Los expertos de Buy & Hold recuerdan que los inversores tienden a vender todas las acciones en momentos tensos sin diferenciar buenas de malas
VALÈNCIA. El mes de agosto ha sido un mes muy negativo para las bolsas europeas en general -y para la española en particular- debido fundamentalmente a la crisis que se está viviendo en las divisas y los bonos de la mayoría de países emergentes. Muy especialmente en los casos de Turquía y Argentina, que están sufriendo devaluaciones de sus monedas cercanas al 50% y subidas de los tipos de interés de sus bonos de largo plazo en euros a niveles del 10%.
Una circunstancia que va a suponer un fuerte enfriamiento económico para ambos países, una subida de la inflación y la posibilidad de un impago de la deuda para sus empresas e incluso para el propio país. La fuerte relación económica de las empresas españolas con Argentina y con Brasil ha supuesto una mayor caída del Ibex 35 frente al Euro Stoxx50.
Por otro lado, los inversores, a pesar de los buenos resultados publicados por la compañías en el primer semestre, están empezando a temerse que esta tormenta que por ahora solo afecta a los países emergentes acabe afectando a las economías occidentales. De ahí que se continúe castigando a los sectores más cíclicos como financieras, materias primas y automóviles y comprando los sectores más estables, como eléctricas y farmacéuticas.
En el mercado de renta fija se está viviendo una situación de búsqueda de refugio en los valores de mayor calidad (deuda pública alemana), con subida del precio de sus bonos y por el contrario una caída en el precio de los bonos (y por tanto un aumento de la rentabilidad) de las empresas y países con un peor rating.
Estas caídas, aunque desagradables para todos, ofrecen la oportunidad de comprar compañías de gran calidad a precios muy atractivos, ya que en situaciones de temor los inversores tienden a vender todas las compañías, sin diferenciar las buenas de las mediocres o las malas.
Equipo de gestión de Buy & Hold Capital
El experto espera que la inflación sea mayor y que los bancos centrales se vuelvan todavía más reacios a relajar los tipos de interés