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cumple 25 años dibujando para marvel

Salvador Larroca: "No hay personajes malos, sino equipos creativos malos"

27/08/2018 - 

VALÈNCIA. Durante los últimos 25 años, Salvador Larroca (València, 1964) ha averiguado qué se siente al ser Darth Vader, Lobezno o el Capitán América. Sus manos han salvado el mundo en un incontable numero de ocasiones y podría pasarse horas hablando del aspecto que tiene cada centímetro de algunos planetas con los que la mayoría de simples mortales apenas pueden soñar. Ante sus ojos se han sucedido los enfrentamientos entre mutantes y las conspiraciones de genios del mal. Larroca ha vivido todo eso y lo ha hecho, además, casi sin moverse de su escritorio. No en vano, este dibujante lleva cinco lustros trabajando para Marvel, el indiscutible titán de los cómics de superhéroes. Un aniversario que celebrará el próximo mes en Madrid con charlas y una exposición sobre su obra. 

En el portfolio de este valenciano se apretujan casi todas las grandes estrellas de la compañía estadounidense, desde X-Men hasta Los Vengadores. Si lleva mallas y lucha contra el mal, hay altas probabilidades de que haya pasado ya por sus lapiceros. Y es que, Larroca es el dibujante en activo con mayor volumen de producción (número de páginas entregadas y publicadas) y el séptimo en toda la historia del cómic. Además, en 2009 se convirtió en el primer ilustrador español en ganar un Premio Eisner a la Mejor Serie Nueva con Invencible Iron Man, pieza creada junto al guionista Matt Fraction

Según explica él mismo, llegó al imperio de Magneto y compañía casi por casualidad: “Cuando empecé a dibujar envié a todas las editoriales una muestra de lo que hacía y los que primero me contestaron fue la editorial Forum,  que en esa época  eran los responsables de editar a Marvel en España”. Su trabajo fue calando entre los mandamases de la empresa y el resto es historia ilustrada. Estos 25 años de trabajo han supuesto también una evolución en su estilo: “al entrar en el negocio había una serie de tendencias predominantes a las que más o menos me ceñía”, explica. Pero fueron pasando los años y Larroca comenzó a incorporar a sus creaciones “las referencias que recibía, a reinterpretarlas. Pienso que los artistas somos todos recicladores de ideas”, apunta el dibujante. De todas formas, el arte de Larroca no se basa en premisas monolíticas, sino que es moldeable y camaleónico “intento adaptar mi estilo a lo que el proyecto me pide y, en ese proceso, se va modificando también tu manera de crear, se va añadiendo background a tu propia visión”, indica el artista.

De hecho, preguntado sobre las corrientes gráficas con las que se identifica hoy por hoy, puntualiza que, en estos momentos, cultiva un trazo “realista” ya que se encuentra inmerso en una colección de Star Wars “en la que me piden precisamente eso. Por ejemplo, debo reproducir las caras de los actores que aparecen en las películas. Pero en el resto de encargos intento seguir un estilo más ‘superheroico’, más caricaturesco”, subraya. 


 

Visto desde fuera, cualquiera podría pensar que trabajar para una marca tan potente y consolidada como Marvel supone ciertas trabas en cuanto a la libertad creativa. Al fin y al cabo, hay todo un conglomerado comercial que mantener y un legado visual al que honrar. Sin embargo, Larroca apunta justo en la dirección contraria. “Cuando yo era un chaval y leía los tebeos Marvel, había un estilo muy propio de la compañía basado en la líneas que habían popularizado John Buscema, John Byrne, Jack Kirby…Casi todos los autores de esa época eran estadounidenses, la ubicación geográfica resultaba primordial porque tenías que enviar las páginas por correo. Pero las nuevas tecnologías abrieron el espectro de colaboradores, se sumaron artistas de otras muchas culturas y países que han dejando la impronta de sus propias estéticas. En el momento en que me incorporé ya no existía esa estética tan característica de Marvel. Es más, yo hice un Iron Man realista que no tiene nada que ver con esos diseños clásicos. Marvel nunca me ha dicho «no hagas esto de tal manera» porque, realmente, esa diversidad les enriquece a ellos como editorial”, resalta el valenciano. En ese sentido, señala como una excepción la previamente nombrada Star Wars, “en la que sí que te marcan más el camino. En el resto de encargos simplemente hay ciertas normas según el público al que va dirigido".

Y donde hay una viñeta de cómic hay un guión. Respecto al funcionamiento de los textos en Marvel, Larroca asegura que se trata de un ecosistema “muy variopinto”. “Stan Lee, por ejemplo, escribe de una forma muy abierta, te dice «de la página 2 a las 16 hay lucha» y ya tú te apañas con una coreografía de pelea. En cambio, los escritores actuales casi todos provienen del mundo de la televisión y tienen una formación más literaria, algunos hasta conocen las artes marciales, te explican que en cierto punto tienes que meter una patada lateral y te mandan una foto de ese movimiento”, indica el artista. “También es verdad que, normalmente, los guiones cambian muchísimo. Se reenfoca, se quitan o ponen ideas…Normalmente, cuando me fichan para un proyecto no suelo proponer imágenes concretas hasta que tengo el primer guión, por si las moscas”, concreta. 

   

Como sucede con casi todo en esta vida, ser dibujante de cómics es también un proceso basado en hábitos y rutinas. Un oficio que requiere de precisión y destreza. “Lo que yo hago cada mañana es cogerme mi página de viñetas  y empezar a dibujar hasta conseguir dos al día. En general, a la semana hago nueve viñetas (porque el viernes por la tarde me lo cojo libre jejeje). Tenemos unos deadlines de unas tres semanas por tebeo, mientras tú lo entregues a tiempo, lo demás da igual”, explica Larroca.

Tomar el testigo de personajes tan conocidos y admirados por el público como Yoda o Hulk podría verse como una gran carga (tal y como reza el dicho arácnido, un  gran poder conlleva una gran responsabilidad). Sin embargo, el ilustrador valenciano asegura no sentir presión al respecto: “A lo mejor debería notarla, pero la verdad es que no me ha pasado nunca. He crecido con estos personajes, los conozco desde niño. Así que, cuando los he tenido que dibujar, me ha podido más la ilusión que la presión. Jamás he pensado en si me iban a comparar con los grandes. Y la verdad es que esa técnica me ha venido muy bien para sentirme más libre”. En este sentido, admite que las historias con las que trabaja son tan populares que “todo el mundo tiene algo que decir sobre ellas, si empiezas a escuchar cada crítica no podrías dormir. Me mantengo al margen de lo que opinen los demás y siempre he hecho lo que creía que debía hacer”. 

Llega el momento de hablar de favoritismos ¿Cada personaje es como un hijo para Larroca o hay alguno con el que disfrute especialmente? “Supongo que a la hora de dibujar influyen mucho tus gustos como lector. En mi caso, no tengo personajes favoritos, aunque de pequeño era asiduo a Spiderman y X-Men. También leía mucho cómic europeo… Es curioso, pero al principio no me veía dibujando Iron Man, me parecía un personaje demasiado macarrilla, una especie de James Bond…esa imagen me chirriaba. Sin embargo, cuando empezó como guionista Matt Fraction vi que quería cambiar esas dinámicas y conseguimos un Iron Man del que estoy muy orgulloso. Seguía siendo ligón, pero ya no era ridículo. Si me hubieran preguntado antes por mis personajes preferidos, jamás le hubiera mencionado y ahora tengo que decir que es uno con los que mejor me lo he pasado”, señala.

 

“Al final, he llegado a la conclusión de que no hay personajes malos sino  equipos creativos malos”, confiesa Larroca, pues, a veces, "un superhéroe que te gusta lo escribe alguien nuevo y te parece una patraña". Y otras sucede al revés, figuras secundarias se han convertido en iconos de la empresa "gracias a los autores que los han reinterpretado”. Como muestra de estos vaivenes lanza dos nombres. El primero es Lobezno, quien, al principio,  “llevaba un traje horrendo, pero hubo creadores que supieron jugar con él y convertirlo en una estrella de Marvel”. El segundo en aparecer es Spiderman, “que tiene desde el principio un diseño tan bonito que es imposible de mejorar. Si me lo pidieran me negaría en redondo a dibujarle con otra vestimenta porque ya no sería él”, reconoce el creador. 

Cuando se piensa en las grandes mecas del cómic es más que probable que España no aparezca entre los primeros puestos de la clasificación. Sin embargo, el dibujante cree que esta tendencia está virando y, poco a poco, se está dejando de considerar al tebeo como un género menor. A este respecto, señala que con la celebración de estos 25 años empieza a ser consciente del cambio: “Hay mucha más gente interesada en los cómics de lo que yo pensaba. Creo que ya no se ve como algo tan minoritario, pero sí es cierto que el ratio de lectores es mucho menor que en países como Estados Unidos. A nosotros se nos conoce más por nuestro trabajo en el extranjero que por lo que publicamos aquí”. 

 

Un género en constante transformación

El cómic es un género muy vivo que se va adaptando a los cambio sociales, tanto a nivel argumental como estético. Y es precisamente en esa potencial para la evolución donde encuentra la piedra angular de su supervivencia. “De hecho,-apunta Larroca- uno de los trabajos de los autores de cómic es estar al día de lo que pasa en el mundo y relatar con cierta rapidez cómo el entorno social va evolucionando. Se habla de las drogas, del abuso sexual, de la integración social…Hay cuestiones más delicadas, como el terrorismo, que quizás se toquen de una forma tangencial porque necesitarían un análisis más complejo”. Eso sí, el dibujante también trata de contextualizar, “aunque intentamos que las viñetas reflejen las transformaciones que se viven en la realidad, no hay que perder de vista que estamos hablando de historias de superhéroes, de un contexto en el que todo está magnificado”. 

Lo que sí se puede afirmar sin temor a la equivocación es que Marvel apuesta mucho más por la transgresión en sus cómics que en sus películas. Algo que no resulta demasiado extraño si se tiene en cuenta que las películas “están diseñadas para todos los públicos, mientras que en los cómics se segmenta más por edad y tipo de audiencia, por lo que se puede hacer un acercamiento a cuestiones más controvertidas”, incide el creador valenciano. Además, las adaptaciones cinematográficas “lo que buscan es acercar al  público más joven sagas que llevan muchos años de vida. Es una forma de poner al día y traer a la actualidad historias que ya cuentan con muchísimos episodios publicados”. 


De hecho, el universo Marvel es un campo tan extenso que para un lector novato en la materia puede resultar terriblemente abrumador. Sin embargo, ante tamaña crisis existencial, Larroca tiene la fórmula perfecta, “la películas sirven a los recién llegados para ponerse en situación y saber por dónde van los tiros. Luego, lo ideal es coger algún tomo recopilatorio del personaje que más te guste y, si te convence, ir introduciéndote poco a poco en las distintas líneas argumentales. Lo que me parece que puede resultar angustioso es intentar coleccionar las historias de alguno de los protagonistas más veteranos desde el primer número, porque resulta inabarcable: hay tantas colecciones, tantas interacciones y crossovers… Hay tanto publicado que a veces me pierdo hasta yo”. Y es que, las tramas “se amplían continuamente con nuevas figuras y aventuras. A la compañía le interesa que haya múltiples ramificaciones porque supone tener novedades que vender”, resume.

¿Hay vida más allá de los guerreros en mallas y los superpoderes? Parece que sí, aunque no de momento."Por ahora tengo la exclusividad con Marvel y, aunque mantengo algún proyecto por mi cuenta, resulta un trabajo muy exigente en el que no puedes despistarte. Tener que encargarte de tantas páginas al mes acaba quitándote mucho tiempo. Pero es verdad que sería genial hacer otras cosas además de superhéroes”, indica Larroca, quien clausura la conversación con un contundente “a mí lo que me gusta es el cómic en general”. El cómic ha muerto, larga vida al cómic. 

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