La brecha entre el ratio cobre/oro y las rentabilidades reales aconseja prudencia como advierten desde la firma participada por Deutsche Bank
MADRID. En general, 2021 está siendo un buen año para los mercados financieros, al menos de momento. El sentimiento sigue siendo optimista y muchos índices bursátiles han marcado nuevos máximos. El precio del petróleo también ha aumentado considerablemente desde abril de 2020, cuando el oro negro cotizó a precios negativos.
Un indicador que refleja cómo ven los mercados las perspectivas económicas en un momento dado es la relación entre el precio del cobre y el precio del oro. El cobre es un metal industrial cuya demanda está estrechamente relacionada con la actividad económica. El oro, por su parte, suele ejercer de activo refugio para los inversores, sobre todo en momentos de incertidumbre.
Como muestra nuestro Gráfico de la Semana, el ratio cobre/oro presenta también una fuerte correlación a largo plazo con las rentabilidades reales. La teoría económica dicta que estos últimos tienden a reflejar las expectativas reales de crecimiento del mercado de bonos, lo que hace aún más interesante la inusual divergencia que se observa actualmente.
Aunque las materias primas, al igual que muchas otras clases de activo, apuntan hacia una recuperación continuada, las rentabilidades reales a ambos lados del Atlántico se mantienen en niveles mínimos. Podríamos pensar que esto se debe, sobre todo, a las políticas de los bancos centrales, ya que se produjo una divergencia similar entre 2012 y 2013, cuando la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) también respaldó la economía mediante compras de bonos.
En 2013, la brecha entre los mercados de materias primas y la rentabilidad de los bonos gubernamentales se cerró de repente cuando la Fed anunció que retiraría gradualmente su programa de compra de bonos. De hecho, el programa de expansión cuantitativa se prolongó hasta finales de 2014, pero el anuncio bastó para provocar fuertes turbulencias en los mercados.
Teniendo esto en cuenta, es probable que convenga seguir de cerca la evolución del mercado de bonos, sobre todo en la fase actual, caracterizada por el optimismo económico. Si el aumento de las rentabilidades volviese a convertir los bonos soberanos en una alternativa de inversión atractiva, las cosas podrían ponerse difíciles para algunos de los activos de mayor riesgo.
Equipo de Análisis de DWS