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entrevista a iker marcaide, fundador de flywire y zubi labs

"Que Flywire sea la primera empresa de origen español en el Nasdaq nos debería llenar de orgullo"

2/06/2021 - 

VALÈNCIA. "La salida al Nasdaq de Flywire es una muestra del talento que hay en España". Así lo cree Iker Marcaide, fundador de la compañía, quien ha visto cómo su primer emprendimiento se ha convertido también en la primera empresa de origen español -concretamente valenciano- que ha debutado en el Nasdaq de Estados Unidos, compartiendo índice con tecnológicas como Amazon, Tesla o Apple.

Fundada mientras estudiaba en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), el ingeniero creaba hace 12 años PeerTransfer para poner solución a los altos costes y a la incertidumbre de los pagos internacionales que él mismo sufría como estudiante internacional. Ahora, es una empresa con centenares de trabajadores y sede en Boston y València que ha captado la atención durante su crecimiento de gigantes como Goldman Sachs.

Marcaide dejó la dirección de la tecnológica en 2013 para centrar sus esfuerzos en Zubi Labs, un proyecto impulsado para transformar la sociedad y desde donde ha puesto en marcha proyectos tan ambiciosos como la creación del colegio Imagine Montessori School o la creación del Barrio La Pinada en Valterna. Recientemente, también anunció la creación de un fondo de 40 millones de venture debt para ayudar a compañías afectadas por la crisis de la covid.

- ¿Cómo ha vivido la salida a bolsa de Flywire? Supongo que, a nivel empresarial, debe ser una de las mayores aspiraciones.

- Como emprendedor, pienso más en lo que me queda por hacer que en lo que he hecho. No obstante, sí que creo que hay que celebrar todos los pasos por el camino y esta salida a bolsa tras cumplir 12 años desde que fundé la compañía me ha hecho recordar esos inicios. Humildes, con un sueño y muchas cosas por hacer. Por eso, lanzaba ese mensaje de que los emprendedores plantamos las semillas, que luego crecen en árboles y se convierten en bosques. Ha sido una experiencia fantástica.

- ¿Cómo se siente el vivir esto desde fuera de la compañía? Dejó la dirección en 2013.

- Es como con los hijos, cuando son pequeños estás muy cerca y luego tienen vida propia al llegar a la adolescencia. Siempre he sido un emprendedor que considera que las empresas que creamos deben tener su vida propia. Que todos tenemos una contribución, pero deben ser autónomas. Lo que me llena de orgullo es que Flywire ha sido una muestra del talento que tenemos en España y algo de lo que creo que, como ecosistema, nos tenemos que sentir orgullosos.

"A VECES, COMO ESPAÑOLES, NOS INFRAVALORAMOS"

Esto es una empresa tan americana como española. E incluso la oficina con más personas ha sido la de València, donde se ha desarrollado la tecnología, operaciones o infraestructura. Es verdad que, desde mi desvinculación, la empresa se ha americanizado un poco más, si bien es cierto que las empresas cuando crecen y se internacionalizan es difícil saber de dónde son. Pero yo creo que el hecho de que sea la primera empresa de origen español que termina en el Nasdaq, el índice donde conviven Amazon, Tesla o Apple, nos tendría que llenar de orgullo y a veces, como españoles, nos infravaloramos. El éxito es compartido, de todos los que han trabajado, pero también de mi familia y de Margarita. Las startups son una montaña rusa de emociones. 

- En 2017 pone en marcha la creación de su propio barrio en unos terrenos de Valterna. ¿En qué momento se le pasa esta idea por la cabeza y decide que es posible?

- Cuando me convertí en emprendedor se me abrió la mente en cuanto a qué es posible y qué no, y las propias limitaciones que nos ponemos a la hora de soñar y poder hacer cambios. Y, en concreto, con la experiencia de PeerTransfer. Desde la ingenuidad de un estudiante internacional, del sueño de sumar a otros compañeros motivados y poder tener un impacto que ahorra cientos de millones de dólares a estudiantes de todo el mundo. 

"CUANDO ME CONVERTÍ EN EMPRENDEDOR SE ME ABRIÓ LA MENTE EN CUANTO A QUÉ ES POSIBLE Y QUÉ NO"

Cuando volví a València en 2014, empecé a buscar colegio, y de ahí nació Zubi Labs. De Imagine Montessori School nació el barrio. Fue un poco de segunda derivada de ambición. Piensas en el colegio pero, por qué no pensar en todo el entorno que rodea al colegio que contribuye a la experiencia de las familias, de volver andando y que los niños se puedan quedar jugando después. Que al final, el barrio sea una extensión del colegio y éste un motor a nivel de comunidad. 

Tampoco todo el mundo que viva en el barrio debe ir al colegio, porque debe ser diverso e inclusivo. A veces, se asocia la ambición a la parte económica y yo creo que hay muchos tipos y no todas son empresariales. Y ese es el fuego que debemos tener todos para conseguir cosas.

- ¿En qué punto se encuentra a día de hoy La Pinada?

- Han pasado cuatro años y es un proyecto ambicioso. Partimos en la velocidad startup pensando que cualquier tipo de proyecto podría tenerla. Y al final es verdad que, cuando están muy expuestos a la administración, hay muchos elementos que no controlas. A día de hoy está en fase de diseño y tramitación y tampoco nos aventuramos a dar una fecha de finalización. Al final, para nosotros esto es un sueño y lo haremos realidad, tarde el tiempo que tarde.

Foto: KIKE TABERNER

- ¿Está siendo lento?

- Nos gustaría que fuera para ayer. Que fuera ya. Pero, desgraciadamente, el crear un entorno urbano como éste requiere muchos pasos y estudios. Mucho visto bueno de la administración. Y eso es en cierta manera uno de los retos a la hora de transformar y reinventar las ciudades. Que para tener cambios sustanciales las cosas tardan y los retos, como el cambio climático, no se congelan. 

"LAS CIUDADES DEBEN ADAPTARSE A LAS PERSONAS Y LO EFÍMERO TIENE UN GRAN POTENCIAL"

Pero la vida la dan las personas, no los edificios, y nosotros hemos intentando dar vida aquí. En concreto, con la Pinada Fun para que sea un entorno que se pueda disfrutar por todos, como el barrio el día de mañana; o La Pinada Lab con una solución muy flexible, modular y efímera de innovación abierta. Las ciudades deben adaptarse a las personas y lo efímero tiene un gran potencial.

- ¿Cambió el MIT su forma de ver la educación?

- En ese momento, como no era padre, igual no era tan consciente de la educación infantil. Es verdad que es muy distinta y aspiro a que la educación universitaria española vaya adaptándose a los tiempos modernos. Pero me abrió mucho la mente. Al fijarte en los compañeros y en la gente de la escuela de negocios, veías que es posible hacer grandes cosas y que todo lo grande queda pequeño. Hay que lanzarse en ese sentido. Yo ahí pensaba que algún día quería ser emprendedor, pero al final los emprendedores se crean cuando se topan con un problema y no se lo pueden sacar de la cabeza.

- ¿Cuál es el balance de Imagine Montessori School?

- Es el cuarto año y el balance es extraordinario. Para mí la toma de temperatura es cómo veo a mis hijos yendo al colegio. Emocionados, contentos y se ha logrado, por ejemplo, que el 40% de los alumnos que son internacionales se sientan como en casa y muy integrados. Ese sueño o visión de una educación más personalizada y centrada en las motivaciones e intereses que cada uno de los niños tiene.

- ¿Qué esperan de estas generaciones?

- La misión del colegio es nutrir talentos para un mundo mejor. Dentro de eso, los talentos pueden ser muy diversos y, lo que sí que nos gustaría y para ello trabajamos, es que sean niños curiosos. Que afronten retos y persigan sus sueños y eso contribuirá a que sean felices, algo que nos ayudará al progreso de la sociedad y la humanidad en los retos que vivimos. 

- ¿Quiénes nos marcan esas limitaciones de las que hablaba antes?

- Yo admiro igual a alguien que se lanza y monta una empresa fantástica como a alguien que persigue un sueño totalmente distinto que no es tan visible o conocido. A veces, el éxito en la sociedad lo reducimos mucho a ciertos aspectos cuando puede ser mucho más. Y nos va a hacer más felices si con nuestros talentos podemos contribuir en el entorno que nos rodea. 

Foto: KIKE TABERNER

- Desde Zubi Capital ha creado un fondo de 40 millones para empresas de impacto. ¿Por qué?

- Zubi Capital nace como muchos proyectos en Zubi Labs, de ver algo en primera persona y querer hacer algo al respecto. Nosotros, en Zubi Labs, nos sentimos como inconformistas o agentes del cambio. Usar la empresa y nuestros proyectos para poder influenciar y contribuir al entorno en el que vivimos. Y lo que estamos viendo con la covid es que había empresas a las que les estaba yendo bien, pero la pandemia y el confinamiento les ha perjudicado. 

"EN ZUBI LABS, NOS SENTIMOS COMO INCONFORMISTAS O AGENTES DEL CAMBIO"

Y no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Empezamos con algunos coinversores a apoyar y vimos que existía la posibilidad de ampliar esto a un fondo regulado con mayor ambición. Así ha nacido la sociedad de capital riesgo de Zubi Capital, con un enfoque de fondo de impacto en venture debt. Zubi Labs tiene una primera área de crear de empresas y ahora ha nacido una segunda área para invertir en empresas de fuera del grupo.

Este fondo es el primero de la estrategia que queremos poner en marcha desde este área. Y ahí está el foco de nacimiento en un entorno covid y queremos seguir ayudando a empresas que lo están pasando mal, pero también contribuir al crecimiento de empresas de impacto a través de una estructura de deuda que no está muy bancarizada por el estadio en el que están, por su rápido crecimiento y que no son rentables. Que parecería por su balance que no tienen capacidad de repago, pero que en uno o dos años van a ser break even y posiblemente están dependiendo a día de hoy de sus inversores en equity. Es un hueco que hace falta y tiene que ser un complemento natural. 

- ¿Y por qué deuda y no equity?

- El mercado de equity en fondos de impacto es creciente. Ya existe, aumenta y creímos que habría una necesidad mayor por el lado de complementar con deuda. Generar ese puente entre la financiación bancaria y la inversión en capital. Y para empresas con un cierto tamaño es una opción menos dilutiva para el emprendedor y es un tipo de fondo que para inversores tiene menos riesgo y volatilidad que los fondos de equity. Es verdad que los que lo hacen bien consiguen unos retornos disparados, pero después hay muchos que no consiguen devolver el capital y esto dificulta que algunos inversores metan esta categoría de venture capital en su porfolio.

"EL 'VENTURE DEBT' PERMITE MOVILIZAR CAPITAL HACIA EL IMPACTO"

Pensamos que entrando con algo así, que es un perfil más conservador y más alineado con la preservación de capital, no van a conseguir unos retornos disparados pero sí que consigues unos retornos atractivos. Además, permite movilizar capital hacia el impacto. Es como en Zubi Labs, que movilizamos talento e inversores, en primera instancia, los ingredientes que necesitamos para que el ecosistema florezca porque nuestro propio capital está reducido y porque los proyectos lo cofundamos con emprendedores gestores. 

- ¿Se han planteado más fondos de este tipo para los próximos años?

- Sí, nada que podamos anunciar a día de hoy, pero estamos trabajando en nuevas estrategias similares a lo que hemos hecho con este fondo de Zubi Capital y la idea es ser inversor ancla en estos fondos. Que actuemos de capital catalítico en fondos alineados con temáticas de impacto como entorno rural, actividad económica en el entorno rural e igualdad de género.

- ¿Cuántos proyectos han salido de Zubi Labs?

- Una decena en ámbitos muy diversos. Cuando muchas veces la gente ve Zubi Labs desde fuera no sabe si somos startup o qué somos. Porque nosotros partimos del reto social y ambiental. La Pinada Fun nace de percibir que tenemos espacios urbanos degradados y olvidados y queremos que puedan vivirse en familia. Esto no es tecnológico, pero es un reto que nos motivaba. El hacer las ciudades más vivas, activas e inclusivas.

Foto: KIKE TABERNER

- ¿Van a seguir abriendo melones en Zubi Labs?

- Por supuesto. Tenemos la parte de venture builder y asset management. Pero, al final, nosotros nos vemos como un grupos de agentes del cambio que existimos para resolver retos y contribuir a un mundo mejor y de índoles muy distintos. Por ejemplo, con Cocircular, ha ayudado a evitar que más de 200.000 toneladas de residuos de construcción terminen en el vertedero. Eso es una incidencia en cambio climático bestial. La inclusión social y colectivos en riesgo de exclusión nos motiva mucho. Las ciudades, con barrio La Pinada como el primero, pero también Trebe, centrado en el desarrollo de la vivienda alquiler sostenible. Pero también Mosaik Urban System que gestiona el laboratorio y está trabajando desde la innovación. 

- ¿Qué la parece que se haya anulado la adjudicación de la Estación Marítima?

- La vida a los espacios la dan las personas y no los edificios. Igual que La Pinada puede ser un sitio fantástico, València puede ser una ciudad fantástica independientemente de la dimensión de los espacios. Nosotros como Zubi Labs seguimos comprometidos con apoyar al ecosistema allá donde podamos y este es un instrumento. Aquello que esté alineado de una forma inclusiva. 

- ¿Qué le falta al ecosistema valenciano?

- Viendo los últimos diez años, hay empresas locales que han crecido muy bien. Empresas internacionales que han visto València como una oportunidad de acceso al talento y que han establecido en València oficinas y sedes. Esto es muy positivo. También se ha dado una estrechamiento entre pymes y las startups, pero estamos en los inicios, y un acercamiento desde las inversiones pero también desde el negocio donde Startup Valencia era una de las piezas que faltaba. "

ME ENCANTARÍA VER A VALÈNCIA ESPECIALIZARSE, MÁS ALLÁ DE HEALTH O CIBERSEGURIDAD, EN IMPACTO Y SOSTENIBILIDAD"

Las administraciones, independientemente del signo político, también lo han apoyado. No obstante, hay elementos que le faltan a España como mejores políticas para startups, que se están estudiando, aunque nos gustaría ir más rápido porque compites con otros países. A nivel de inversión también hay mucho por hacer en todas las fases porque, ¿cuántas gestoras hay valencianas? El capital disponible en València está muy por debajo de otras ciudades españolas. También me encantaría ver a València especializarse, más allá de health o ciberseguridad, en impacto y sostenibilidad.

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