de Orengo o de Agustín Navarro. Cuando menos, serán llamados a declarar y es probable que lo hagan en calidad de investigados. ¿Se puede permitir ese marrón Ximo Puig en la recta final del mandato?
Tampoco pinta bien lo del Bloc, y lo de Enric Morera. Y la aparición del nombre de Lluís Miquel Campos en el estadillo de supuestos pagos de la campaña del entonces Bloc Nacionalista Valencià. Si la investigación avanza y señala algún nombre de los citados, no sólo Mónica Oltra, sino la parte del Bloc más alineada a la vicepresidenta y a la secretaria general, Agueda Micó, también exigirá responsabilidades, con lo que alguien pueda caer.
Y ante este panorama, no es descabellado que el PP pida, por tierra, mar y aire, que se adelanten las elecciones autonómicas. Quizás no porque esa hipotética consulta electoral podría suponer una aplastante popular, algo que no vaticina ninguna encuesta, pero con el subidón de Ciudadanos sí que podría suponer el fin del Botànic. El adelanto electoral está en los planes de PSPV y Compromís, pero no para ahora, en todo caso, marzo de 2019, para que el mensaje nacional no penetre, en la medidas de las posibilidades, en la escena valenciana. Y si lo hace, que lo haga, cuando menos, con el tema de Cataluña enderezado. Siguen muchas incógnitas abiertas.
Alicante ya está en la recta final para saber si cambia de rumbo, o de alcalde o alcaldesa. A Eva Montesinos le urge un voto para poder a un pleno de investidura con garantías. A tenor lo ocurrido en los últimos días, no será hasta cuándo la salida de Gabriel Echávarri sea efectiva cuando se sabrá si la aspirante socialista dispone de 15, 16, 17 o 21 votos, o Luis Barcala recupera la Alcaldía para el PP. Todo está abierto. La dimisión efectiva de Echávarri servirá para ver qué hace finalmente la ex de Podemos Nerea Belmonte, o si Ciudadanos quiere evitar que el PP ostente, ahora, el poder municipal, máxime a sabiendas de que todos los sondeos soplan a favor de la formación naranja, pudiendo ser el partido más votado en mayo de 2019. Todo está abierto, excepto una cosa: el voto de Fernando Sepulcre, el más fácil de amarrar. Veremos quién de los dos bloques se apunta el tanto. Pero clave será ver el posicionamiento de Ciudadanos, al que menos le interesa que Barcala sea alcalde. El PP, en su último arrebato por conquistar Alicante, busca durante estos días jugar con la baza del caso de la financiación del PSPV para contaminar todo lo que pueda el debate de Alicante: ahora bien, una cosa son las suposiciones; otra bien diferente, los hechos probados.
Mientras se resuelve esa batalla, se acerca todavía más la de Elche. El aspirante a secretario general, Alejandro Soler, ha hecho una exhibición de fuerzas convocando al 50% de la militancia en el acto donde formalizó su candidatura. Es curioso ver alguno de los citados en ese encuentro, y otros que dieron calor a la causa desde la redes sociales, entre ellas, Toñi Serna, dimisionaria justo ante de que el debate se pusiera al rojo vivo. Muy curioso, y apasionante todo lo de Elche, una plaza en la que el PSPV (y Ximo Puig) no parece tener plan b si se consuma la victoria de Soler. Las bases contra el establishment. La historia se repite. Veremos quién cae esta vez.