El gestor del fondo BNY Mellon Global Short-Dated High Yield Bond le ve todavía recorrido a los high yields o fondos de alto rendimiento (y riesgo)
MADRID. Las perspectivas de los bonos de alto rendimiento o high yield son positivas en general. Las tasas de impago se mantienen en niveles bajos y los datos económicos resultan esperanzadores. No obstante, el mercado estadounidense y el europeo se están moviendo en direcciones diferentes, por lo que es posible que los inversores se decanten por un enfoque más selectivo en vez de mantener exposición general a la clase de activo.
En Estados Unidos, la incertidumbre sobre cuántas veces volverán a subir los tipos de interés está llevando a las empresas a refinanciarse y emitir deuda a un ritmo cada vez más rápido, lo que está debilitando el mercado secundario y ha contrarrestado parte de las ganancias registradas desde principios de año. También estamos presenciando importantes salidas de flujos hacia el mercado de préstamos, puesto que estos instrumentos suelen ser a tipo variable y por lo tanto no sufrirán el impacto negativo de las subidas de tipos. Estas tendencias han generado algunas oportunidades para los inversores en high yield, sobre todo después de un periodo en el que resultaba difícil encontrar inversiones a precios razonables.
Sin embargo, la reciente decisión de la Administración Trump de no seguir adelante con la reforma sanitaria ha introducido un nuevo elemento de incertidumbre en el mercado del high yield estadounidense, al poner en duda la capacidad del presidente para llevar a cabo el resto de sus propuestas políticas. Tras la victoria electoral de Trump, el pasado mes de noviembre, los mercados de high yield avanzaron con fuerza gracias, entre otras cosas, a la promesa de un mayor gasto en infraestructuras. Las dudas sobre si será capaz de cumplir con sus promesas electorales introducen cierta vulnerabilidad en este mercado.
La situación es diferente en Europa. Pese a la incertidumbre que planea sobre los próximos procesos electorales, el Banco Central Europeo continúa comprando deuda corporativa, lo que anima a los inversores a comprar bonos de alto rendimiento para mantener su potencial de rentabilidad. Por ese motivo, parece que la oferta y la demanda registran un equilibrio relativamente bueno. El mercado europeo ha superado al estadounidense en términos relativos pero, como resultado, las valoraciones resultan menos atractivas.
En este contexto, sigue siendo interesante centrarse en activos de high yield a corto plazo, que están bien posicionados para mitigar la volatilidad asociada a la incertidumbre y que ofrecen tanto un bajo riesgo de tipos de interés como una elevada visibilidad de los flujos de caja, un aspecto que contribuye a reducir la probabilidad de un impago.
Ulrich Gerhard es gestor del BNY Mellon Global Short-Dated High Yield Bond Fund