VALÈNCIA. El exministro y ex secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos parece haber concluido su particular travesía en el desierto. En julio de 2021, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sacaba al dirigente valenciano de su Ejecutivo de forma inesperada en una remodelación que supuso un auténtico golpe de mano en el ámbito interno de la formación socialista. En la misma maniobra, Ábalos dejó también su cargo orgánico apenas 24 horas después, protagonizando una de las caídas políticas -sin una causa aparentemente clara o concreta- más sonoras y repentinas de los últimos tiempos.
La semana que viene se cumplirán exactamente dos años de aquel convulso sábado en las filas del puño y la rosa. En aquel momento, algunos afines al presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, recibían la desgracia ajena con cierto suspiro de alivio. Ábalos era un competidor experimentado que, en ese momento, controlaba una porción importante de la federación valenciana y tenía una fuerte capacidad de influencia desde su despacho de Ferraz.
Las vueltas que da la política. Ahora, tras la derrota electoral de las elecciones autonómicas, Puig trata de apuntalar una posición de cierta continuidad mientras sus tropas se debaten entre la resistencia incondicional junto a su líder y la reflexión sobre otros futuros caminos, ya sean profesionales o dentro del propio partido. Y este es el momento en el que Ábalos, que concurre como número dos en la lista por Valencia al Congreso de los Diputados -un puesto para el que le propuso el propio Puig-, ha comenzado a moverse ante la inminente campaña electoral pero, también de cara a los posibles congresos orgánicos que puedan producirse en los próximos meses.
Si bien es cierto que el exministro ha seguido en este tiempo conservando el contacto y manteniendo encuentros con dirigentes y militantes de su órbita, es ahora cuando estas citas tienen un carácter más público y donde se aprecian movimientos de carácter más estratégico por parte del histórico dirigente. Días atrás, encabezó una cena en el distrito de Benimaclet, controlado por sus afines, en la que estuvieron presentes militantes de otras agrupaciones de la capital como Benimàmet o Abastos, y de otras localidades como Torrent, Sagunt, Burjassot (el alcalde, Rafa García), de comarcas como la Ribera Baja, la exdelegada del Gobierno Gloria Calero, la exdiputada nacional Pepa Andrés, el exconcejal de València Aarón Cano o también algún referente sindical como el secretario general de UGT-PV, Ismael Sáez.
Pero no sólo eso. También el alcalde de Almussafes, Toni González, tal y como ya informó este diario, viene realizando con el beneplácito del exministro una tarea de aglutinamiento de sus huestes en la provincia de Valencia. A ello hay que unirle que el propio Ábalos, según ha podido saber este diario, ha retomado algún contacto con referentes próximos al 'ximismo' para poner de manifiesto su vuelta al ruedo en la federación valenciana.
¿Significa esto que el ex secretario de Organización del PSOE pretende 'jugar' en primera persona al liderazgo del PSPV? No parece esa la intención inicial. Distintas fuentes consultadas por este diario sitúan los movimientos de Ábalos en el escenario de incertidumbre que se dibuja ante las elecciones del 23J. Si los resultados de los comicios son malos para el PSOE y Pedro Sánchez pierde con claridad la posibilidad de gobernar, todo apunta a que se abrirá un intenso proceso de sucesión en las filas socialistas. Es ahí donde Ábalos, que aún dispone de cierto predicamento territorial, puede demostrar sus dotes de estratega y recuperar cierta posición en el ámbito federal del partido, algo para lo que resulta útil tener movilizadas tropas en la Comunitat Valenciana.
Obviamente, estas maniobras también cumplen con el otro objetivo, el que atañe al futuro del PSPV. Hasta el momento, dos son los dirigentes que se han mostrado más visibles y activos de cara a la posible sucesión de Ximo Puig: el secretario provincial de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, y su homólogo de Alicante, Alejandro Soler. En este sentido, las distintas fuentes consultadas próximas al exministro, apuntan a que su relación con el segundo de ellos siempre ha sido más fluida, pero no descartan la posibilidad de un gran acuerdo en el PSPV para el cambio de etapa.
Y en ese proceso, también habrá que ver en qué sentido se articula el hasta ahora denominado 'ximismo', que se sitúa igualmente a la espera del resultado en el 23J. Aunque precisamente el objetivo común de las citadas familias políticas es renovar el liderazgo en el PSPV a corto o medio plazo, también se espera que los fieles al todavía presidente puedan articularse en torno a él o alrededor de un nuevo aspirante, lo que reforzaría su posición negociadora en un proceso congresual. Y, en este punto, tampoco conviene olvidar el papel de 'enemigos íntimos' que vienen jugando las familias 'ximistas' y 'abalistas' en los últimos años.