VALÈNCIA. El dinero destinado al juego volvió a elevarse por sexto año consecutivo en la Comunitat Valenciana y alcanzó los 4.230 millones de euros en 2019, una cifra que supone un incremento de 208 millones respecto al ejercicio anterior y con la que el sector recupera algo de vigor tras crecer solo un 1 % en 2018. Las cantidades jugadas se acercan así, en el último año antes de la aprobación de la Ley del Juego, al dato registrado en 2008, cuando apareció el primer retroceso generalizado debido a la crisis económica. Mientras, los operadores privados aglutinan ya el 68 % de todo el montante gastado en territorio valenciano, con un claro avance en segmentos como el del bingo electrónico.
Así se constata en el último Informe Anual de Juego que elabora la Generalitat, presentado esta misma semana y donde se observa cómo esta modalidad experimenta un crecimiento superior al 33 % respecto a 2018. “Es una tendencia que se constata desde hace algunos años”, asegura el director general de Tributos y Juego, Rafael Beneyto, quien destaca que los participantes se decantan cada vez más por las facilidades digitales en lugar de optar por “coincidir todos y jugar con cartones físicos”. De hecho, y desde que en 2015 se implantara a modo de prueba, las cantidades apostadas en el bingo electrónico han pasado de los 21,1 millones de euros a los 157,7 actuales.
En el último año, una parte importante de ese incremento se debe al gran desarrollo del bingo electrónico en la provincia de Castellón, donde se gastaron 51 millones de euros en esta actividad por los 7 millones que se contabilizaron en 2018, según los informes de la Generalitat. La cifra supera incluso a la jugada en Alicante, donde se destinaron poco más de 39 millones de euros, aunque es en Valencia donde se registra el montante más elevado, con 67,4 millones. Todo ello ha supuesto también un incremento de los premios pagados hasta los 140 millones de euros, el 88 % de lo apostado, mientras que los márgenes destinados a los operadores crecieron igualmente un 25,5 % en un año, hasta los 18,7 millones de euros, cuando solo tres ejercicios antes, en 2016, no alcanzaban los 10 millones.
En contrapartida, este auge ha supuesto una lenta caída del bingo tradicional, como bien apunta Beneyto. En 2019 se jugaron casi 4 millones de euros menos en esta modalidad de bingo, que sin embargo aún es la que más dinero aglutina con 250,8 millones. Así, y pese a haberse reducido en un 7,2 % en los últimos cinco años, el bingo más clásico supone la tercera fuente de ingresos para los operadores privados por detrás de las apuestas y las tragaperras o máquinas de tipo B, un segmento que no para de crecer.
De hecho, el importe gastado en tragaperras en la Comunitat Valenciana se sitúa ya muy cerca de los 2.000 millones de euros al año tras crecer un 6,9 % en 2019. Las máquinas de tipo B representan además el 66,7 % de todo lo apostado en el subsector privado, que no incluye las loterías públicas ni los sorteos ni otros productos de la O.N.C.E. Su devenir es, por tanto, fundamental para los operadores particulares, que afrontan en este 2020 las consecuencias de la crisis de la covid-19 y de la Ley de regulación del juego y prevención de la ludopatía, que entre otras cuestiones indica que las máquinas no deben emitir luces ni sonidos cuando estén desactivadas. Por su parte, las apuestas crecieron un 1,2 % en 2019, su incremento más modesto en los últimos años, a la vez que las cantidades jugadas en casinos alcanzaron los 119 millones, solo uno más que en 2018.
En términos generales, el avance del sector sitúa en 1.023 euros el importe medio gastado por habitante mayor de 18 años, por lo que se supera por primera vez en la Comunitat Valenciana la barrera de los 1.000 euros desde, al menos, 2010. En este sentido, casi siete de cada diez euros fueron a parar a operadores privados, en los que se invirtieron de media 696,6 euros por persona con un claro protagonismo de las máquinas recreativas y de azar, donde fueron a parar de media 486 euros. Por otro lado, los sorteos públicos como la Lotería Nacional o la Primitiva reunieron en su conjunto un gasto de 264 euros al año por habitante mayor de edad, que según datos de la Generalitat son unos 4,1 millones de personas.
Las máquinas son también responsables de que las arcas públicas aumentaran su recaudación de impuestos al juego en más de un 15 % respecto a 2018, hasta los 156,9 millones de euros. Así lo explica Beneyto, quien incide en que los operadores “pagan una tasa fija por máquina” y que en 2019 “subió muchísimo” la instalación de las mismas, tras “un pequeño retroceso” el año anterior. De este modo, en la Comunitat Valenciana se encuentran instaladas más de 33.000 terminales de las que un 78,4 % son tragaperras y un 19,5 % son de apuestas. Del mismo modo, se recaudaron también 13,2 millones de euros procedentes de juegos en línea, aunque este segmento es de competencia estatal.
El Informe Anual de Juego subraya también que la Comunitat Valenciana experimentó en 2019 un aumento de su PIB del 2,3 % respecto al año anterior según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y que ello bien puede estar relacionado “con el aumento producido en las cantidades destinadas a las prácticas del juego” en sus distintas modalidades. De hecho, se estima que este montante gastado es equivalente, aproximadamente, al 3,66 % del PIB autonómico, mientras que un año antes, en 2018, el porcentaje era del 2,3 %.
Tal y como se detalla en el informe, las actividades de juego presencial privado recaen en la Comunitat sobre 779 empresas inscritas en el registro autonómico, de las que 481 son operadoras de juego y 77 fabricantes de material. También se contabilizan 127 salones de juego y 62 bingos, tres más que en 2018. De esta manera, el subsector privado sostiene en territorio valenciano más de 6.500 empleos, un 13,8 % del total nacional y algo menos de los cerca de 7.000 que se notificaban hace un año. Si te tienen en cuenta los puestos de trabajo generados de manera indirecta con la hostelería, el sector contribuye a mantener 30.000 empleos, sin tener en cuenta a la red de vendedores de la O.N.C.E ni a los distribuidores de loterías nacionales en la Comunitat Valenciana.