MADRID. Los rendimientos reales anualizados de las inversiones a largo plazo desde el año 1900 hasta 2017 alcanzaron en España el 3,6% para la renta variable, el 1,8% para los bonos del Estado y el 0,3% para las letras del Tesoro, según el anuario 2017 de rentabilidad de las inversiones mundiales elaborado por Credit Suisse Research Institute en colaboración con el London Business School. Entre los años 2000 y 2017 el retorno real anualizado ascendió al 2,7% para la renta variable en España, al 4,8% para los bonos y al -0,3% para las Letras del Tesoro.
El estudio destaca que en las décadas de 1960 y 1980 el mercado de renta variable español protagonizó periodos alcistas y se clasificó como el segundo del mundo, mientras que en las décadas de 1930 y 1970 registró las peores rentabilidades de entre todos los países analizados. A lo largo de los últimos 118 años, la prima de riesgo de la renta variable española a largo plazo fue de 1,8%, el nivel más bajo de entre los 23 países que cubre el informe. Por su parte, la prima de riesgo de los bonos fue del 3,4% y la de las letras del Tesoro, del 1,5%.
El anuario de la rentabilidad de la inversión proporciona un análisis sobre los retornos de las inversiones en el largo plazo de los mercados de renta variable y renta fija en 23 mercados desde 1900 hasta la actualidad. A nivel mundial, los rendimientos reales anualizados de 1900 a 2017 fueron del 5,2% para la renta variable, del 2% para los bonos y 0,8% para las letras del Tesoro. Por su parte, la prima de riesgo de la renta variable ascendió al 3,2%, frente al 4,3% de la de los bonos y el 1,1% de la de las letras.
En este contexto, el informe de Credit Suisse Research Institute apunta que la renta variable "ha resultado ser la mejor inversión a largo plazo" y que los episodios de volatilidad suponen "una mera irregularidad difícil de predecir" en su continuada tendencia al alza. En general, los "grandes vencedores" de 2017 fueron los mercados emergentes, con una rentabilidad del 38% frente al 23% de sus homólogos desarrollados, si bien su comportamiento desde 1900 ha sido un 1% inferior al año frente al de los mercados desarrollados.
En cuanto al tipo de activo, apunta que el oro ha registrado una rentabilidad "anémica" y una alta volatilidad y una escasa cobertura frente a la inflación, a la vez que la inversión en objetos de colección como el arte, el vino y los instrumentos musicales ha superado a los activos monetarios y a la deuda pública.
En concreto, el vino es el que mejor comportamiento ha registrado desde 1900 de entre los cuatro tipos de objetos de colección para los que existen registros, con una apreciación ajustada a la inflación del 3,7%, mientras que el arte solo alcanzó una revalorización del 1,9% anual. De cara al futuro, el informe advierte de que la inversión en todas las clases de activos "debería arrojar una menor rentabilidad". En cuanto a los inversores centrados en el valor, señala que han experimentado "una década perdida" y que "no hay garantías de que esta situación vaya a cambiar".