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los municipios con más desempleo y menos riqueza votan menos en las elecciones autonómicas

Acudir o no a las urnas: cómo la renta, el paro y la población influyen en la participación electoral

28/05/2023 - 

VALÈNCIA. La ciudadanía valenciana decide este domingo el futuro político de la Generalitat tras una larga sucesión de anuncios, promesas y debates concentrados en dos semanas. No obstante, la elección de los representantes autonómicos no causa la misma expectación en todos los puntos de la geografía valenciana, y factores como la renta, el paro o incluso la población podrían ayudar a entender en parte por qué existen municipios donde, de forma reiterada y más allá de lo que suceda en esta jornada de votaciones, se registran porcentajes de participación muy bajos en relación al resto de localidades.

En este sentido, uno de los elementos que podría contribuir a reducir la participación es la tasa de paro, ya que las personas que se encuentran demasiado tiempo en esta situación pueden llegar a mostrar mayor desinterés por la política y, por tanto, pueden decidir abstenerse con más facilidad. “Es un factor directo con el hecho de no ir a votar. Uno de los aspectos que condiciona tu vida es tener o no un empleo y un sueldo dignos. Si no los tienes y las personas encargadas de gestionar esas macrocifras no resuelven tu problema, se genera esa desafección”, asegura la consultora política en la agencia de comunicación LaBase, Nerea Sanabria.

De este modo, y si se analizan los resultados de las elecciones autonómicas en suelo valenciano desde finales del siglo pasado, se observa que aquellos municipios de más de 10.000 habitantes con una tasa de paro muy elevada presentan porcentajes de participación inferiores respecto a las localidades con más empleabilidad. Así, y mientras que en las poblaciones con una tasa de paro inferior al 10% la abstención no supera de media el 20%, allí donde el desempleo está por encima del 25% más de un 30% del censo electoral no acude a votar. “Con el paso de las elecciones se observa que el grupo de los desempleados efectivamente se abstiene más”, confirma la profesora de Ciencias Políticas en la Universidad CEU Cardenal Herrera, Blanca Nicasio.

No obstante, Nicasio asegura que, tal y como señaló un estudio elaborado por la Universidad Autónoma de Barcelona, en una primera fase “lo desempleados se activan mucho” a la hora de acudir a las urnas, mientras que al alargarse en el tiempo su situación de paro tiempo “es cuando se acaba por reducir su interés en la política” no solo a la hora de votar “sino también para participar en una manifestación o en una campaña de recogida de firmas”. Por ello, insiste en que este grupo de ciudadanos “tiene una percepción de que su capacidad de influir en las cuestiones políticas es inexistente o prácticamente nula”.

En el caso valenciano, las grandes localidades que presentan reiteradamente porcentajes de abstención más elevados en las votaciones autonómicas se encuentran en la provincia de Alicante, como sucede con Torrevieja o Elda. En ambos casos, las tasas de desempleo son muy altas. Según el último Censo de Población y Viviendas elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la primera población la tasa de desempleo superaba el 30% en 2021, a la vez que en Elda se encontraba por encima del 26%. A su vez, sus participaciones electorales se encuentran, de media, por debajo del 59% del censo en Torrevieja y en el 67% en Elda. Mientras, en localidades como Godella, donde la tasa de paro era del 10,7%, la participación en las autonómicas se sitúa de media más allá del 76% y, en la convocatoria de 2019, fue de las más altas en las poblaciones de más de 10.000 habitantes al ubicarse por encima del 80%. 

Foto: EUROPA PRESS

Por su parte, en las poblaciones que tienen un desempleo medio, de entre el 10% y el 25%, no se observan diferencias demasiado reseñables, aunque sí se tiende a votar más conforme descienden los problemas de empleo. En cualquier caso, y como señala Sanabria, el colectivo de personas sin trabajo desconfía por lo general de todos los partidos y su abstención afectaría así, en mayor o menor medida, a todos ellos. “Realmente no confían en el sistema, y por lo tanto en ninguna de las opciones políticas. No porque no confíen en sus propuestas, sino porque no ven reflejado en sus vidas que el sistema funcione y no quieren participar de él”, sostiene.

Asimismo, y en estrecha relación con las cifras de paro, la riqueza de los municipios también podría hacer oscilar en algunos casos las cifras de participación y abstención electoral. Es una situación que se aprecia por ejemplo si se analizan las cifras de votación de las últimas elecciones autonómicas, celebradas en 2019 y al mismo tiempo que las generales. Entonces, de nuevo Torrevieja, cuya renta por hogar estaba ese año en poco más de 20.000 euros netos anuales de media según el INE, registró una de las abstenciones más altas de las poblaciones de la Comunitat Valenciana, una situación que también se reproduce, con más o menos incidencia, en poblaciones como Pilar de la Horadada, Oropesa del Mar o Benidorm.

Mientras, en municipios de más de 10.000 habitantes con rentas muy elevadas, como l’Eliana (44.109 euros netos anuales por hogar en 2019), Benicàssim (40.376 euros) u otra vez Godella (47.826 euros), la participación fue de las más altas en esa convocatoria. Una ocasión más, las mayores diferencias se dan en los casos extremos, mientras que en las poblaciones con renta media es más difícil observar que una pequeña variación en la riqueza por hogar afecte de forma muy evidente a la abstención. “Sabemos también que las personas que suelen ir más a votar tienen más recursos, las zonas más acomodadas”, asevera Nicasio.

Este escenario, según explica la profesora de Ciencias Políticas del CEU, puede generar en ocasiones un “efecto perverso” porque los partidos políticos, en campaña “tienen a centrarse en aquellos colectivos donde pueden conseguir un mayor número de votos”, y las personas con estos problemas, no aparecen en sus mensajes. “Al final son los últimos días antes de ir a las urnas, y más allá de la propuesta genérica de mejorar la calidad de vida de la gente, no se centran especialmente en estos colectivos”, subraya.

Por otro lado, un tercer factor que podría influir en la participación sería el número de vecinos que posee un municipio. Si se tienen en cuenta todas las localidades de la Comunitat Valenciana, las que poseen menos de 5.000 habitantes tienen de media un porcentaje de abstención inferior al 15% en las elecciones autonómicas, y en el caso de las poblaciones de entre 5.000 y 10.000 residentes apenas supera el 20%. El retroceso de la participación es así progresivo hasta que se alcanzan los 50.000 habitantes, cuando la abstención se estanca en torno al 35% de media desde finales del pasado siglo sin importar ya tanto la cantidad de personas que viven en una población.

Es más fácil pensar que tu voto va a ser irrelevante en una gran ciudad, donde se necesitan muchos votos para lograr un representante. La relevancia que una persona le da a su voto puede ser también un elemento que active”, comenta Nicasio. Además, también las personas de más edad tienden a acudir más a las urnas, y en las poblaciones pequeñas, en general, “las personas que viven allí tienen una edad más alta”. De este modo, las localidades que presentan unas participaciones más elevadas de media en las autonómicas tienen todas menos de 5.000 vecinos, a la vez que entre las diez con mayor abstención sí que figuran algunas grandes ciudades, como Alicante, Benidorm o Torrevieja.

Por último, y respecto a qué bloque de partidos podría perjudicar más una alta abstención en las votaciones de este domingo, Sanabria apunta a que ese escenario impactaría más sobre las formaciones de izquierda. “Creo que sus votantes se movilizarán para evitar un posible cambio, pero ahora mismo veo a los votantes de derechas muy movilizados, como ha sido históricamente”, concluye.

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