LA HABANA/VALENCIA. El viaje del president de la Generalitat, Ximo Puig, a Cuba tenía marcado en este 12 de octubre las citas de agenda vinculadas a la cultura y los vínculos culturales y patrimoniales compartidos. Mientras que esta tarde visitarán el Museo de Bellas Artes del país, donde se encuentran 32 cuadros originales de Joaquín Sorolla de los que se sospecha se solicitaría un préstamo total o parcial para una exposición inédita para la Comunitat Valenciana, esta mañana de miércoles el jefe del Consell ha transmitido a los responsables cubanos su idea de participar de una coproducción audiovisual en torno a la figura de José Martí, padre de la Nación de Cuba. Aunque a priori las partes parecían hablar de una película, fuentes de la Generalitat han concretado que es un proyecto más ambicioso para generar una serie televisiva cuyo peso de producción recaería fundamentalmente en el país caribeño.
Martí nació en el país caribeño, donde su padre, el militar Marià Martí Navarro, estaba destinado desde el año 1850. José nació tres años más tarde y entre 1857 y 1859 residió en la que ahora es la Plaça del Mocadoret, donde además hay una placa conmemorativa instalada en su honor. Esos dos años de su infancia y la vinculación de su padre y hermana, ambos valencianos (su madre fue Leonor Pérez Cabrera, nacida en Santa Cruz de Tenerife) podrían generar el enlace y argumento para una producción audiovisual que no deja de abundar en las querencias del actual Consell por reactivar al sector. Una gestión audiovisual propuesta ahora a las autoriades cubanas, pero que como ha podido saber este diario desplazado hasta este país junto a la comitiva de 23 empresarios, formaría parte de los planes de activación de la nueva Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (la nueva Radiotelevisió Valenciana).
Martí, pensador, icono y héroe de la independencia cubana
La propuesta para la coproducción ha sido transmitida a las autoridades del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, en la visita que los representantes valencianos han hecho a la popular Escuela Internacional de Cine de La Habana. El nombre de José Julián Martí Pérez, conocido popularmente como José Martí, es el de un ‘héroe nacional’ para los cubanos. No obstante, su personalidad se extiende más allá del ámbito de Estado, ya que es considerado desde el punto de vista de la literatura como uno de los máximos representantes del modernismo literario para la lengua castellana. Martí vivió en la citada plaza, también conocida como la del milagro del mocador de San Vicent Ferrer, a espaldas de la Plaça de la Reina i de la Iglesia de Santa Catalina. Este eventual regreso tuvo que ver con la saludo del militar, acompañado de sus tres hermanas; Leonor, que había nacido en Valencia antes de que la familia se marchara a Cuba, María Matilde, que nació en Cuba durante aquellos primeros años 50, como José; y, finalmente, Maria del Carme, que nació en Valencia durante la estancia. Todos ellos regresaron a La Habana en 1959, donde José Martí pasaría a convertirse en una figura fundamental para la liberación del país años más tarde.
La figura de José Martí, icónica “e indiscutible y con arraigo en Valencia”, según ha declarado Puig, es una muestra destacada de una realidad histórica y cultural: la presencia de valencianos en la isla durante el siglo XIX generó un vínculo entre los dos territorios, con una comunidad de pobladores desplazados seguramente sólo superada por los catalanes que se trasladaron al país caribeño. Martí impulsó la Guerra de la Independencia de Cuba de 1895, en la que murió cerca de la ciudad de Palma Soriano. Su deceso encumbró su figura, llena de inquietudes tales como su actividad filosófica, periodística o poética, que pasó a la Historia bajo el sobrenombre de 'el apóstol de la Independencia de Cuba'.
Aunque existen distintas estatuas y placas conmemorativas de la figura de Martí en muchas ciudades del país caribeño, destacan la primera que ya se alzó en 1905 en La Habana y la gran torre estrellada levantada durante los años 50 por el Gobierno de Batista. El Estado compró la Ermita de Montserrat o Ermita de los Catalanes, para erigir un memorial que a menudo se ha comparado con el de Lincoln en Washington, Estados Unidos, aunque la figura de ambos protagonistas es muy distinta.