ENTREVISTA

Silvia Herreros de Tejada: “En el siglo XXI nos creemos muy feministas y a lo mejor no lo somos tanto”

2/05/2017 - 

VALÈNCIA. Sir James Matthew Barrie es uno de los autores que mayor afición a la lectura ha generado desde que escribiera el inmortal personaje de Peter Pan. También es uno de los casos más paradigmáticos de autoría soterrada bajo la creación de una sola obra, uno de los primeros literatos bajo el foco de las crónicas de sociedad y con la pesada losa de la fama agotando una carrera que explotó cuando apenas rondaba los 40. Silvia Hereros de Tejada, una de las mayores investigadoras en torno a su vida y textos, acaba de publicar su primera novela, precisamente, en torno a los 40. Una novela que, en dos de sus personajes, que combina una pareja en el pasado -el propio Barrie y Cynthia- y otra en el presente -David y Moira- enfrentándose a esa figura psicológica establecida y recurrente desde los 80: el Síndrome de Peter Pan.

La mano izquierda de Peter Pan (Espasa, 2017) es una bio-ficción que gira ante la imposibilidad de que la sociedad acepte a la mujer con el Síndrome de Peter Pan. Una mujer que, por motivos profesionales, por motivos personales, se enfrente a los 30, los 40 o cualquier otra edad, negando su envejecimiento, tratando de estar tan activa y en la misma posición ante el mundo que cuando era joven. El hombre, tanto en la literatura como en cualquier otra disciplina narrativa, no solo ha poseído esta posibilidad, sino que ha encontrado la justificación para aceptar el abandono de la familia, la huida hacia delante, ese anhelado y hasta estético volver a empezar. No obstante, avanzado el siglo XXI, con el relato feminista más presente que nunca en las artes y en los medios, ¿por qué seguimos sintiendo rechazo a que la mujer tenga esa derecho?.

Herreros de Tejada recibió una beca para su estancia e investigación en UCLA y en Yale, universidad en la que trabajó en torno al archivo personal de J. M. Barrie. Allí descubrió a Lady Cynthia Asquith, una secretaria y personaje poco o nada estudiado, pero fundamental para comprender la vida del autor después del éxito mundial de Peter Pan. Pese a que ésta es la primer incursión de la española en la ficción literaria (licenciada en Filología Inglesa, máster en Literatura Comparada y doctora en Estudios Fílmicos), su influencia en la biografía hasta ahora conocida en torno a Barrie podría trascender un trabajo que, independientemente, aborda con una prosa muy actual ámbitos como la competitividad en el ámbito académico, el éxito y su influencia en el desarrollo profesional o las relaciones de pareja en torno a las letras.

-La novela gira en torno a la posibilidad a la mujer con el Síndrome de Peter Pan y la reacción negativa de la sociedad. A partir de la creación de los personajes de Cynthia y de Moira, a partir de tu propia percepción, ¿hemos avanzado mucho entre el inicio del siglo XX y el XXI?
-"Yo creo que estamos en algún punto intermedio sin haber alcanzado ese lugar. Para nada. El Síndrome de Peter Pan ahora se llama adultescencia, pero cuando se acuñó en los 80 se llamaba así y tenía anidado el de Wendy para las mujeres. El que mola es el de Peter Pan. El de Wendy es el que habla de las mujeres que tratan a sus parejas como si fueran sus madres. En ningún momento a lo largo del siglo se le concede a la mujer la oportunidad de la eterna juventud. La crisis de los 40 se ha reflejado en innumerables ocasiones en el cine. Por ejemplo, Kevin Spacey en American Beauty (Sam Mendes, 1999). Sin embargo, cuando en la vida real vemos a una mujer que puede tener ese Síndrome de Peter Pan, todavía sentimos rechazo. La sociedad lo siente. La sociedad no está acostumbrada y estamos empezando ahora, desde hace 10 años, a hablar claramente de este tema".

-Es una novela con una fuerte carga feminista. ¿Lo buscabas?
-"Me ha salido una novela muy feminista sin yo quererlo. En ningún momento pensé en hacer una reivindicación sobre el papel de la mujer. Sé que está en la novela y es como si hubiera descubierto que soy feminista a los 40 años [ríe]. A mitad de la novela, trabajando los personajes de Cynthia y Moira, me di cuenta de que en el siglo XXI nos creemos muy feministas y a lo mejor no lo somos tanto. Y lo digo porque todas esas mujeres que tenemos el Síndrome de Peter Pan, como yo, no nos encajamos bien en la sociedad, seguimos sin aceptarlo y entendiendo que lo que haga el hombre en la pareja, en la empresa, o en las univerisdades, en todas partes, lo que haga él, es lo es más importante. Pues no siempre, claro". 

-Después de 15 años de trabajo académico en torno a J. M. Barrie, ¿por qué esta bio-ficción en torno al personaje?
-"Es una necesidad personal y, sinceramente, es un personajazo. Después de las adaptaciones al teatro, una tesis, un ensayo... de repente, sentí la necesidad de escribir mi propia versión de Peter Pan en novela".

-¿Has sentido la presión de ser una estudiosa del autor manejando un material sensible para fans y para académicos?
-"Sí. De hecho, el mayor halago que me han hecho es que la novela está poco documentada, pero tuve mucho pudor con la parte de la novela de personajes que sí han existido. Con Barrie además hay mucha polémica sobre su identidad sexual, sobre sus hipótesis como pederasta, que mi versión es que no lo es, o sobre si era homófobo... Sobre la relación con Cynthia… es un amor extraño [ríe]".

-El personaje que se revela ante los cientos de miles de seguidores de Peter Pan es el de Cynthia. ¿Cuánto ha incorporado la autora a su biografía y cuánto ha encontrado entre los archivos del autor para componer a este personaje?
-"Había material real, pero había muchos espacios en blanco. Mucha gente me pregunta qué me he inventado y es un personaje tan fascinante… Para los conocedores de la vida de Barrie hay una figura de mujer por encima de todo, que es Sylvia Llewelyn Davies, la madre de los famosos niños Llewelyn Davies que inspiran la obra. Ella representaba el icono victoriano de la madre perfecta, la esposa perfecta, la mujer buena y dulce, dedicada por completo a su marido y a sus hijos… Cynthia es la femme fatale. Ella ya se ocupó de borrar sus rastros en la vida de Barrie. Es decir, yo que he tenido acceso a todas las cartas del autor, puedo leer todas sus cartas a Cynthia, pero ninguna en la otra dirección".

-¿No existen?
-"No. Ella las quemó".

-¿Y qué se sabe de ella a través del archivo de Barrie? ¿Cuál es el rol determinante de esta secretaria aristócrata en su vida adulta?
-"Ella encargó a una amiga suya que editara las cartas de Barrie para publicarlas. Esas cartas que yo he estudiado tenían marcas en lápiz con la palabra “omitir”. Cada vez que en esas cartas hay un gesto personal o demasiado íntimo, una mano ajena ha puesto esa palabra".

-Hasta tu novela, ¿quién es Cynthia en la biogafía de Barrie?
-"Es una gran desconocida en la vida de Barrie. Y a los fans les parece una bruja, porque no tiene relación con ese universo de niños al que se le adscribe".

-¿Como escritora, apoyarte en su personaje ha servido para dinamizarte la historia? ¿Hubiera sido más difícil poner a Barrie como eje de la acción?
-"Hubiera sido imposible. Mi salvación ha sido el personaje de Cynthia. Escribir una novela sobre Barrie es imposible, porque le conozco tanto que... hubiera sido muy complicado. Cynthia me ofreció otra perspectiva y me regaló mucha libertad creativa. Pero sí, tuve muchas crisis por abordar la vida de alguien que sí ha existido". 

-Es uno de los primeros escritores mundialmente conocidos, con éxito y la condición de millonario. ¿Cómo le afectó todo esto a J.M. Barrie?
-"Era un tío famosísimo en su época. El primer escritor que se ha considerado millonario, porque sus obras de teatro se representaban todos los años en Navidades en todas las ciudades inglesas y en un montón de sitios en Estados Unidos. Le encantaba tener una secretaria que fuera aristócrata, salir en las crónicas de sociedad… le ponía mucho el rollo burgués, su relación con la realeza [que la tuvo], pero el personaje se lo comió por completo. El lado luminoso es que él pudo ascender. Pudo adoptar a unos niños que pertenecían a la alta burguesía inglesa, pero no pudo escribir nada que le interesara a nadie como Peter Pan. Tuvo esta gran frustración".

-Y, en torno a esa edad adulta más sombría, aparece Cynthia. ¿Qué papel ocupó ella?
-"Le dejó todo a ella en el testamento, cuando podría haberlo hecho con esos niños. Esto fue súper polémico en las crónicas de sociedad. No conseguía escribir nada y la mujer que le acompañaba era Cynthia. Era esa figura en la sombra. Por todas esas razones, tuvo mucho que ver en su obra posterior a Peter Pan. Algunas se evidencian en Mary Rose, una novela posterior que es un trasunto de Peter Pan en mujer".

-Ella también era escritora. ¿Por qué no trascendió su obra?
-"Ella, por sí misma, no era una gran escritora. Tuvo algún pequeño éxito que tampoco trascendió porque no le dedicó tiempo ni fue su ocupación. No estaba muy preocupada por ello. Barrie le hizo un regalo de amor que fue donarle todo su archivo a su muerte y eso es todo un gesto. No obstante, a mí ella me interesa mucho como femme fatale. Es manipuladora, ambiciosa, con el prestigio de quedarse con su legado… Y esto, a partir de la novela y para mi sorpresa, he de decir, que genera problemas de empatía. Estoy encontrándome con mujeres que no encajan el valor del personaje".

-Una reacción que habría que estudiar... También es una relación entre escritores, como con la segunda pareja situada en la actualidad. ¿Por qué te interesó escribir en torno a las relaciones entre estudiosos y literatos?
-"Cuando pensé esta novela, la idea original, el amor solo estaba entre Barrie y Cynthia, pero durante mi investigación una amiga me preguntó por mi trabajo durante tres meses en una biblioteca en Yale. Mi madre también preguntaba y todos se preguntaban por mi pareja que se había quedado en España. Es decir, que también interesaba toda esa relación de amor en torno a la literatura y a lo que nos sucede a los que estamos en ese ámbito. De ahí surgió esta segunda parte comedia con unas gotas de sitcom. Los que hacemos estas cosas de biblioteca, sí, tenemos muchas fantasías".

-Una de las ideas más interesantes de la novela es esa explosión que se produce entre los personajes cuando, en la edad adulta, con sus vidas más o menos establecidas, se conocen y se reconocen en torno a una misma inquietud. Parece algo inevitable, casi natural que, dada esta conexión, suceda 'algo' entre ellos.
-"Yo me reflejo en el personaje de David, el profesor español, que, claro, a nadie le parece importante aquí. En Estados Unidos me recibieron como una eminencia, con una gran beca. Ahí se crea una dicotomía extraña, porque estás en Yale, investigando algo que es tan pequeño que… comprendes que si alguien tiene relación con eso, conecta mucho conmigo. Tú puedes estar casado con alguien que no entienda que dedique 15 años a Barrie. Sin embargo, conoces a alguien que entiende lo que haces y es casi natural que tengas un affaire. Estar en una biblioteca tres meses es estar en un mundo paralelo y encontrar a alguien en ese mundo es algo muy potente".

-Es tu primera novela. ¿Te has sentido cómoda en el contexto de la bio-ficción?
-"Me encanta la bio-ficción y el trabajo de David Lodge en este género. Para mi siguiente novela estoy pensando algo parecido con una escritora también muy desconocida".

-¿Es también tu punto y final en torno a Barrie?
-"Creo que sí. Esto ha culminado mi etapa con Barrie de alguna manera. Y creo que no existo sin Barrie ni Peter Pan, después de 15 años, pero necesitaba cerrar esta etapa con algo bello. Mi ensayo, que recibió algún premio muy importante, no lo leyó nadie. Por eso tenía esa necesidad de llevarlo a la ficción. Una novela en la que, además, hablo de mi y de mi relación con el autor".

-Cada vez parece mejor aceptada la realidad de que la obra de Barrie en torno a Peter Pan es sombría. Hasta siniestra. Como estudiosa, ¿cómo encajas la lectura de Barrie y Peter Pan a través de Hollywood?
-"La imagen de Barrie en Descrubiendo nunca jamás (Marc Foster, 2004) es repugnante. Pese a que es cierto que hay una imagen cada vez más siniestra, Hollywood insiste en la idea edulcorada. De hecho, acaban de poner en marcha un musical. Yo creo que no se presta a esa visión, porque el Capitán Garfio es un pirata que mata niños, para empezar. Es algo que no entiendo, pero, bueno, supongo que es una idea de que la fe infantil puede conectar con esa idea de que los sueños se cumplen. Es esa idea de cree en tus sueños y se cumplirán, que es tan falsa. Es la idea a la que le da vueltas Disney".

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