VALENCIA. Más de cuatro años han pasado desde que se convocó la última Conferencia de Presidentes. La esperada cita para el president de la Generalitat, Ximo Puig, -la solicitó ya en abril del año pasado- para reivindicar que se atiendan los problemas valencianos, tendrá lugar el próximo 17 de enero en el Senado. Y para afrontar esta cita, el jefe del Consell, que tendrá una intervención inicial de 8 minutos, convocaba este jueves a los portavoces de los cinco grupos parlamentarios en Les Corts. Un encuentro en el que todos hallaron un nexo para hacer frente común: la infrafinanciación de la Comunitat debe tener fecha de caducidad.
Así, Puig recibía a primera hora de la mañana a la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, que, con una actitud conciliadora, acudía al Palau de la Generalitat para ofrecer el "apoyo sin fisuras" de su partido al president para que defienda la oportunidad que "tiene en su mano de encauzar junto al resto de comunidades y el Gobierno de Mariano Rajoy un tema crucial como es el cambio del modelo de financiación", caduco desde 2014 y que el Gobierno Central aún no se ha puesto manos a la obra para reformarlo.
Si bien la síndica del grupo popular no fue a la reunión "para hablar del modelo de Zapatero" alegando que el "pasado, pasado es", no dejó pasar la oportunidad de, al menos, apuntar que éste fue un modelo "que perjudicó a la Comunitat Valenciana". A pesar de este apunte aislado, la presidenta del PPCV apeló a la "altura de miras" que Puig y ella misma deben tener para llegar a acuerdos en aras de los intereses de los valencianos. Bonig enterraba el hacha de guerra que tantas veces ha sacado en Les Corts: "esta tierra no necesita ni vencedores ni vencidos; necesita justicia", apuntó para cerrar la cita.
Una vez Puig había logrado el apoyo de Bonig, la tarea más difícil, era el turno de las otras fuerzas. Aunque Ciudadanos siempre ha mantenido una posición de reinvindicación huyendo de connotaciones identitarias, el síndico de los naranjas, Alexis Marí, se ponía "al servicio" del president para que cambiar el sistema de financiación que permita "cubrir los servicios básicos de los valencianos" y hacer un "trabajo pedagógico" para que el resto de presidentes autonómicos "sean capaces de entender que los derechos son de los ciudadanos y no de los territorios". En una intervención rápida y escueta, el portavoz de C’s le pedía además, como ya hizo en el Debate de Política General, que abandonara "el lamento constante" e hiciera "un sobreesfuerzo de gestión" con los recursos que tiene disponibles la autonomía.
Curiosa resultaba el baile de cambios de habitaciones opuestas que pisaron los síndicos para evitar que unos coincidieran con otros a las entradas y las salidas del Palau: cuando Marí finalizaba el encuentro con Puig, bajaba al hall donde esperaban los periodistas. Sin embargo, antes de atenderlos, se dirigía a una sala donde permanecía unos minutos. Quién sabe si para preparar el resumen de los puntos debatidos. En ese impasse, el siguiente portavoz en la lista –Antonio Montiel- cruzaba el hall pisado previamente por Marí en dirección al despacho del jefe del Consell. Cuando estos ya estaban a puerta cerrada, el síndico de Ciudadanos, salía de su retiro para trasladar a los medios los asuntos abordados en la reunión que había finalizado hacía unos minutos. Un proceso circular que se repetía un total de cinco veces –como grupos hay en el parlamento valenciano-.
Así, alrededor de las 11:30 de la mañana –Bonig tenía cita dos horas antes y Marí a las 10:30-, el portavoz de los morados en Les Corts coincidía en los planteamientos de sus homólogos: el eje central de la cita del próximo martes debía ser la reforma del sistema de financiación, además de la reestructuración de la deuda y el aumento de inversiones "no sólo en infraestructuras" sino también "en otros ámbitos como el cultural".
La cordialidad que se respiró el día anterior en la firma del Acord del Botànic entre el president y el socio de gobierno líder de los morados, parecía haberse esfumado este jueves. Montiel se mostraba menos afable y volvía a desenterrar el terremoto que causó la abstención de los socialistas a la investidura de Mariano Rajoy. "Lamentamos la actitud del PSOE que facilitó un gobierno de Rajoy. Veremos si es capaz en la reunión del 17 de ofrecer algún nuevo cambio de rumbo en materia de financiación", apuntaba.
Tras descubrir que no tenía "ninguna confianza respecto a la actitud y el talante" que el Gobierno en Madrid pueda tener respecto a los principales problemas valencianos, era el turno del portavoz de Compromís. Fran Ferri reclamaba que el modelo de financiación autonómica se reformara "desde cero, revisando el statu quo", porque no aceptan "más parches".
El síndic parlamentario no quiere que Puig se vuelva con las manos vacías. Por ello, le pedía al president que traslade una "agenda valenciana" de manera que se fije un "calendario claro" que marque un antes y un después en la financiación valenciana.
En la misma línea que sus predecesores se pronunciaba el portavoz del grupo socialista en las Corts, Manolo Mata, quien a última hora de la mañana apeló al Gobierno de Mariano Rajoy para que éste hiciera "un esfuerzo" para condonar la deuda de la Comunitat Valenciana. Aunque repetía las mismas reivindicaciones que sus compañeros síndicos, Mata señalaba que el Gobierno Central "ya es consciente de la infrafinanciación y del déficit de inversiones", por lo que debe "poner remedio a cuestiones históricas".
"El Estado de Bienestar reposa sobre las autonomías y es insostenible una situación en en la que hay "divergencias de financiación estructurales" que hace que haya "unos españoles de primera y unos españoles de segunda", manifestó. Así, advertía que darían batalla para "no ser menos que nadie": "vamos a luchar para que el FLA sea cero y para que el nuevo modelo sea equilibrado y no haya discordancias" entre las autonomías mejor y las peor financiadas.
Tras una pausa a mediodía, el president de la Generalitat también se reunía con algunos líderes políticos que no tienen representación en el parlamento valenciano porque no consiguieron superar la barrera del 5% en las pasadas elecciones autonómicas. El coordinador general de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), David Rodríguez, y el diputado de EUPV en el Congreso, Ricardo Sixto, aprovechaban así la ocasión para urgir a Puig a abordar con urgencia la reforma de la ley electoral valenciana. Y lo hacían apelando a dos motivos: adaptarse al resto de leyes y que sea "más representativa" la pluralidad de todas las fuerzas que conforman el ámbito político y social de la Comunitat.
También respaldaba al president y coincidía con los otros partidos en la necesidad de abordar el cambio del modelo de financiación que permita a los valencianos "salir de la crisis por la izquierda y en positivo". "Si conseguimos esa mejor financiación, herramientas como una fiscalidad progresiva en el ámbito valenciano o una banca pública más fortalecida y más grande, podremos apostar por las políticas que cambiarán el modelo productivo o dar créditos a nuestros empresarios autónomos y familias", apuntó.
Más tarde, el jefe del Consell se reunía con la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, para cerrar la ronda de contactos de la preparatoria de la Conferencia de Presidentes. Una jornada en la que Puig conseguía aunar los discursos de todas las formaciones que componen el mapa político de la Comunitat -incluido el de la oposición- para "reforzar el consenso" y acudir a Madrid con "una sola voz" alejado de los "partidismos". Que 2017 se convierta en el "principio del fin de la discriminación de los valencianos en el conjunto de España", depende de ello.