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TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

¿Nos pagarán por conducir el coche?

27/04/2020 - 

Es muy probable que nadie pensara que podríamos ver precios del petróleo negativos, pero eso es precisamente lo que pasó el lunes 20 de abril con los contratos de futuros del crudo West Texas, que vencían el día siguiente.

 Lo de pagar a los estados para prestarles el dinero ya parecía algo muy extraño, aunque el sentimiento de extrañeza se intensificó cuando algunas empresas, que por supuesto tienen riesgo de crédito, empezaron a emitir deuda a tipos negativos. Incluso en algunos países del norte de Europa, empezaron a concederse hipotecas por debajo del 0% de interés, con lo que podría decirse que los particulares reciben un pago por ser propietarios de sus propias viviendas.



En estos tiempos, nos tenemos que acostumbrar a situaciones que nunca habían sucedido en los mercados financieros, pero lo de los precios del petróleo es una nueva vuelta de tuerca. No obstante, lo que pasó hace una semana no quiere decir que nos vayan a hacer un ingreso en la cuenta cada vez que llenamos el depósito del coche ya que, dejando al margen el peso de los impuestos en el precio final del combustible, lo que sucedió responde a factores técnicos que no tienen por qué volverse a repetir, sobre todo si se va confirmando la salida de las medidas de confinamiento por la pandemia de coronavirus.



Intentemos explicar lo que sucedió con los futuros del petróleo West Texas: a diferencia de los futuros del crudo Brent, los futuros del West Texas (WTI) implican entrega física de la materia prima al vencimiento del contrato, que en el caso que nos ocupa estaba programada para el mes de mayo.

 Por otra parte, entre los participantes del mercado de futuros del petróleo existen multitud de inversores financieros que no tienen ningún interés en hacerse cargo del petróleo, por lo que se limitan a ampliar la fecha de vencimiento de los futuros, vendiendo el contrato que está a punto de expirar y comprando el siguiente vencimiento. A esta operación se la conoce entre la comunidad inversora como "rolo de futuros". Los compradores finales de estos contratos son participantes que sí están en disposición de recibir los barriles.



Los futuros del WTI se negocian y liquidan en la localidad de Cushing, en Oklahoma, donde normalmente existe capacidad de almacenamiento de petróleo. No obstante, se da la circunstancia de que, con la actual pandemia de coronavirus, se ha producido tal colapso en la demanda de crudo que la capacidad de almacenamiento de Cushing se está agotando. Según el último informe del Departamento de Energía de Estados Unidos, el 10 de abril había almacenados 55 millones de barriles de crudo, que se estaban acumulando a razón de entre 6 y 7 millones de barriles por semana.

 La capacidad total de almacenamiento de Cushing se calcula en unos 79 millones de barriles, por lo que al actual ritmo de acumulación de reservas, a mediados del mes de mayo, se habrá agotado la capacidad, justo en el momento en el que los inversores del contrato de futuros que venció ésta semana recibirían sus barriles.

 

Foto: POLARIS/CONTACTO

La escena que siguió se la pueden imaginar: los inversores y especuladores financieros deseando vender los futuros a toda costa y los participantes que invierten en crudo físico, que en condiciones normales hubieran comprado los contratos, sin poder hacerlo por falta de capacidad de almacenamiento en el momento de la entrega física de los barriles. El resultado es que los precios se desplomaron hasta el punto de que los vendedores tuvieron que pagar por deshacerse de sus barriles de crudo, ya que les hubiera salido más cara la entrega física del petróleo. Algunos inversores perdieron hasta la camisa, ya que tuvieron que aceptar desembolsar casi 40 dólares por barril para evitar hacerse cargo de los mismos. Y los compradores de los contratos de futuros recibieron el dinero y los barriles, pero ahora tendrán que buscar espacio de almacenamiento.

Como pueden apreciar, no se trata de que el precio del petróleo valga realmente cero o negativo, sino que el movimiento de los precios de los futuros del WTI responde a causas técnicas derivadas de la falta de capacidad de almacenamiento. La gran discrepancia entre los precios del WTI y los del Brent, que se mantuvieron el lunes por encima de los 25 dólares por barril, es una prueba fehaciente de ello.

Por último, ¿quiere esto decir que ya hemos dejado atrás lo peor? Pues tampoco podemos asegurarlo, ya que en última instancia la situación empezará a mejorar cuando la demanda de petróleo comience a normalizarse. Hasta entonces, se seguirán acumulando reservas de crudo y la capacidad de almacenamiento seguirá estando muy cerca de agotarse.

De hecho, el actual futuro del WTI, con entrega física de barriles en el mes de junio, cotiza en estos momentos a unos 11 dólares por barril y es muy probable que si a mediados de mayo seguimos sin tener visibilidad sobre la demanda de petróleo, podamos volver a tener episodios de volatilidad como los que acabamos de dejar atrás: una tormenta perfecta para los inversores de crudo.

Álvaro Manteca es responsable de Estrategias de Inversión Banca Privada de BBVA

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