Los rusos están citados para votar este próximo domingo en unos comicios que para el director de Emergentes de Standish (BNY Mellon) ya tienen ganador: Putin
MADRID. Rusia celebra elecciones el próximo 18 de marzo y creemos que Vladimir Putin volverá a ser elegido presidente para los próximos seis años, hasta 2024. Las encuestas le otorgan una popularidad del 80% que, no obstante, es inferior al máximo del 89% alcanzado en junio de 2015. Aunque el 67% de los encuestados le votarán el 18 de marzo, es difícil que estas elecciones generen mucho entusiasmo entre la población rusa. Por eso, el interés no está tanto en los propios comicios como en a quién escogerá Putin como primer ministro y en si hará alguna señal en la dirección de reformas estructurales.
Esta será la segunda legislatura consecutiva de Putin y la cuarta en total. No obstante, será la última como presidente, aunque aún se desconocen sus planes para el futuro. Parece probable que Putin empleará su última legislatura en el poder para cimentar su legado y designar a su sucesor. En cuanto a su elección como primer ministro, lo más probable es que Medvedev continúe en el cargo. Y como Putin aún no ha respaldado ninguna de las reformas más radicales planteadas por su asesor Kudrin, no parece que tenga pensado acometer profundas reformas estructurales durante este periodo.
Como anticipamos estabilidad política (y de las políticas) tras las elecciones, no esperamos grandes reacciones por parte de los mercados financieros. Seguimos pensando que los títulos de deuda gubernamental rusa en moneda local generarán rentabilidades superiores puesto que esperamos que el banco central adopte una postura más acomodaticia que la que prevé el mercado y mantenemos nuestras perspectivas positivas a largo plazo sobre la mejora de los fundamentales macroeconómicos de Rusia.
Federico García Zamora es director de mercados emergentes de Standish, parte de BNY Mellon
El documentalista Vitaly Mansky, nacido en la ucraniana Lviv, se introdujo en 2000 en el gabinete de Vladímir Putin y le siguió a todas partes con su cámara. Ahora, esos vídeos, reunidos para un documental más de veinte años después, encajan perfectamente con la situación actual. No solo por la cantidad de colaboradores que empezaron con él para abandonarle (Chubais ha sido el úlitmo), dejar el país o morir en extrañas circunstancias, sin por su configuración de una fuerza take-it-all que aspiraba a no tener oposición