VALENCIA. "Visito a Rafael Blasco en su domicilio particular un día antes de que el TSJ de la Comunidad Valenciana le imponga una condena de ocho años de cárcel por el llamado 'caso Cooperación' [Se reduciría a seis y medio, finalmente]. El ascensor llega sólo a la séptima planta, en cuyo rellano cuelgan ya algunos cuadros. Luego hay que subir a pie hasta la octava. El ático es amplio y soleado, y está alicatado de obras de arte hasta el techo. Las paredes lucen colmadas de cuadros. Las repisas rebosan esculturas de pequeño formato. De Miró a Adami, pasando por Navarro y un largo etcétera. No veo un blanco en los muros, pese a estar pintados, creo, de ese color. Hay incluso cuadritos colgados bajo un tramo de escalera, o en techos inclinados a 45 grados. Los propietarios sufren quizás horror al vacío artístico".
El párrafo que precede a estas líneas pertenece a Queríamos un Calatrava. Viajes arquitectónicos por la seducción y el repudio, ensayo del periodista Llàtzer Moix publicado por Anagrama hace tan solo unas semanas. El extracto se presta de maravilla para contextualizar que el único valenciano que ha sido capaz de gobernar siete consellerias estudia un Grado que, según distintas fuentes del centro, sería el de Historia del Arte. Y aunque ni la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ni la UNED -que ofrece el servicio- han querido confirmar ni desmentir la información ni concretar si esa es al titulación precisa, este diario ha podido contrastar con esas y otras voces en Picassent que el pasado mes de septiembre fue pillado copiando durante uno de sus exámenes (este sí, de la citada materia).
"Fue una funcionaria de Instituciones Penitenciarias, presente durante el examen, quien se dio cuenta. No se le expulsó ni se reflejó en el expediente, sino que, sencillamente, se le suspendió el examen", apunta una de esas voces. Otra confirma que "no se tomaron más medidas disciplinarias" y añade que, a juicio de los trabajadores del centro, "es una situación puramente anecdótica", aunque admite: "ha sido la comidilla durante los últimos meses". El ingrediente que desencadena la atención sobre la singular escena es que sea, precisamente, Historia del Arte aquello de lo que se examinaba el marido de la que ha sido directora del Museu de Belles Arts de València y el Institut Valencia d'Art Modern.
Consuelo Císcar, que será juzgada en unos meses por una supuesta malversación, prevaricación y falsedad por sobrecostes y contrataciones durante su década al frente del IVAM, comparte las tres primeras denominaciones -desde la inquebrantable presunción de inocencia- por las que su esposo ha cumplido recientemente un año y medio de privación de libertad. Así pues, le restarían cinco más según la condena en firme a la que se podrían sumar las hipotéticas penas de cárcel derivadas por las dos últimas piezas del 'caso Cooperación'. El procesamiento de las mismas acaba de entrar en su recta final, según informó ayer Valencia Plaza.
Exenciones por buen comportamiento mediante, Blasco debería tener tiempo más que suficiente para concluir con éxito el Grado que ahora cursa. Si los objetivos del mismo -siendo el de Historia del Arte y según la UNED- son "proporcionar al alumno conocimientos racionales y críticos de la producción artística a lo largo de la Historia y de su manifestación en distintas culturas y a través de los diversos lenguajes artísticos", el exconseller de Presidencia, Obras Públicas, Trabajo, Sanidad, Bienestar Social, Territorio y Solidaridad podría resolver algunas de las inquietudes derivadas de los fondos que acumula en el domicilio arriba descrito. Lo mismo podría suceder con las obras de José Sanleón, Julio Quaresma, Miquel Navarro, Juan Ripollés, Eladio de Mora o Antonio de Felipe, entre otros, que acumula en su chalé de Alzira.
En el sumario del llamado 'caso IVAM' por el que está siendo investigada la que también fuera Directora General de Cultura y subsecretaria de Promoción Cultural de la Generalitat, un anónimo abunda en detalles sobre la "promoción de la carrera del hijo de los jefes de la banda [...]". Císcar "se propuso convertir a su propio hijo en artista cotizado y para ello hizo un incontenido uso de su red clientelar y del dinero público", y enlaza un "elocuente artículo" publicado en El País (15 de noviembre de 2009) que describe cómo Císcar y el presidente de un museo portugués promocionaron de forma cruzada a sus hijos en sus respectivos centros: 'Mecenazgo filial cruzado en el IVAM'.
En el caso de las exposiciones internacionales, el informe anónimo remitido a Anticorrupción y que obra en poder de esta redacción desde junio de 2014, se detalla que "los miembros de la banda que se desplazaban para el montaje/desmontaje de las exposiciones, montaban/desmontaban al mismo tiempo las de Rablaci". Ese era el nombre artístico del único hijo de la pareja, que tomó prestados precisamente sus apellidos y de cuya carrera nada se sabe. La formación en curso del que fuera a la vez portavoz del PP en Les Corts y Roger Rabbit en la trama, se conectaría así con las inquietudes de su vástago o las de las hijas del anterior matrimonio de Císcar, que como se publicó este martes han prestado -de sus posesiones- hasta once obras para diferentes exposiciones en el IVAM.
La Historia del Arte parece empeñada por imbricar a la familia Blasco-Císcar. "Dentro de mi barroquismo, él me ha transmitido la austeridad", declaró ella en una entrevista concedida a Telva en el verano de 2011. "Con él he aprendido que en la vida no hay culpables, ni excusas... Uno hace lo que puede cuando puede", concluía. Desde el presidio, el que -según cuenta la leyenda- tuviera una primera y breve experiencia como recluso cuando era miembro del FRAP, trata hoy de arrojar luz sobre las sombras de la libertad creativa. Lo hace de aquella manera, si tenemos en cuenta el incidente que ha motivado la publicación de este artículo, aunque no cabe olvidar lo que dijo Picasso al respecto: "los grandes artistas copian, los genios roban".