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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Reediciones, recopilaciones y el culto al pasado en general

16/12/2018 - 

VALÈNCIA. Se me ocurrió hacer una lista de recomendaciones musicales navideñas. Lo primero que pensé fue en lo obvio, las novedades, pero lo descarté de inmediato. La actualidad musical está tan sumamente manoseada y vista que sólo con pensar en recomendar un disco de este año ya me dan ganas de tumbarme en el sofá. Además, esta sección suele estar vinculada al pasado, y como la música pop anglosajona ya casi gira exclusivamente en torno a la nostalgia, pensé que sería más divertido recomendar discos viejos. De lo nuevo ya hablaré, que para eso siempre hay tiempo.

Las reediciones de clásicos ya se han convertido en todo un arte para sacarnos los cuartos a los fans viejunos. Los discos apenas se venden ya, así que se trata de hacer ediciones con espíritu museístico, para que tengas la sensación de que te llevas a casa el joyón que ya tienes cuatro veces, pero ahora con un nuevo baño de oro. Objetivo: clientes de edad madura y supuestamente con poder adquisitivo, que pueden gastarte 100€, 200€ o 300€. Son cajas como las que este año se le han dedicado a The White Album de The Beatles o al Blood On The Tracks de Dylan o al Imagine de Lennon. Cajas monolíticas que incluyen nuevas mezcla y un quintal de maquetas y tomas falsas. Productos en lo que lo que prima es el vinilo (los pobres de bolsillo y espíritu nos conformamos con el doble CD y arreando) y los libros con ensayos y fotos inéditas.

En ese sentido, el actual rey del mundo box set es Bowie. Ya se ha convertido en tradición que cada año aparezca un cofre que recoja una parte de su discografía. Este año el reto era complicado porque tocaba rescatar sus discos de los años ochenta, que fue la peor década con diferencia a nivel creativo. Pero con Bowie parece que siempre quedan ases para tener en la manga. En este caso, Loving The Alien (1983-1988), que es como se titula la caja de marras incluye una versión regrabada del que sin duda es su peor álbum (noción que el mismo Bowie corroboró en varias ocasiones), Never Let Me Down. Por lo visto, quiso regrabarlo casi desde que salió, y a pesar de que nunca se puso a ello porque siempre había proyectos nuevos más apetecibles, dicho deseo nunca le abandonó. Algunos de sus músicos habituales en los últimos años se han encargado de regrabar las músicas del disco y lograr así que las canciones dejen de sonar pasadas de moda. Los fans más pobres o más reticentes (son conceptos que suelen ir unidos, lo sé por experiencia) siempre pueden pedir o regalar alguno de los dos directos que se han publicado este año: Welcome To The Blackout, grabado en 1978, y Glastonbury 2000, que además del audio incluye la película  completa de dicho concierto.

Entre las estrellas fallecidas este año está Aretha Franklin, y claro, tocaba sacar recopilatorio. Sus sencillos de la era gloriosa han sido recopilados en The Atlantic Singles Collection 1967-1970,  un disco que como mínimo servirá para que todos aquellos que se hincharon a poner fotos suyas  en redes cuando murió puedan estudiar cómodamente su obra. De Prince también hubo disco, aunque en este caso no fue reedición, sino un ensayo. Piano And A Microphone 1983 consta de eso: Prince, su voz y su piano. Morrissey también tuvo su recopilación, no se sabe muy por qué motivo. El título, This Is Morrissey, no es muy imaginativo y sólo cubre sus años para Parlophone, sello que abandonó a finales de los noventa. Pero los fetichistas verán que en el tracklist hay una versión de Lou Reed y una mezcla de ‘Suedehead’ realizada por los hermanos Mael, alias Sparks, a quienes Mozz idolatra.

Si nos quedamos en la década de los noventa, nos encontramos con Give Out But Don’t Give Up, que no son otra cosa más que las grabaciones originales del disco homónimo que Primal Scream grabaron en 1994. Tras revolucionar la música pop con Screamadelica fusionando dub, indie, house y psicodelia, no se les ocurrió nada mejor que irse a Memphis a grabar un disco como si fueran los Stones de 1972. Evolucionar para luego involucionar. Bueno, pues por si a alguien le interesa, aquí están las sesiones originales de aquel disco, que al final no vieron la luz. Más estimulante resulta la caja Switched On, Vol 1-3 con la recopilación de sencillos de Stereolab, que en 2019 vuelven a girar y, cómo no, a reeditar su siempre disfrutable discografía. Muy de los noventa es también la reedición de los discos de The Beta Band, grupo neopsicodélico que si en su día ya sonaba maravilloso, ahora son ya excelsos. Para quien pueda estar interesado, decir que su exlíder, Steve Mason, sigue grabando en solitario y que, aunque cada uno de ellos es de su padre y de su madre, todos merecen que se le haga la ola a su autor varias veces al día. En enero publicará nuevo álbum.

A los sadomasoquistas, recordarles que Soundtracks For The Blind  de Swans fue resucitado este año, cerrando así el programa de rescate de una discografía que hay que decir que adoras para quedar como el más molón del mundo, pero a la  que ni dios hizo caso en sus albores en 1984. Ni en 1985. Ni en 1988… De los noventa procede también Liz Phair, que este año reeditaba en pleno #MeToo su clásico de rock alternativo feminista, Exile In Guyville en una de esas versiones ampliadas hasta el hartazgo. Como siempre en casi todos estos casos, casi nada del nuevo material supera al original, pero como adorno queda bien y al final, con tanto material extra, es la excusa perfecta para volver a comprar lo que ya tenía o pedir que te lo regalen. Por cierto, en caso de que alguien que siga estos artículos con fervor se sienta generoso, he de decir que me encantaría que Santa Claus o los Reyes Magos o quien narices sea, me trajera las reediciones de los tres primeros discos de Wire. No son caras, son bonitas y oye, que son Wire, un grupo que modernizó el concepto de rock. Ahí lo dejo. Pero que sepáis que me conformo con que os sigan gustando estas cosas que escribo aquí. Feliz navidad.

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