MADRID. Hay imágenes que hablan por si solas: y la de Isabel Bonig pasando por delante del alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, en Fitur, sin mediar saludo, lo ejemplifica todo. En estos momentos, el PPCV y Génova mantienen episodios de tensión por la candidatura de Emilio Bascuñana a la Alcaldía de Orihuela, hasta el punto de que la dirección nacional del PP ya ha dejado claro que debe repetir y el PPCV es partidario de apostar por otro candidato o candidata. Pese a ello, tampoco el PP local ha lanzado, desde su comité electoral, ningún candidato alternativo.
Además de la posibilidad de que a Bascuñana le salpique una posible denuncia por supuestas anomalías en su etapa como asesor de la Conselleria de Sanidad, entre 2008 y 2014, el PP regional alega que pueden surgir más irregularidades que afectarían a la gestión de Bascuñana. Se trataría de unas supuestas anomalías en las cuentas del grupo municipal del PP local. Estos son los argumentos que pone sobre la mesa Isabel Bonig para intentar convencer a Madrid de que sería recomendable que Bascuñana no fuera el cartel de PP. Sin embargo, Génova insiste en que en ambos temas no habrían irregularidades penales y, por tanto, no hay caso, de ahí que se siga apostando por defender al actual alcalde de Orihuela.
Sea como fuere, en una posición más intermedia se posicionado la dirección provincial de Alicante. José Císcar busca una solución en la que los dos sectores del partido se encuentren cómodos, a sabiendas de que en estos momentos, las posiciones de Madrid y Valencia son irreconciliables. Es decir, se tiene asumido que Madrid quiere a Bascuñana y ahora habría que buscar un acuerdo satisfactorio entre todas las partes para la confección de la lista municipal o buscar acomodo en otras instituciones. La cuestión es con riesgo o sin riesgo, el PP debe adoptar una decisión cuanto antes sobre Emilio Bascuñana.