Se reducen los 'cortos' en Banco Popular pero siguen 7 bajistas

VALÈNCIA. Banco Popular (POP) sigue atravesando su particular travesía bajista por el parqué español. Ayer se dejó en el camino un 0,23% para cerrar en los 0,859 euros y elevar al 6,63% su pérdida en lo que va de año.

Sin embargo, minutos después del cierre de la primera sesión de la semana, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) actualizó las posiciones bajistas de las cotizadas españolas, tal y como hace quincenalmente. Y en el caso de la entidad presidida por Emilio Saracho arrojó un descenso de los 'cortos', pequeño eso sí (casi el 3%), pero recorte al fin y al cabo.

Concretamente pasaron del 11,75% de la comunicación anterior -fechada al 17 de febrero en lo que fue una nueva plusmarca histórica- hasta el 11,41%. Sin embargo, siguen siendo siete los bajistas con nombres y apellidos dentro de la histórica entidad madrileña y la mayoría auténticos huesos duros de roer al tratarse de fondos de alto riesgo o 'hedge funds'.

Al frente de los bajistas de cabecera del 'Popu' -como se le conoce en la jerga bursátil- sigue estando Marshal Wace, con una participación del 2,57%. A continuación aparece AQR Capital Management, con el 2,37%; mientras que completa el cajón Samlyn Capital, con un 1,31%.

Los otros cuatro bajistas ostentan menos del punto porcentual del capital social del Banco Popular. A saber: BlackRock Investment Management tiene el 0,60%; Landsdowne Investment Management el 0,60%; PDT Partners el 0,51% y Oxford Asset Management el 0.50%.

A desvelarse toca si iguala o supera el 0,50%

Desde el año 2010, la CNMV exige que se le comunique toda posición corta sobre cualquier cotizada española que exceda al 0,2% del capital social y hace públicas las que superen el 0,5% del capital.

La toma de posiciones cortas es una operativa bursátil que utilizan los inversores cuando prevén que el mercado va a bajar o está sujeto a mucha volatilidad. En líneas generales, consiste en pedir prestadas acciones de una entidad a cambio de un alquiler con la intención de venderlas y posteriormente recomprarlas más baratas. El precio obtenido por la venta de los títulos compensaría con creces el alquiler y la posterior compra.