El director valenciano estira el 'dilema del prisionero' hasta el thriller psicológico. Una ficción que permite asomarse al espectador al amoral uso de de las fuerzas de seguridad públicas
VALÈNCIA. "La presó […] ha estat durant uns quants segles com una pàgina en blanc on la política i la cultura han anat gargotejant projectes i utopies […] al servei d'una sèrie de propòsits, uns de visibles i uns altres de velats". El párrafo pertenece al prólogo de Exclosos i transparentats. Del panòptic a la pantalla digital, el brutal ensayo de Javier Cigüela Sola recientemente galardonado con el Premi València Nova Alfons el Magnànim. La idea pertenece a Vigilar y castigar, el tratado esencial sobre las prisiones y su relación con la sociedad (Michel Foucault, 1975) que acaba de encontrar en la cartelera una muestra: Inocente aborda la situación de unos detenidos acusados de financiar a una célula de Al Qaeda en Europa conectada con el 11-S.
Pau Martínez estrena este viernes el film autodistribuido que estará en los Aragó Cinema de València y los Artístic Metropol de Madrid. Una historia que le llegó como encargo del productor y coguionista, Carlos Ibáñez, y en la que sus protagonistas permanecen encerrados sin más control que el de un abogado de oficio que va cambiando. Basada en hechos reales, los sucesos se desarrollan en esa horquilla de tiempo que va del 11-S a la entrada de España en la Guerra de Irak. Es en ese terreno abonado para la fertilización del miedo cuando alguien muy próximo a Ibáñez vive unos acontecimientos que convencieron a Martínez de inicio: "me gustó mucho la premisa, también porque partía de un personaje principal muy ajeno a mi mundo".
Esa historia central está protagonizada por Jaime Linares, premio al mejor actor en el pasado Festival de Cine de Alicante por esta cinta. El intérprete aborda el papel de un empresario encerrado e interrogado en las peores condiciones con tal de afianzar el supuesto policial con el que se trabaja: "podemos aproximarnos a conductas que no deberían pasar en un país democrático. Son denunciables siempre, pero nosotros sabemos que el entorno abertzale ha denunciado cosas similares y nunca se les ha atendido, de ninguna forma. No se le hace mucho caso porque siempre se enfoca como un invento para desacreditar al Estado".
La historia se llega a conectar con el atentado del 11-S y con Pakistán, momentos y espacios de máxima sensibilidad a los que sólo se puede enfocar desde la ficción con nuestra realidad: "es una de las pocas armas que tenemos para denunciar. De hecho, los americanos o los ingleses lo han tenido siempre claro. Lo hemos visto con En el nombre del padre (Jim Sheridan, 1993) o En tierra hostil (Kathryn Bigelow, 2009). Han entendido que la ficción es una de las herramientas clave para poner en duda las actuaciones más dudosas del Estado, pero aquí nos cuesta mucho hacerlo. Supongo que tiene que ver con nuestra herencia franquista, con la historia... Como sociedad, no sé qué más nos ha de pasar para poder abordar el terrorismo de Estado sin que haya consecuencias".
La película comienza con imágenes de los propios atentados contra el World Trade Center y las ruedas de prensa en las que Ángel Acebes "daba nombres, aunque fuera ilegal, aunque luego hubiera detenidos, en la mayoría de los casos, que salían libres". No obstante, Inocente aborda la situación de personas encarceladas cuyos nombres no tienen origen ni árabes ni pakistaníes. Nombres ficcionados pero extraídos de un suceso real que atravesaron el calvario de las formas inhumanas excusadas en la situación de alarma internacional.
Martínez cree que "aquel momento de pánico masivo, de instrumentalización del miedo, no ha dejado de estar presente desde entonces entre nosotros. En cualquier caso y en cualquier ámbito. El terrorismo es la forma más fácil de tratar con ese miedo y es importante analizar hasta dónde un Estado democrático entra en el juego. En mayor o menor medida, lo hacen todos, incluido el nuestro". Con factura de pequeña producción, las interpretaciones de Linares, Álvaro Báguena y Josep Manel Casany sobresalen en el cuarto largometraje de Martínez que ha contado con un elenco artístico y técnico muy valenciano.