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vals para hormigas / OPINIÓN

À Punt: ni pasado ni utopía

13/09/2017 - 

Ayer se presentó la imagen corporativa de À Punt, la nueva radiotelevisión autonómica, que dará sus primeros pasos en las ondas y en la red. En cuanto arranquen las emisiones del canal, allá por el primer trimestre de 2018, ya podremos volver a dejar de verla. Que es lo que hacíamos la mayoría de quienes la defendimos con ímpetu aquella noche en que la pantalla fundió a negro tras alcanzar el máximo histórico de audiencia. Las paradojas son una constante en la historia de nuestro ente público, que tanto luchó por ocultar lo importante. También en la noche de marras se pudo ver a según qué empleados de la casa luchando por la pervivencia y necesidad del periodismo, en un gag tan siniestro que parecía escrito por Billy Wilder. Humor congelado en hiel. 

Según se desprende del acto celebrado ayer en Valencia, la intención es dejar muy atrás Canal 9. Algo que costará tanto como que algunos tipos que conozco yo, jóvenes y con dos carreras, dejen de contar en pesetas. Un logo limpio con tipografía Gotham, una tilde oberta tan oportuna como reivindicativa y un halo de sobriedad raro de encontrar en la reserva barroca de Occidente suponen una buena carta de presentación para borrar los excesos de épocas pasadas. La dirección a cargo de Empar Marco y las llaves del Consell en manos de una confluencia de izquierdas han sobrecargado las expectativas entre algunos sectores de la sociedad. Hay quien piensa que podríamos estar ante una BBC de formato de bolsillo, la RTVE de la época de Zapatero o la TV3 de antes de que nos prohibieran verla en la Comunidad Valenciana. Me encantaría creerlo. Pero no.

Más allá de las sospechas que ha levantado la leva de empleados, con demasiadas repeticiones de alineaciones pasadas, queda la sensación de que se quiere vender una televisión que no es la que desea ver el espectador. Una televisión moderna, atenta, sagaz, activa en redes sociales, capaz de captar justo a quien no la va a ver, los miembros de las generaciones X y Milenial que ya están enganchados a las emisiones en streaming de plataformas multinacionales con músculo financiero. Tampoco tendrán mucha más suerte con los jóvenes, que no abandonarán YouTube para alimentar la parrilla de À Punt. Con lo cual, la nueva RTVV tendrá que aferrarse al público de la extinta Canal 9. Es decir, noticias de corto alcance, fiestas y tradiciones, retransmisiones deportivas, L'Alqueria Blanca, l'Oratge y Babalà. Aunque sea con nuevos envoltorios.

Eso no quiere decir que À Punt sea un capricho. Creo que hay cadenas que deben dedicarse a diferentes minorías, creo que los entes públicos no tienen por qué ser rentables (tan poco una oda a la malversación de fondos), creo que hay lagunas en la cartelera televisiva que merecen cubrirse. El botón del 9 de mi mando a distancia sigue flamante, pero en el noveno canal de mi televisor nunca he dejado de sintonizar la señal de RTVV. Lo importante aquí es que sean conscientes de lo que son y lo que tienen que hacer. Si consiguen un material digno, si se alejan de los despachos oficiales, si se olvidan de los índices de audiencia y si dan voz a valencianos tan diferentes como los de Morella, Ayora o Pilar de la Horadada, habrán conseguido su propósito. Cualquier otra cosa será un retorno al pasado o una utopía.

@Faroimpostor

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