En este proyecto colabora un consorcio interdisciplinar, liderado por el Instituto Tecnológico de la Alimentación (Ainia), y en el que participarán Ava-Asaja, VisualNacert, Agrosingularity y Odyssey Robotics.
Estas frutas recuperadas se transformarán, gracias a tecnologías de procesamiento de alimentos (homogeneización a alta presión, extrusión seca y húmeda, secado convectivo, molienda, etc.) en seis ingredientes alimentarios en polvo validados para su posterior uso en la elaboración de productos alimenticios, según ha informado el instituto tecnológico en un comunicado.
Las frutas y hortalizas representan aproximadamente el 32% de los alimentos que se desperdician anualmente a nivel mundial, seguidos de la carne y los productos animales que representan el 12,4%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Además, se estima que el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del sistema agroalimentario global.
Por ello, los investigadores han destacado que "reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es fundamental para la transición hacia sistemas agroalimentarios más eficientes y sostenibles que aseguren la disponibilidad de alimentos y una nutrición saludable de la población, pero que también sean respetuosos con el medio ambiente".
El proyecto europeo Life Gleansmart contribuirá a reducir las pérdidas de alimentos de frutas, a través de una metodología probada, para planificar estratégicamente nuevos procedimientos de cosecha y recolección.
Competitividad e innovación
La finalidad es mejorar la competitividad de los agricultores y disminuir las pérdidas de alimentos para su revalorización con la introducción de esas frutas no recogidas, en una nueva cadena de valor circular. De esta forma, también se reducirán los gases de efecto invernadero derivados del desperdicio alimentario.
La incorporación de la innovación al campo puede impulsar nuevos modelos de negocio y mejorar la eficiencia de la industria agroalimentaria, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y contribuir a acelerar un cambio hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles.
Para ello es imprescindible la introducción de estrategias circulares que prioricen la prevención de la pérdida y desperdicio de alimentos, la recuperación y redistribución de alimentos, así como la revalorización de los subproductos generados en cada etapa de la cadena de valor.