VALÈNCIA. Caminar por medio de la ciudad en busca de un cajero y no encontrar uno de tu entidad bancaria es una situación que se repite en el día a día. Es más, en muchas ocasiones el usuario acaba resignándose a sacar dinero en efectivo de otras sucursales que no son de su entidad en las que debe de pagar comisiones, que además cada vez incrementan más su importe.
Esta situación es la que intenta resolver Wohcash, una startup valenciana que quiere convertir cualquier establecimiento en un cajero. La idea surgió de Ángel Sánchez y Antonio Rivilla, dos emprendedores que decidieron poner en marcha el proyecto al ver cómo las sucursales bancarias iban cerrando. En la aventura les acompaña Fernando Ibáñez, director de Ética Patrimonios, empresa de asesoramiento financiero que también es accionista de la empresa.
"Cerrar una sucursal supone cerrar un cajero, lo que reduce aún más las posibilidades de sacar dinero", señala Antonio Rivilla. A esta situación se suma que muchos locales comerciales o cadenas pagan porque les recojan el dinero en efectivo o se exponen a un mayor riesgo por tener tanto dinero en la caja.
Rivilla y Sánchez consiguieron encajar estas dos necesidades y crearon una aplicación en la que tanto comercio como usuario pudieran registrarse fácilmente. "La intención era que fuera muy fácil poder dar ese servicio y no tener que hacer un trámite burocrático con la banca o llegar a acuerdos con multinacionales como se da ahora con otros servicios como Twyp Cash", apunta Rivilla.
El proceso es sencillo. El comercio tan solo debe darse de alta en la aplicación. Tras hacer una serie de comprobaciones recibirá una tablet para prestar el servicio -aunque también puede prestarlo desde su móvil-. Por otro lado se encuentra el usuario, que solo debe descargarse la aplicación, vincular su cuenta y ver en el mapa qué establecimientos permiten sacar dinero.
Una vez en el establecimiento el usuario pone en la aplicación cuánto dinero quiere sacar, se genera un código QR que debe mostrarlo para que lo escanee y el comercio lo valida, entregándole el dinero al usuario y recibiéndolo en su cuenta a final del día. El usuario paga 0,50 euros de comisión hasta 50 euros con un máximo de 1 euro en el caso de llegar a 100 y no es necesario consumir en el local.
"Se trata de que el usuario no tenga que pagar comisiones de 1,90 por sacar 50 euros", apunta Rivilla. En estos momentos prestan el servicio en dos Panarias - en el centro comercial Aqua y en Mislata- además de en un Black Turtle de Paseo de la Alameda en València aunque en un plazo de dos meses esperan estar instalados en 100 locales de València capital.
"La tendencia es que cada vez haya menos cajeros porque al final lo que se está impulsando desde Europa y desde la banca es la desaparición del dinero físico. Sin embargo hay muchas personas que quieren pagar en efectivo", asegura Ibáñez.
De hecho, su intención no es solo llegar a negocios como cafeterías o tiendas, también se plantean ofrecer el servicio en otros sectores como los taxis. "Que tú puedas pedirle a un taxista que te dé 30 euros mientras que él reduce su dinero en efectivo y por lo tanto aumenta su seguridad", señala Rivilla.
Otra ventaja para el comercio es que tiene control absoluto sobre qué quiere hacer ya que puede desactivar el servicio y desaparecer del mapa de locales si se queda sin efectivo e incluso puede establecer una cantidad máxima a sacar que figura en el mapa de la aplicación.
Ibáñez también apunta a otras utilidades como enviar el código QR a otra persona y que pueda sacar el dinero. "Puedes enviarle a tu hijo 20 euros para que lo saque en cualquier establecimiento o enviarle el código QR a alguien que te ha prestado un servicio pero no tenías dinero físico en ese momento para hacer el pago", señala.
Al final del día, la aplicación envía a la gerencia un historial con todos los movimientos realizados y por la noche se ejecuta el programa, realizando la transferencia. De hecho, valoran la posibilidad de que el comercio obtenga una rentabilidad por el dinero que está prestando, justo al contrario que ocurre con las TPV.
"Se trata de una empresa con un impacto local positivo", asegura Ibañez. Permite sacar el dinero de las redes bancarias y devolvérselo a las personas.