SONS AL BOTÀNIC

Nudozurdo: diez años alejándose del estándar indie

Nudozurdo vuelve a València, con la perspectiva de los 10 años de su debut discográfico, para actuar en Sons al Botànic

26/04/2018 - 

VALÈNCIA. Ha empezado la cuenta atrás para rendir tributo místico a una efeméride que probablemente apenas recuerden unas cuantas decenas de personas en València. Un centenar, como mucho. Será un aniversario, seguro, al que más de uno atenderá con la distancia que proporcionan las dos caras de la moneda del escepticismo: no saber de lo que se habla y la superioridad intelectual del paternalista. En 2009 se cumplirá una década del primer concierto de Nudozurdo en València; lo cual, a simple vista, no parece tener más trascendencia que la de cualquier otro concierto de un grupo indie al que alguien, aleatoriamente, se quiera referir. Pero nunca hay que infravalorar la relevancia de la aleatoriedad y el privilegio de una tribuna: en ese estuve yo.

Aquel 19 de septiembre en la sala Wah-Wah era un 19 de septiembre más. Uno de esos de resaca veraniega en los que las noticias más relevantes todavía responden a competiciones deportivas. Pero el 19 de septiembre siempre había sido una fecha digna de ser recordada: sin ir más lejos fue el inicio de la llamada Gloriosa -guarden los vídeos de Jesús Gil-, germen de la Primera República -y las banderas de los balcones-. Aunque, pertrechándonos en la magia negra de ‘El Hijo de Dios’, quizá tenga más sentido recordar que fue un 19 de septiembre de 1692 cuando exhaló su último aliento Giles Corey: la única víctima de la Tortuga - tortura que consistía básicamente en aplastar progresivamente al sujeto con piedras- en Estados Unidos a raíz de los juicios por brujería de Salem. Eso sí que fue un mártir.

A aquel 19 de septiembre de 2009 en la sala Wah-Wah tampoco le sobra mística. Los documentos audiovisuales -el documento, un vídeo con más de 1.300 visualizaciones- que recogen los delirantes 8 minutos de ‘El Hijo de Dios’ son un testigo fiel de lo que sucedió: un bautismo en la vesania rock liderado por un maestro de ceremonias que, en aquella época y con ese foco clásico de Wah-Wah coronando su cráneo, todavía había de soportar las comparaciones mesiánicas con Ian Curtis. Nudozurdo estará el viernes 27 de abril en el Jardín Botánico, dando una nueva continuación a aquella noche, como parte del ciclo Sons al Botànic.

Una década de Sintética

Quizá haya que esperar un año más para poder celebrar una efeméride con el absurdo sentimiento de autoridad que dan las cifras redondas. Sin embargo, si aceptamos la estricta dictadura de la arbitrariedad numérica, ya existen hitos que observar con la distancia de una década en el mismísimo horizonte. En 2018 asistimos al implacable paso del tiempo convertido en pétreo tributo, objeto de análisis: los 10 años de la publicación del primer-segundo disco (o segundo primer disco) de Nudozurdo: Sintética. Aquel disco que más de uno llegó a calificar de “obra maestra que ha roto por completo el panorama del rock nacional”.

Sintética era, en realidad, el segundo disco de unos guadianescos Nudozurdo que, por aquel entonces, ya vivían en la mutación constante que genera las tumultuosas aguas de la búsqueda constante. Su primer disco, homónimo, permanecía guardado en un cajón después de haber conquistado a principios del XXI uno de esos concursos que premian el talento joven. Al abrigo del éxito de su primer disco, aquellas canciones verían la luz -afortunadamente- poco después. A 10 años vista de la descarga eléctrica que supuso para el panorama indie (si te echa el lazo Everlasting, automáticamente pasas a ser indie aunque no quieras), Sintética ha dejado huella, pero, sobre todo, ha evidenciado la profundidad que está dispuesta a aceptar la escena independiente española.

Influencia: el factor Vetusta Morla

La cosecha de 2008, en vistas al futuro, está marcada por dos falsos debuts. Sintética y Un Día en el Mundo, de Vetusta Morla. Ambos, que convulsionaron el escenario indie hace una década, han corrido caminos muy diferentes en lo que respecta a su calado y modificación cuántica de la realidad. Por fortuna para unos y por desgracia para todos los demás, la mal llamada escena indie optó por la emulación más superficial y su destino es, hoy, un derivado, un sucedáneo de lo que entonces sonaba con mayor constancia.

La influencia de Sintética, un disco de fuerte ascendencia postpunk y que encapsulaba en su interior la mejor de las versiones de la herencia del pop nacional, se ha visto reflejado en contados discos y en un puñado -muy pequeño- de grupos; el epítome de todo esto, probablemente, es León Benavente (con nudozurdismos como ‘El Rey Ricardo’). El calado de su influencia se evidencia de forma más clara si tenemos en cuenta la ristra de grupos que, empezando por su grupo de barbecho -Izal-, sí han inspirado Vetusta Morla en lo que es probablemente la reproducción por esporas más importante de la escena indie en los últimos 15 años; llama la atención, por otro lado, que esta manufactura en serie se haya producido paralelamente a la explosión del negocio de festivales nacionales de corte uniforme.

Los virajes creativos y la huida del estándar

Las razones por las que unos se han convertido en estándar y otros no residen, casi seguro, en la mera voluntad. Al menos, no da la impresión de que Nudozurdo haya tenido en ningún momento la más mínima inquietud por ser referencia homologada de nada. Sus vaivenes estilísticos, propiciados siempre por tormentas buscadas con ahínco, tampoco favorecen un supuesto anclaje creativo para nadie más. Ni mucho menos para ellos. Sintética no tuvo una continuación que compartiera exactamente las mismas coordenadas de su predecesor. Desde Tara.Motor.Hembra, esa ha sido la tónica: la que marca sin compasión la eterna búsqueda de la inspiración de Leo Mateos, polisémicamente al frente de Nudozurdo.

De forma cronológica, al postpunk rabioso de su debut real le siguió el de inspiración siniestra, de pop vítreo, de Sintética; la vuelta de tuerca en su tercer disco les llevó a lugares más propios del rock; mientras que, con un acústico y un EP de inspiración sintética de por medio, su cuarta referencia estuvo protagonizada por el viraje creativo de Mateos, enamorado de la sintética de verdad. El último de ellos, ya con una formación estable por primera vez en años -con Ricky Lavado en la batería-, aceptó todas las caras habidas y por haber de Nudozurdo para desembocar en Voyeur Amateur.

Nudozurdo y Sons al Botànic

El viernes 27 rendirán una nueva visita a València, a sólo un año de poder conmemorar los diez años de la primera. En una nueva edición de Sons al Botànic, Nudozurdo inaugurará un ciclo que este año se acerca a la excelencia de su primera edición. El cartel de la cuarta entrega del ciclo de conciertos en el Jardí Botànic de la Universitat de València se completará con el regreso de Tulsa con uno de los discos del año, el voluptuoso directo de Gener -en pleno desarrollo de su próximo trabajo-, la presentación en directo de la nueva colección de canciones de Carmen Boza y los conciertos de Maga y Julián Maeso.