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SIN COMPLEJOS / OPINIÓN

Nosotros, ellos, todos

5/10/2020 - 

Mucho se ha hablado los últimos tiempos de la estrategia política del Gobierno de la ‘polarización’, palabro que viene a sustituir conceptos más diáfanos: nosotros contra ellos. Da igual cuáles sean las categorías: rojos-azules; ricos-pobres; norte-Sur, Valencia-Levante… La excusa es lo que menos importa, hay que centrarse en el adverbio. Contraponer una posición frente a otra, siendo una el paradigma de las virtudes y la contraria una suerte de perversión sin fin.

En democracia, dentro de la legalidad, todo es válido. También esta forma de arrinconar al contrario al borde del espantajo ha sido habitual durante meses, sobre todo por parte de los partidos extremistas en parlamentos y gobiernos. El éxito no da la razón y el hecho de que algunos hayan llegado a los sillones tampoco significa que sea la forma correcta de hacer las cosas. Porque si en tiempos normales es peligrosa, en esta pandemia es directamente suicida.

Leía el otro día a Albert Rivera lamentarse de que la política española se había convertido en un “teatro de guiñoles”, donde nos damos cachiporrazos para que el público se divierta. Pues vale, pero ahora nadie se ríe viéndonos echarnos los trastos para saludarnos después en el comedor de Les Corts tranquilamente mientras los ciudadanos siguen su vida cuando se echa el telón. ¿Creen que VOX y Podemos no se saludan por los pasillos? ¿Que si el portavoz socialista no me pide el aceite y la sal no se los doy?

Albert Rivera.

Acabemos con las escenificaciones. Tenemos la responsabilidad, ahora más que nunca, de ser ejemplo ante los ciudadanos. Si convertimos todo en política no quedará sitio para nada más.

Creo que todos somos conscientes de que esto no debería ser así. Porque, lejos de nuestras diferencias de pensamiento, siempre hay cosas que estarán bien y otras mal. Desde aquí reclamo el derecho a defender el sentido común (siempre con la apostilla de que es el menos común de los sentidos) como forma de actuar. Tratemos a la Comunitat Valenciana como nuestra propia casa, porque lo es, y a todos los valencianos como si fuéramos familia. Y todos sabemos cómo se funciona en los hogares y qué es la economía doméstica.

Todos comprendimos la excepcionalidad de la situación hace unos meses. Por eso, en mitad de la crisis más importante de España desde hace décadas (no me atrevo a decir desde la Guerra Civil porque espero que no sea así) impulsamos los Pactos de la Reconstrucción entre todos los grupos del Parlamento valenciano que quisieron. Un hilo de esperanza para muchos, que veían que los políticos no somos monigotes, sino personas con familias, preocupaciones y problemas que nos hemos metido aquí vete a saber Dios por qué. 

Pero vino el señor Lobo. Respondiendo al presidente Ximo Puig en su cita a Mario Vargas Llosa en la campaña de 2015: “¿Qué se jodió en el Perú?”, yo lo tengo claro. Nosotros, presidente; nosotros, los políticos. Vamos a empezar a hablar en primera persona, a hacer autocrítica, antes de usar la tercera persona del plural.

¿Qué ha pasado en tres meses para que de un acuerdo como el firmado no se pueda plasmar en unos Presupuestos de la Generalitat? No para este año, sino para los siguientes. El propio jefe del Consell auguró hace unos días en Alicante que venían “años difíciles” para la economía de la Comunitat Valenciana. ¿Alguien lo duda?

Isabel Bonig.

No es posible planificar un plan para la autonomía hasta 2030 a menos que todos los grupos políticos nos pongamos de acuerdo. ¿Cómo vamos a hacer un proyecto a cinco, siete, diez años vista? Una idea loca, imaginemos que Isabel Bonig gane las elecciones de 2023. ¿Qué hacemos entonces, lo echamos todo para atrás y hacemos otros planes para el 2034?¿Vamos a estar sacando concesiones y revirtiéndolas cada cinco años? ¿Y así hasta cuándo? 

Vamos todos a dejar de actuar para el espectáculo y seguro que entre todos podremos encontrar una solución de cajón, que nuestras abuelas no le pusieran reparos. 

Comencemos a conjugar el ‘todos’ de una vez… o no quedará nadie a quien echarle piedras porque entonces no habrá ni ellos ni nosotros.

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