El compositor valenciano llega a un acuerdo con el sello neoyorquino RVNG para publicar en mayo la primera reedición de este álbum de 1987
VALÈNCIA. Hasta hace poco más de año y medio, Pep Llopis (1945, Lliria) desconocía que una antigua obra de su discografía estaba revolucionando a coleccionistas de Europa y Estados Unidos. Con la llegada de internet y las webs de compra-venta de discos de segunda mano a finales de los años noventa, la revalorización de Poiemusia. La Nau dels Argonautes (Grabaciones Accidentales, 1987) creció hasta alcanzar el estatus de disco de culto entre los connoisseurs de la música de vanguardia.
Más recientemente, este título aparece ya con cierta frecuencia en publicaciones especializadas como This is Underground (TIUmag) o en las sesiones de nuevos templos de la música experimental como el Salon dels Amateurs de Düsseldorf.
Encuadrado en el revival de la música minimal y ambient de los años ochenta –de ahí que de algún modo también se considere un trabajo new age-, La nau dels Argonautes debe gran parte de su encanto a los juegos fonético-musicales introducidos por la ya desaparecida Montse Anfruns y por Salvador Jàfer (Vall d’Albaida, 1954), autor de los cinco poemas en los que se basa el álbum, todos ellos contenidos en el libro Navegant Obscur (Gregal, 1987).
Con motivo de las jornadas Poiemusia sobre música y poesía que debían tener lugar en el desaparecido teatro Princesa, en 1986 se le propuso a Llopis componer música para los poemas de Jàfer, respetado representante de una generación de poetas que reivindicaban desde los años setenta la recuperación de la lengua valenciana. “Creo que lo que más ha impactado con el paso del tiempo ha sido la forma de lanzar los versos. No eran canciones, sino formulaciones recitadas a medio camino entre la poesía y la rítmica de la música”, explica a ValenciaPlaza el compositor. El resultado es una obra electroacústica de gran carga emocional, en la que se entrevé la influencia de maestros del minimalismo como Steve Reich, La Monte Young y Philip Glass.
El festival Poiemusia, en el que también presentaban piezas Carles Santos y Wim Mertens, fue la única ocasión en la que La Nau dels Argonautes se interpretó en directo con todos los instrumentos para los que fue compuesto. Llopis recuerda esa noche como un éxito antológico. “El teatro estaba abarrotado y vinieron muchos antiguos compañeros a felicitarnos al camerino. Pero, como es habitual con estas cosas, fue un éxito efímero”.
Al año siguiente se grabó el disco en los estudios Tabalet. En los créditos figuran Montse Anfruns y Salvador Jàfer en las voces; Perico Sambeat en la flauta; Josep Ángel Murillo en el clarinete y Aleixandre Abad en el violonchelo, mientras que la percusión, el vibráfono y la marimba corrieron a cargo de Joan Cerveró, fundador años después del Grup Instrumental de València y director del festival Ensems de música contemporánea hasta 2014.
El sello madrileño Grabaciones Accidentales –fundado por miembros de Esclarecidos y Décima Víctima- se encargó de la edición, aunque los gastos de la grabación corrieron a cargo del propio Pep Llopis –con una ayuda de la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana-. De ahí que hoy en día los derechos del master estén íntegramente en su poder.
“Desde hace dos años no sé qué le pasa a todo el mundo que no hacen más que llamarme discográficas interesadas en reeditarlo”. A Llopis le han llegado propuestas de Francia, Alemania, Estados Unidos y Cataluña, la región española donde más se busca y se aprecia su obra. Finalmente, el acuerdo se ha rubricado con el prestigioso sello neoyorquino RVNG, especializado en la edición de música electrónica experimental contemporánea, pero también en la recuperación de gemas ocultas como la que nos ocupa. La salida del disco está prevista para el 19 de mayo, si bien el LP ya se puede reservar en digital o vinilo a través de la web, donde se vende a 18 euros.
“Es curioso, porque cuando se publicó La Nau dels Argonautes, en general la gente se quedó enganchada con música, pero no con la intervención de las voces. Todo el mundo me pedía que lo reeditara sin los textos. Y ahora, sin embargo, ocurre lo contrario. Han tenido que pasar treinta años para que la gente entendiese ese disco. Desgraciadamente, Montse nos dejó en 2014, por eso le he dedicado esta reedición. Era una persona con la que tenía una relación muy especial”, explica Llopis, que además de seguir con su faceta de músico es desde hace años presidente del Consell Territorial de la SGAE en la Comunidad Valenciana.
Quizás el aspecto que ha engrandecido esta obra con el paso del tiempo es la manera en la que Llopis supo acercar las vanguardias centroeuropeas y americanas al espíritu mediterráneo. En el texto promocional, la discográfica RVNG destaca que “este disco está concebido para disfrutarse como un paisaje marino”. “En la grabación –sigue la nota-, las voces convergen suavemente para evaporarse después. Pep baña su performance conversacional con ligeros efectos de delay y reverb, dejando que sus voces se disuelvan después en un océano de sonido”.
Para acabar de comprender la génesis de una obra como La nau dels Argonautes es necesario retrotraernos a los años setenta. Un tiempo, no muy lejano, en el que Valencia fue un referente nacional en el campo de la música experimental. Por entonces comenzaba a despuntar una generación de compositores audaces y de amplia formación académica, tales como Carles Santos (asentado en Cataluña, donde fundó el Grup Instrumental Català, pionero en música de vanguardia), Llorenç Barber; José Antonio Orts, Rafael Mira (estos dos últimos recién llegados de estudiar en París con maestros de la talla de Iannis Xenakis, Luciano Berio y Yoshihisa Taïra) o Ramón Ramos (que había perfeccionado sus estudios en Düsseldorf).
Otro agitador cultural importante era José Luis Berenguer (1940), experto en electrónica y creador de muchos elementos de transformación de sonido. Fue además autor del primer libro sobre música electroacústica publicado en España, así como el fundador junto a Llorenç Barber de Actum, el segundo laboratorio de música electroacústica que se abría en el país. “Ahí fue donde empecé a introducirme en la música contemporánea –comenta el director y compositor Joan Cerveró, que por entonces rondaba los 18 años-. El laboratorio tenían su sede en un ático de la calle Conde Salvatierra (en el mismo edificio que hoy ocupa el restaurante mexicano Ameyal)”.
Esta pequeña legión de músicos, unidos por el prurito de la investigación sonora, pero al mismo tiempo sumamente diferentes entre sí, hicieron suya la misión de importar corrientes como el serialismo, la música aleatoria, la música concreta, el minimalismo, la música de acción asociada a la performance y la electroacústica, que tenía como máximo referente al Groupe de Researches Musicales de París.
El influjo de compositores como Boulez, Sotkhausen, Ligeti, Berio, Xennakis, John Cage, La Monte Young o Steve Reich no solo caló en músicos de formación académica, sino también en artistas procedentes de otros géneros como el rock progresivo. Este fue el caso de Pep Llopis, que firmó su primer trabajo discográfico (Holocaust, 1978) junto al grupo Cotó-en-pèl, para embarcarse después en proyectos de investigación fonético-musical como Proyecto de Escena Vocal o Erratum Ensemble, aventura intensa, aunque fugaz, con Llorenç Barber y Fátima Miranda.
Aunque ahora el reconocimiento le haya llegado por el flanco más inesperado, la carrera musical de Pep Llopis se ha asociado esencialmente a la composición de bandas sonoras para espectáculos de artes escénicas. Desde 1983 es el compositor habitual de la compañía Ananda Dansa. A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosas distinciones como el Premio de la Crítica de Valencia (2001) y cuatro Premios de las Artes Escénicas de la Generalitat Valenciana a la mejor composición musical (1998, 2000, 2004 y 2007).