MADRID. Hay signos claros de que a los inversores les pone nerviosos Alphabet estos días. Las acciones de la sociedad matriz de Google se han quedado a zaga de otras empresas tecnológicas punteras en los últimos 12 meses ante las preocupaciones en torno a que su rápido crecimiento se está viendo sometido a una gran presión y que los días de su atractiva rentabilidad podrían haberse acabado.
Algunos inversores temen que el crecimiento del gigante del motor de búsqueda podría estar dándose contra un muro (como le pasó en 2015) tras el decepcionante informe del primer trimestre que no cumplió las expectativas de los analistas y los obligó a conjeturar sobre el futuro. En ese trimestre, los ingresos por publicidad de Google de la compañía aumentaron en torno a un 15% frente al año anterior, lo que supone la tasa de crecimiento más lenta a este respecto desde finales de 2015.
Se espera que los ingresos por publicidad de Google aumenten un 16% este año frente al 22% de 2018, según las últimas previsiones de FactSet. Para el segundo trimestre, los analistas esperan unos ingresos por publicidad de 32.400 millones de dólares, subiendo un 15% con respecto al mismo período del año pasado. En este contexto negativo, las acciones de Google han sido las que peor actuación han ofrecido este año entre las empresas tecnológicas de Estados Unidos valoradas por encima de 100.000 millones de dólares. Las acciones han descendido más de un 10% desde su último informe de resultados.
No cabe duda de que el entorno operativo para las empresas que gestionan las mayores plataformas de redes sociales es cada vez más complicado. En el caso de Google, a los inversores les interesa conocer el estado de su acuerdo con el Comité Federal de Comercio sobre la privacidad infantil en YouTube, así como la posibilidad de una investigación antimonopolista a la empresa por parte del Departamento de Justicia. El mayor lastre para el valor de las acciones de Google, en nuestra opinión, se ha debido a estas investigaciones regulatorias iniciadas después de que las empresas de medios de redes sociales fueran acusadas de manipulación de datos de los consumidores para su beneficio, de no detener el mal uso de sus plataformas y de participar en prácticas monopólicas para asfixiar a la competencia.
Si dejamos a un lado estos riesgos políticos y regulatorios, no creemos que el negocio publicitario de Google se vea amenazado. Un trimestre por debajo de las expectativas, en nuestra opinión, no debería empañar el crecimiento récord de Google. Google se ha mantenido como líder sin oposición en el sector de la búsqueda online en todo el mundo durante casi una década. Controla el 92% de las búsquedas, y su siguiente competidor, Bing de Microsoft, sólo se hace con un 2,5% del panorama. Este tremendo foso económico no va a desaparecer en el corto plazo, y debería seguir alimentando el motor de efectivo Alphabet.
Alphabet sigue siendo un gran éxito en el espacio tecnológico. La empresa lidia con éxito con la nueva normativa de privacidad en Europa que parece haber tenido un impacto limitado en su negocio publicitario. Así, su gasto en las nuevas áreas de la economía digital, como la computación en la nube y los vehículos de conducción autónoma, ha favorecido su diversificación de ingresos más allá de su negocio de publicidad digital.
Dicho esto, las acciones de Google seguirán sometidas a una gran presión en el corto plazo debido a las amenazas regulatorias. Por ello, aún no presentan una oportunidad de compra atractiva todavía. Sería mejor que los inversores se mantuvieran al margen.
Haris Anwar es analista senior de Investing.com