MADRID. Esta semana vamos a analizar la participación del empleo, tanto en la economía real, como en porcentaje del PIB en EE UU. Tal y como muestra nuestro 'gráfico de la semana', la participación del trabajo no tenía una tendencia definida en los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX. Esto significa que la productividad y la remuneración real del trabajo por hora trabajada -remuneración nominal menos los mismos precios de producción utilizados para construir la productividad- creció al mismo ritmo medio.
Sin embargo, en los últimos dos ciclos económicos, las previsiones han cambiado. La participación del trabajo ha caído, como es evidente en el gráfico, y la participación de capital ha aumentado, ya que la remuneración real no ha seguido el ritmo de la productividad. Esto explica en parte por qué, a pesar de un entorno económico débil, en comparación con otros momentos, el sector corporativo logró mantener su rentabilidad.
El curso que tomará la curva en los próximos años es una cuestión importante, no solo desde una perspectiva económica, sino también social. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la creciente desigualdad en la distribución de los ingresos (provocada por una menor participación del trabajo) lleva asociada habitualmente el aumento de las tendencias populistas.
En primer lugar, si la participación del trabajo se mantiene baja se explica, en parte, en por qué disminuyó. Algunos expertos sostienen que este nivel de participación del trabajo es el resultado de los cambios tecnológicos, inherentes a la globalización, que han provocado que el capital sea más fácil de sustituir por el trabajo.
Además, otros motivos son los cambios en la estructura económica, la disminución del grado de organización de los trabajadores y la creciente concentración de la oferta, que ha aumentado el poder de las empresas sobre los mercados laborales, lo que les permite restringir mejor las remuneraciones sin sacrificar totalmente su capacidad de atraer y retener talento. Si estos cambios son, finalmente, fundamentales y perduran en el tiempo, la menor participación laboral puede convertirse en una tendencia.
Aumentos salariales
Alternativamente, el empleo puede comenzar a recuperarse si algunas de estas fuerzas se disipan, si se intensifica una reacción política y social o si el mercado laboral se mantiene ajustado. Los recientes aumentos salariales señalan cómo podría darse una situación así. Mientras que los salarios solo crecieron alrededor del 2,5% en 2016 y 2017, desde principios de 2018 el crecimiento sí se ha acelerado, hasta el 3,2% más reciente.
Si esta tendencia continúa, y finalmente supera las ganancias de productividad, el resultado sería una disminución de los márgenes corporativos y un repunte en la participación laboral. En nuestra opinión, es probable que la respuesta se encuentre en algún punto intermedio, con la participación del trabajo recuperando alguna de sus pérdidas, aunque no todas. Pese a todo, seguiremos estando muy atentos de este resultado.
Joshua N. Feinman es economista jefe de DWS en Estados Unidos