El nuevo envite del Gobierno de Erdogan ha puesto en guardia a los mercados financieros por sus daños colaterales que pueda provocar, según advierte el analista de XTB
MADRID. El referéndum de Turquía se saldó con una victoria de Erdongan muy justa con un 48,6% en contra. Lo cierto es que los ciudadanos no contaron con la información imparcial sobre los aspectos claves de la reforma, dado que el estado de excepción que se instauró tras el fallido intento de golpe de estado en julio de 2016, sigue vigente y limita las libertades fundamentales de un proceso democrático.
Además de ello, la oposición se quejó de las irregularidades cometidas durante la votación -como la aceptación de papeletas sin sello oficial a mitad del escrutinio-, por lo que la oposición planteará quejas ante el Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El referéndum buscaba la modificación del sistema parlamentario hacia un sistema presidencialista donde el jefe del Estado será también jefe de Gobierno y acumulará, así, atribuciones legislativas y con gran influencia en el sistema judicial. Pero el procedimiento actual se mantendría hasta las elecciones previstas para noviembre de 2019, donde Erdogan podría volver a ganar y extender su mandato de nuevo otros cinco años.
Las reformas constitucionales que se pretenden hacer serían las siguientes: suprimir el cargo de primer ministro, la trasformación del sistema actualmente comentado, la ampliación del número de diputados, la capacidad presidencial de legislar a golpe de decreto ejecutivo en cuestiones no reguladas por ley o de elaborar presupuestos y también la reducción del número de miembros del Consejo Supremo de Jueces sobre cuya designación el presidente tendrá una enorme influencia.
Este tipo de medidas la oposición las tilda de “superpresidencia”, a lo que hay que sumar la postura que toma la Unión Europea, que pide un consejo nacional más amplio para la puesta en marcha de estos cambios. Las transformaciones son muy relevantes y se tendrá que volver a evaluar las diferentes posibilidades de que Turquía pueda ser un país candidato a la adhesión.
Un escollo importante de salvar es que Erdogan plantea dos referéndums, que se centrarían en la pena de muerte y las relaciones con la Unión Europea(UE). En el caso de aprobarse la pena de muerte, la UE dejaría de lado cualquier posible acuerdo de adhesión de Turquía.
Todo este tipo de incertidumbres despiertan una seria volatilidad y aumenta la inestabilidad geopolítica dentro del delicado marco global y, particularmente, en Europa. Pero todavía veremos diferentes movimientos dentro de los mercados relacionados con Turquía, en particular con su moneda y los cruces de la misma.
Jorge López es analista de XTB