BENIDORM. La provincia de Alicante no tiene las mismas condiciones climáticas que el resto del país, y como tal, los expertos apuestan por adaptar la normativa vigente, que viene de Europa y España, a las particularidades de la zona. Así quedó patente este miércoles durante el debate generado en el Foro de Arquitectura Bioclimática en edificios e infraestructuras turísticas. Un encuentro organizado por Alicante Plaza junto a la patronal hotelera Hosbec, la Cámara de Comercio de Alicante, la Generalitat Valenciana e Invattur.
"Deberíamos aprovechar 100% nuestro clima", avanzaba en su discurso el arquitecto y profesor de la Universidad de Alicante, Carlos Pérez Carramiñana. "Un edificio es más eficiente cuanto más se adapte a su clima", añadió el experto que recientemente ha publicado con la colaboración de la Diputación de Alicante una guia para impulsar una construcción más amable con el medio ambiente. De este modo, aseguraba que la normativa con la que tienen que actuar está condicionada por los parámetros que establece Europa, donde tienen un clima diferente al de la provincia. Por ello, abogó por adaptarlo al entorno alicantino con diferentes publicaciones que se conviertan en manuales aprobados por las administraciones públicas.
Pérez indicó que lo que hay que tener claro es cómo es este clima en comparación al resto. "Más de 3.000 horas de sol al año, somos únicos en Europa y parte del mundo", sentenció, añadiendo que otro de los aspectos a tener en cuenta es que la oscilación de la temperatura es "muy pequeña", situándose en los 10 grados de mínima en invierno y algo más de 30 de máxima en verano: "Eso tiene un gran ventaja", dijo.
Al mismo tiempo, pidió a los empresarios que actúen pensando en que las inversiones les duren para mínimo 15 años. El futuro de la provincia pasa por veranos más largos, pero el calor será mayor en los meses de julio y agosto. Por ello, tienen que tomar decisiones que se encaminen a que los turistas no terminen evitando ir en estas fechas y por tanto adaptar las edificaciones a las nuevas necesidades. Por eso, explicó que hay que tener edificios que sean capaces de captar energía gratuita en invierno, con ventanas bien orientadas, por ejemplo, porque afirmó que "no hay energía más barata que aquella que no se necesita" por lo que el objetivo no es tener mayor número de placas solares, sino no tener tantas luminarias. Entre otros asuntos, destacó la construcción buscando la ventilación natural y tener el mayor número de luz posible.
En varias ocasiones se puso de ejemplo a Benidorm por su gestión eficiente del agua o a nivel energético debido a su edificación en altura. En este sentido, el arquitecto municipal, Rafael Landete, aseguró que la ciudad es un sitio excepcional para la arquitectura bioclimática.
"Lleva siendo sostenible desde antes de que se hablara de sostenibilidad", apuntó, remarcando que además la planta hotelera está en contínua renovación. Una tesis que apoyó el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor, quien recordó que hace más de 30 años comenzaron con la instalación de placas solares en sus establecimientos, y ya se hacía acogiéndose a ayudas públicas. "A veces hay iniciativas públicas que hacen de palanca para inversiones", afirmó refiriéndose también al llamado Premio Hotelero de Benidorm. Este permite que los empresarios puedan aumentar su edificabilidad a cambio de compensar con la cesión de metros de rertanqueo o importe económico.
"Cada reto tiene una magnitud y el cambio climático es tan grande que hay que ponerlo como primero", comentó a su vez el presidente de la Comisión de Infraestructura, Urbanismo y Construcción de la Cámara de Comercio de Alicante, Josep Llorca. El empresario, CEO de Josep Llorca Construcciones, alentaba a la administración a ayudar, aunque no sea de manera económica, pero sí con herramientas o actuaciones que no entorpezcan de más su actividad. Ejemplo de ello volvió a mencionar el Premio Hotelero de Benidorm como "la no intervención" para ayudar.
Landete por su parte aseguró que se puede aplicar el modelo a otras ciudades si hay voluntad política. Otro de los aspectos locales atañen a la edificabilidad, siendo en la capital turística a través de metros útiles y no de techo. Un cambio que entre otras cosas, sirve para que no se eliminen opciones como que los promotores prefieran muros menos amplios para evitar comerse suelo y por ejemplo, tener tres pisos menos que vender. Afecta por tanto a cuestiones energéticas por herramientas y materiales que se dejan de utilizar. También penalizaría por tanto, tener terrazas, una estancia fundamental para zonas costeras con sol casi a diario.
Sobre la singularidad de Benidorm, con edificios altos donde muchas viviendas están bajo una cubierta pequeña, explicaron que la idea pasaría por placas fotovoltaicas y aerotermia. Con todo, señalaron que cada vez será más frecuente la creación de comunidades energéticas, donde varios edificios den energía a los bloques.
Landete puso sobre la mesa el problema que está sufriendo el sector con los costes disparados: "El precio de las obras han subido un 30 o 40% en los últimos dos o tres años". El material está en valores históricos, sobre todo, después del inicio de la invasión rusa a Ucrania. A esto se le añade el uso de la tecnología cada vez más novedosa, y a la vez, más costosa. El caso más cercano vivido por Landete está en el propio Ayuntamiento de Benidorm, donde se han vivido cierres de mesas de contratación desiertos por falta de ofertas de empresas o mercantiles que abandonan los trabajos sin terminar porque no pueden hacer frente al incremento de precios. "Se le pide a la gente un esfuerzo que dificilmente se puede llevar a cabo", comentó.
Una vez establecido el turno de preguntas, Landete explicó que el Ayuntamiento de Benidorm tiene una media de respuesta a la solicitud de licencias de obra de cuatro meses, "creo que es un plazo razonable". Para aligerar los procesos, explicó que algunos de estos trámites se están avanzando a través de declaraciones responsables.