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LIVERMORE DIMITE ANTE LA REFORMULACIÓN DE LOS ESTATUTOS DE LA FUNDACIÓN

¿Quiere la Generalitat una ópera valenciana?

6/12/2017 - 

VALÈNCIA. La respuesta corta es afirmativa, aunque el secretario autonómico de Cultura, Albert Girona, se mostró "muy sorprendido" por la idea que Davide Livermore dejó caer hasta en dos ocasiones este martes durante su dimisión: "me pregunto si existe la voluntad consciente o inconsciente de cerrar" el coliseo. La sorpresa más unánime de la jornada fue la dimisión en sí: una comparecencia no prevista y apenas 24 horas después de presentar el estreno de la temporada 2018-2019. La Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte enarboló una ágil respuesta en formato de –otra– rueda de prensa vespertina para mitigar el impacto de una despedida abrupta que ha contado con el arropo mediático de Plácido Domingo y Fabio Biondi

Nombres propios de peso en el circuito y fotos a un lado, la Generalitat enviaba su rutilante nota de prensa con Livermore como "intendente-director artístico" el 4 de diciembre de 2017 a las 17:28 y otra como "exintendente" el 5 de diciembre de 2017 a las 18:41h. Es decir, que la salida no estaba prevista y supone una alerta dentro del mundo operístico, la peor de las sensaciones para los cuerpos laborales que dan vida a Les Arts y abre un interrogante para la sociedad valenciana. La escenificación de Livermore –que alquiló el Aula Magistral de Les Arts e invitó a los trabajadores del centro para su comparecencia particular– hiere la imagen de un proyecto que queda en tela de juicio por problemas económico-administrativos, mientras que, a la vez, mantiene un excelente equilibrio de calidad y público teniendo en cuenta su presupuesto.

Con todas las entradas vendidas para Don Carlo, con la programación completa y el funcionamiento de la entidad asegurado para la presente y una parte de la próxima temporada, cabe proponer un análisis y entender si estos problemas son los síntomas de un colapso entre dos realidades: la económica y propia de la Generalitat y la del mercado de la ópera. La respuesta a la pregunta que abre el artículo está muy relacionada con la rápida respuesta del Gobierno valenciano a la dimisión, y la dimisión también está totalmente vinculada a esa nueva realidad: la Generalitat aprobará los nuevos estatutos de Les Arts la semana que viene, actualizará su estructura directiva y eliminará el cargo de "súperintendente". Livermore, eso sí, ha adelantado el curso de los acontecimientos y asegura que esos no son los únicos motivos. 

Los nuevos estatutos darán más peso a la sociedad civil y extinguirán las actuales figuras de intendencia y responsabilidad económica

El sustantivo en negrita tampoco había aparecido en escena hasta la tarde del martes. Girona insistió en numerosas ocasiones a la hora de señalar que la condición de 'jefe supremo' de Livermore era única en comparación con los dos modelos que más se ha mirado la reforma del estatuto: el Teatro Real y el Liceo de Barcelona. Ahora bien, no se escondió al aceptar que las siutaciones económicas y los financiadores de ambos casos son muy distintas a la del Palau de Les Arts. En el primer caso, con el espaldarazo máximo del Ministerio de Cultura y el beneficio de los réditos culturales de las grandes empresas con clientes de todo el Estado pero inversión hipercentralizada (Telefónica, Endesa, Santander, Fundación BBVA...); el segundo, con otra colección de mecenas y una tradición lírica muy enraizada en la sensibilidad de muchos empresarios catalanes.

Es tan cierto que la modificación de los estatutos de Les Arts lleva meses preparándose como que nadie en la Conselleria de Cultura esperaba el desmán de Livermore. También es cierto que la estructura del patronato se va a modificar y que el Ministerio está llamado a ocupar dos nuevos asientos –se desconoce su respuesta–, aunque lo más relevante es que ese órgano de gobierno de Les Arts tendrá más participación de la sociedad civil y más decisión sobre el discurrir del centro. Es cierto también que esa reformulación del organigrama –un patronato más un director general más un director artístico– extingue las figuras de Livermore y de Francisco Potenciano, pero también es cierto que Livermore ya sabía que no continuaría a partir del final de su contrato en 2019; no tanto porque manifestara que no se presentaría al concurso para esos cargos, sino porque no tiene la formación académica que se exigirá, así que todos, incluido él, ya sabían que 2019 era su deadline desde hace al menos dos años.

Livermore no entiende por qué otros sí han podido compatibilizar su dirección artística

Sin embargo, uno de los otros desencadenantes para la dimisión ha sido el borrador del informe de auditoría de las Cuentas Generales de la Generalitat. En éste y por segundo año consecutivo, Livermore es advertido de que su cargo –alta dirección– es incompatible con otras actividades profesionales. El exintendente entiende que son numerosos sus colegas que, en su misma posición y a lo largo de Europa o Estados Unidos, lo hacen. En esa lista están Paul Curran, director de escena y a su vez director general de la ópera nacional de Noruega; Pedro Halffter, director de orquesta y a su vez director artístico de la Maestranza o de la Filarmónica de Canarias; Valery Gergiev, director de orquesta y a su vez director general y artístico del Teatro Marinsky y del Festival Noches Blancas en San Petersburgo; Kasper Holten, director de escena y a su vez director artístico desde 2000 a 2011 de la Royal Danish Opera y de la Ópera para el Covent Garden hasta 2017; y la lista puede ser tan extensa – Graham Vick, Giancarlo del Monaco, Lluís Pasqual, Pierre Audi,Emilio Sagi, Calixto Bieito, Cecilia Bartoli, Francesca Zambello e, incluso, el propio Plácido Domingo– como singular es cada una de sus relaciones contractuales.

Para Girona no es cierto que ninguno de ellos tenga ese cargo de "superintendente" aunque matiza que para la nueva directora o director artístico de Les Arts la incompatibilidad quedará reflejada por las bases del concurso. Livermore aceptó la transición urgente tras la imputación de Helga Schmidt. Se lo pidieron la exconsellera de Cultura María José Català y el mismo Potenciano y aceptó, "pero ellos ya sabían lo que hacía y quién era". Livermore asegura que nunca se ha planteado dejar sus direcciones escénicas por el mundo "porque soy un artista, no un funcionario". Pone en valor que en sus recorridos por el mundo ha sido "el mejor embajador de València y de Les Arts" y, en el sentido operativo más estricto, entiende que nunca se ha visto perjudicada su actividad más allá de la ópera valenciana por sus compromisos en distintos países.

¿Quién tenía que resolver las incompatibilidades del contrato de Livermore?

Lo cierto es que Livermore se ha quedado fuera de la norma. Lo cierto es que desde Les Arts se aseguró que la Generalitat se buscaría una solución a su contrato. Lo cierto es que hace un año que ese problema parecía zanjado, tanto es así que veíamos como el exintendente iba cumpliendo con sus citas internacionales. Lo cierto es que ayer, después de que Livermore se quejara de que nadie había solucionado el conflicto de su contrato pese a que desde la Conselleria –dice– le habían dicho que lo lograrían, la respuesta de Girona fue: "él conocía las reglas de juego de su contrato" y "no ha solucionado las incompatibilidades que fija su contrato". En la contradicción se queda el debate ya que Livermore ha dejado de hacer incompatible su "superintendencia".

Más grave resulta otra sospecha que Livermore levantó ayer en su dramática comparecencia: "en la presente pretemporada y temporada hemos hecho 58 contratos temporales; solo hemos recibido respuesta afirmativa desde la Generalitat de 14 de ellos". Es decir, que se están validando contratos sin los permisos preceptivos según el exresponsable. Es decir, que se incumplen las reglas del juego y que eso sucede porque de otra manera los tiempos serían incompatibles con el proceso de programación y representación artística. La situación kafkiana se acrecienta según el relato de Livermore cuando asegura que para contratar a divos como Plácido Domingo –entre muchos otros– "la normativa exige que lancemos un concurso público". Girona lo desmiente parcialmente, ya que asegura que "todos los centros de ópera tienen un problema con la normativa".

¿Requiere la ópera una situación administrativa excepcional?

"El sector público tiene que cumplir con unas normas. Desde el sector hay una voluntad de que hay una excepcionalidad, pero la situación económica no es la más boyante. Si el Estado español nos financiara como toca, seguramente podríamos ofrecer una mejor situación", apunta Girona. Hay un problema de techo salarial en Les Arts y aquí dos mundos dispares entran en una singular competencia: la Generalitat se conforma salarialmente en torno a la remuneración del president. Es la vara de medir para los altos cargos y quien dimitió este martes, Davide Livermore, ha sido el trabajador de la Generalitat mejor pagado del actual Gobierno valenciano: 135.000 euros brutos. Un salario en el que, él siempre destaca, ha hecho las direcciones escénicas "a coste cero". 

El salario del president –fluctuaciones mediante– roza los 68.000 euros. Es decir, que Livermore lo doblaba. Fuentes conocedoras del sector operístico en España se sorprenden incluso del salario de Livermore. Pero por escaso. El futuro concurso que ya estaba previsto para 2019 con su salida rebajará el listón muy considerablemente. En la actualidad, los cargos homónimos a Livermore perciben los siguientes emolumentos por su trabajo:

José Miguel G. Cortés, director del IVAM: 67.615,92  euros.

Abel Guarinos y José Luis Pérez Pont, directores generales del Institut Valencià de Cultura y del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana: 55.945,12 euros.

José Luis Moreno, Marga Landete y Roberto García, directores adjuntos del Institut Valencià de Cultura: 51.010,65 euros.

Carlos Madrid, director de Cinema Jove: 30.000 euros.

Juan Vicente Martínez Luciano, director artístico de Sagunt a Escena: 

Mar Jiménez, coordinadora de Dansa València: 17.000 euros.

El nuevo director artístico de Les Arts tendría una remuneración más próxima a los directores generales del IVC y el CMCV que al director del IVAM, cuyo concurso fue anterior a la llegada del Gobierno actual y de su Código de Buenas Prácticas para la Cultura. 

La fotografía económica parece necesitar de una excepcionalidad que rima asonante con los preceptos del Gobierno del Botánico y de los valores del proyecto Fes Cultura (por cierto, presentado en Les Arts el 31 de marzo de 2016). La realidad operística y de su mercado se maneja con unos códigos y cifras muy difíciles de ubicar en el ritmo de la empresa pública. Desde dentro de Les Arts se preguntan por qué iba a ser el caso valenciano distinto al de otros en el Estado, por qué iban a funcionar distinto o tener más "trabas" como las definió Livermore. Desde la Conselleria creen que no vivimos una situación diferente, que sus nuevos estatutos se miran en el Real y el Liceo. Quizá la principal diferencia es el caudal general con el que operan los distintos coliseos. Una estrechez a la que, como una vuelta de tuerca casi inesperada, Girona ayer abrió el debate definitivo...

La Generalitat quiere una ópera valenciana, pero también quiere que Les Arts abarque mucho más

El secretario autonómico puso en valor una idea que, seguramente, esté muy relacionada con el futuro de Les Arts a partir del Gobierno del Botánico: "Les Arts ha de incluir a muchas otras representaciones de la cultura valenciana, no solo ha de tener una exhibición lírica". Girona asegura que así está en sus estatutos fundacionales y esa idea, nunca antes expuesta de manera tan explícita, debería estar detrás de un cambio de rumbo para el coliseo. Lo menos consistente de la propuesta es que actualmente Les Arts mantienen algo más de 170 actividades vinculadas solo al concierto operístico, por lo que las fechas son limitadas, pero sobre todo debe levantar una importante incertidumbre con su pulmón presupuestario.

Durante los últimos años la Orquesta de la Comunitat Valenciana, la orquesta de Les Arts, carece de concertino porque no hay margen económico para sacar el cargo a concurso y audiciones. Igual de grave a ojos de todas las fuentes en Les Arts es que la OCV no tenga secretario, un concurso que sí ha salido publicado y que ha quedado desierto. La oferta es de 51.000 euros brutos, una cifra que desde la Conselleria han desmentido en dos ocasiones a este diario que afecte al desierto del concurso, pero que desde Les Arts admiten como "la clave" para que esa puesto siga eternamente desierto. No cabe olvidar que tanto el conciertino son dos figuras de responsabilidad y representación fundamentales en una gran orquesta y que la de Les Arts, "la más importante de España" para Livermore y muy reconocida en el Estado, carece de manera crónica de ambas figuras.

Sin embargo, pese a la limitación en el número de músicos actuales (poco más de 50), pese a la limitación cada vez que hay una baja y pese a las condiciones generales por las que se logra la calidad y excelencia con recursos limitados, la Generalitat quiere que Les Arts dé cabida a más música y más escénicas. Fuentes tanto de la OCV como del Cor de la Generalitat como de las áreas administrativas del centro no entienden cómo se podría hacer más actividad con el mismo dinero y sin reforzar una serie de carencias que llevan reclamando desde hace años, de manera permanente tras el doloroso ERE de 2015. 

Sea como fuere, la idea del Botànic para Les Arts es distinta. La ópera no lo debe ocupar todo, aunque muchos dentro de esa ópera se preguntan si es posible hacer ópera con menos presupuesto. Mantener la operativa de la orquesta, el coro y la programación con menos recursos parece difícil –el actual Gobierno ha incrementado sus posibles en unos tres millones de euros desde la salida del Partido Popular–, pero... no imposible. Girona admite que puede existir un problema de techo económico. También recuerda que la financiación de la Comunitat Valenciana vive a la sombra de un reparto autonómico de impuestos "injusto". 

¿Entonces?

Girona, preguntado por la idea de que "de manera consciente o inconsciente" la Generalitat esté abocando a Les Arts al cierre, contesta: "nada de lo que ha hecho el Gobierno del Botánico da una pista a esa idea. Me ha sorprendido esa afirmación. Ha habido una subida presupuestaria de tres millones de euros. Ha habido una apuesta decidida. La mejora de los estatutos redunda precisamente en la apuesta por la calidad, por mantener el Palau. Si él interpreta que el que él no siga significa el cierre... En dos años y medio nunca ha habido ni un hecho que demuestre que no queremos apostar por la continuidad del Palau. O que alguien me diga lo contrario, porque no es cierto".

Continuará. Lo hará con un patronato remozado, con más peso y representación de la sociedad civil. Lo hará también con una nueva bicefalia operativa –aunque asegura que ha querido acabar con la actual como modo de gobierno–: un director artístico y un director general. El director artístico no podrá compatibilizar y "no necesariamente ha de ser un artista, sino un programador". La oferta económica difícilmente atraerá a grandes nombres que, además, no se buscarán. "Deberá tener un amplio conocimiento de la realidad valenciana" y el peso de los compositores valencianos y de la actividad musical más próxima se intuye que será clave. 

La semana que viene se aprobarán dichos estatutos. El concurso se activará con la llegada del nuevo año. No preocupa la programación de la actual temporada ni de parte de la siguiente. Eso sí, en un mercado que programa a año y medio o dos vista, veremos qué logra hilvanar la futura o el futuro gestor artístico que llegue en la primavera-verano de 2018 para el próximo periplo. Eso sí, todo el organigrama de la empresa pública –financiada a más del 90% con impuestos de los valencianos– se habrá sincronizado para entonces con las ideas del Gobierno del Botánico. Una sincronización prevista para el final de la legislatura, pero que la dimisión de Livermore ha precipitado. Algo que se encaja como un jarro de agua fría en el sector (Biondi, "desmotivado", no sabe si cumplirá por completo su contrato; Plácido Domingo añade: "espero que esto sea una pesadilla y que el teatro siga como va") pero casi de buen grado por parte de la Generalitat. No olvidemos cuál ha sido su inmediata reacción a la dimisión del ex "superintendente": aceptarla sin dudarlo.

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