VALÈNCIA. El próximo mes de julio se cumplen tres años desde el último congreso del PSPV-PSOE, cónclave donde se produjeron algunos cambios de importancia en la dirección del partido. Uno de ellos fue la entrada como secretario de Organización del diputado José Muñoz (València, 1985) en sustitución de Alfred Boix, dirigente de máxima confianza del presidente de la Generalitat y líder del partido, Ximo Puig, que recaló posteriormente como alto cargo en el Palau.
Muñoz se sienta con Valencia Plaza para analizar la situación política en la -aparente- recta final de la pandemia: relación de los socios del Botànic, también con el Gobierno de España, así como otros aspectos de la gestión y la actividad legislativa. Además, el secretario de Organización pasa revista al estado actual del PSPV y a las posibilidades de futuro en el próximo congreso.
-El PSPV defendió el fondo de 16.000 millones para luchar contra la covid-19, pero luego el Gobierno modificó los criterios. ¿No hay una contradicción en alabarlo como hicieron ustedes y que luego mejorara para la Comunitat Valenciana como pedía Compromís?
-Para empezar es un fondo positivo y finalista que nunca se había implementado, lo que indica la sensibilidad del Gobierno de España para paliar los efectos de la pandemia y que además introduce la cogobernanza de la Comunitat Valenciana, dado que puede emplearlos en lo que considere cada gobierno autonómico. En esto ha habido dos posiciones: algunos partidos han optado por generar crispación en el gobierno autonómico y mientras, el Consell de Ximo Puig, se ha dedicado a negociar con el Ejecutivo de España para hacerles ver la realidad valenciana en el reparto de este fondo. Las consecuencias están ahí: la Generalitat consiguió un cambio de criterio que ha permitido que seamos la segunda autonomía más beneficiada en el reparto.
-Bueno, tampoco es una mejora tan alta si se tiene en cuenta la infrafinanciación autonómica. En cualquier caso, Compromís se atribuye el cambio de criterio tras su voto en contra a la prórroga del estado de alarma. ¿Qué tiene que decir a eso?
-Para empezar es que el voto en contra no debía tener nada que ver con eso. No se votaba sobre el fondo de la covid-19, sino sobre la prórroga del estado de alarma, que ha sido la herramienta útil para frenar la pandemia. Entonces entendíamos que lo lógico era el voto a favor. Así que no entendimos ese rechazo. Por otra parte, el cambio del fondo se debe a una negociación institucional del Consell de Puig en la que el Gobierno de Sánchez se mostró sensible con las necesidades valencianas. Una sensibilidad que ya vimos en los presupuestos que no salieron adelante por culpa del PP, también con la liberalización de la AP-7 y con otras cuestiones.
-Pero Compromís reclamaba además una compensación, un mecanismo de nivelación por la infrafinanciación, y es algo en lo que el PSPV está de acuerdo...
-Los mecanismos correctivos para paliar la infrafinanciación nosotros los seguimos reclamando, pero es que no es lo mismo que la votación del estado de alarma ni tampoco que el fondo de la covid-19. Son cuestiones diferentes. El sistema de financiación debe ser reformado, sí; y mientras eso sucede deben existir mecanismos de compensación, sí. Hasta entonces el Gobierno de España ha incrementado la liquidez para la Comunitat Valenciana a través del FLA, un instrumento que no nos gusta pero que nos permite tener liquidez para pagar a proveedores en una situación complicada. Pero insisto, son cuestiones diferentes.
-Bueno, y dada la situación, ¿nos tenemos que despedir entonces, ya no solo de mecanismos de compensación, sino también de la reforma del sistema de financiación en 2020?
-No necesariamente.
-¿Cree que en octubre va a haber una propuesta de reforma del sistema de financiación tal y como se acordó con el presidente del Gobierno?
-Es cierto que las circunstancias sociales, políticas y económicas son las que son y la crisis sanitaria tiene una serie de efectos. No sé si será para octubre pero estoy convencido de que Pedro Sánchez reformará el sistema de financiación autonómico, más allá de la fecha que esperemos que sea cuanto antes, pero de lo que estoy seguro es de que será más beneficioso para la Comunitat Valenciana que el actual.
-Hablando del fondo, también ha habido problemas con los 800 millones de euros para el transporte que incluyó una disputa entre el alcalde de València, Joan Ribó, y el ministro de Transporte, José Luis Ábalos. ¿Volvemos a ser de segunda en este asunto?
-No puedo estar de acuerdo. Recordemos que la Autoridad Metropolitana Valenciana la desmanteló el PP lo cual le sirvió de excusa al Gobierno de Mariano Rajoy para excluirnos de las transferencias. El Consell de Puig lo revirtió en 2015 creándola de nuevo y en los Presupuestos que no salieron adelante estaban contemplados unos ingresos importantes para esta entidad que no fueron aprobados debido al rechazo, entre otros, del PP. En este caso, por un lado se estaba hablando de transporte metropolitano y, por otro, de transporte urbano, algo que explicó perfectamente el ministro Ábalos. Pienso que se han generado debates estériles sobre premisas falsas que a algunos partidos les interesan para buscar una posición política. Nosotros no estamos en eso.
-¿Quiere decir que en estas reacciones de Compromís ve una estrategia predeterminada a la búsqueda de un espacio político?
-Habría que preguntarle a ellos. Pero repito, nosotros vamos a estar en solucionar problemas y no en crear problemas nuevos.
-¿Cómo cree que puede afectar al Botànic estas posturas de los socios de gobierno como Compromís y también el proceso de elección de nuevos liderazgos Podem?
-No creo que afecte. Los partidos políticos son instrumentos transformadores de la sociedad a través de las políticas públicas. Podem, por ejemplo, tuvo la voluntad de participar en el Gobierno valenciano y eso no creo que varíe por un proceso de primarias. Otra cosa es que me preguntes a quién preferiría para apuntalar la estabilidad del Botànic, pero tampoco me voy a pronunciar sobre ello porque creo que le haría un flaco favor.
-Entonces, ¿puede decirse que ve una legislatura del Botànic a cuatro años?
-Sin duda. Al final se ha demostrado que el Botànic es un modelo de éxito y más si lo comparas con otros modelos como el de Madrid, que de repente los socios de gobierno no acuden a una reunión de la reconstrucción. Es cierto que hemos tenido nuestras divergencias pero el objetivo común siempre ha estado por encima de todo y eso ha proporcionado unidad y estabilidad.
-¿Qué espera de la comisión de reconstrucción de Les Corts?
-El presidente ha planteado esta reconstrucción desde tres pilares: el legislativo, que es al que te refieres en la pregunta; el diálogo social, mediante reuniones constantes con patronal, sindicatos y otros colectivos; y el institucional, referente a la conexión con diputaciones y ayuntamientos, algo muy importante porque los consistorios han sido la primera trinchera contra la covid-19 en materia de interacción con los ciudadanos y han hecho una labor encomiable. Con esto quiero decir que la reconstrucción no es una cuestión de partidos políticos, es una cuestión de la sociedad valenciana. Lo que plantea Puig con estos pilares es escuchar todas las voces para aprovechar al máximo todas las posibilidades y no dejar atrás ninguna idea, talento, opción... También es cierto que aquí estamos viendo una oposición más razonable que en Madrid, especialmente en lo que se refiere al PP. Isabel Bonig y Puig han mantenido diálogo antes y también ahora para hablar de la reconstrucción, mientras Pablo Casado y otros líderes de la oposición han desarrollado una oposición desatada con el objetivo de derribar al Gobierno. Cada cual deberá hacer su examen de conciencia.
-El presidente de la CEV, Salvador Navarro, dijo en su comparecencia en esta comisión hace una semana que el Botanic debía reducir el número de altos cargos para disminuir gastos tal y como piden también Cs, PP y Vox. ¿Se ha planteado el Consell una medida de este tipo?
-El número de altos cargos tiene que estar bien dimensionado a las necesidades sociales y al tamaño de la población. ¿Nuestra dimensión es útil y eficaz? En mi opinión, sí. Nosotros estamos por debajo de la relación entre altos cargos y población de por ejemplo Andalucía o Murcia, donde gobierna el PP. La coherencia es importante: la oposición pide reducir el número de altos cargos y asesores pero luego en la Diputación de Alicante, donde mandan ellos, han realizado nombramientos de personal eventual en medio de la crisis sanitaria.
-La reforma de la ley del juego ha costado tres años en salir adelante por diferentes motivos. Durante los últimos meses fue especialmente relevante la fuerte oposición que hizo la patronal, sin embargo, los puntos más conflictivos que se plantearon al inicio de su tramitación se dulcificaron considerablemente. ¿Considera que el texto aprobado es ambicioso?
-Es una ley pionera. Y digo más, desde el Ministerio del Consumo se han puesto en contacto con nosotros para interesarse por lo que hemos impulsado aquí. Además creo que es una ley equilibrada porque compatibiliza los legítimos intereses del sector con la protección de la ciudadanía, especialmente en lo que se refiere a la adolescencia y a las personas más vulnerables a la ludopatía. Ahora bien, nosotros hemos legislado en el ámbito de nuestras competencias, pero hay una cuestión fundamental en esto que son las apuestas online. Esto depende del Ministerio de Consumo y desde aquí nos ofrecemos a colaborar con ellos para implementar o diseñar una ley que vaya en la misma línea que la aprobada por el Botànic. Esto es muy importante porque los últimos datos apuntan a un incremento del 20% del juego online entre los jóvenes durante la pandemia porque lo ven como ocio y en ese aspecto debemos seguir trabajando.
-¿Cómo valora el cambio de postura de los partidos de la oposición con esta ley?
-Por partidos, diría que a Ciudadanos le falto algo de valentía porque yo esperaba que apostarían algo más por la protección de las personas. En cuanto al PP, tengo la sensación que actuaron demasiado instrumentalizados por la patronal. Respecto a Vox, diría que han sido irrelevantes en este asunto como en muchos otros.
-Cumple en julio tres años como secretario de Organización del partido. ¿Qué balance hace? ¿Qué es lo que se esperaba y qué es lo que no?
-Lo primero es que ser secretario de Organización del PSPV es un honor y un privilegio por el que solo puedes estar agradecido. La verdad es que nunca pensé que llegaría a serlo cuando me afilié a la familia socialista. Un partido, al menos el PSPV, tiene sentido con el objetivo de transformar la sociedad y eso se hace ganando elecciones. Es motivo de alegría y orgullo haber contribuido de alguna manera a ganar las elecciones y ser la primera fuerza tras 24 años, un éxito del partido que no se hubiera conseguido sin la ayuda y esfuerzo de todos, con mención especial al ámbito municipal. Esto significa que hemos logrado conectar con la ciudadanía. ¿Qué es lo que no esperaba del cargo? Te cuentan lo duro y difícil que es, pero hasta que no lo vives no lo puedes entender. Es entonces cuando te das cuenta de que incluso, a veces, lo que te decían se queda corto. Así que es cierto que es muy complicado pero está siendo una experiencia muy positiva.
-Aún le quedan, como mínimo, unos meses... ¿se ve siendo reelegido en el puesto y alcanzar los ocho años al frente de Organización? Desde que Lerma dejó el liderazgo, el récord de permanencia en este puesto tan exigente lo ostenta Vicent Sarrià con siete años.
-Bueno, todavía queda tiempo para eso pero si en el siguiente congreso el partido considerara que debo seguir, lo haría. En cualquier caso, un proyecto político como el PSPV-PSOE no se construye, en mi opinión, en torno a una única persona ni a personalismos.
-Ahora con la normalidad, los movimientos en el PSPV se doblan, ¿qué piensa de que algunos critiquen a Puig por no defender a Sanchez y le llamen el Feijóo valenciano como si fuera un verso suelto del PSOE en España?
-Me parece todo un poco excesivo y más en la situación de crisis sanitaria en la que nos encontramos. La prioridad para el presidente Puig, obviamente, son los valencianos y valencianas y tratará de hacer lo mejor para ellos. Puede haber situaciones en las que haya enfoques distintos pero luego siempre se llega a un acuerdo. En cualquier caso, más allá de esto, creo que es una suerte para los valencianos de que haya un presidente socialista en el Gobierno de España como Pedro Sánchez y un presidente socialista en la Generalitat como Ximo Puig, porque este es un partido creado para luchar contra la desigualdad. No sé cuáles habrían sido las recetas de la derecha para la gestión de la pandemia y para la salida de la crisis económica, pero recordando lo ocurrido en 2008 con Mariano Rajoy, me las puedo imaginar.
-¿Cree que Puig tendrá rival por la Secretaría General?
-No estamos en eso, sinceramente y, además, no tengo una bola de cristal para saber qué hará cualquier afiliado del partido. Lo único que espero es que cuando se produzca ese congreso, que ni hay fecha para ello, se salga de él con unidad y fuerza para seguir transformando la sociedad.
-¿Ve la suficiente sintonía entre Puig y Ábalos para que no haya lucha por el liderazgo? Porque no son pocos los que apuntan a una candidatura alternativa desde el entorno del ministro...
-La sintonía se está demostrando en la manera de gestionar desde las Administraciones y ambos coinciden en poner a la ciudadanía en primer lugar. Evidentemente, cuando se gobierna se generan complicidades que pueden ayudar a una mayor unidad del partido. Gobernar también implica compartir problemas y ello también contribuye a sintonizar. Esto también ocurre en el partido: la verdad es que nuestra relación con Ferraz es buena, tratamos los temas, hablamos con asiduidad y tomamos decisiones coordinadamente. A día de hoy, no veo una situación de tensión.
-Entonces, usted se imagina un proceso en el PSPV que, sea como sea, conducirá a que Ximo Puig vuelva a ser secretario general y candidato a la Generalitat.
-Creo que es evidente que Puig es el mayor activo político que tiene el PSPV. La ciudadanía reconoce el trabajo del presidente y del secretario general y a mi juicio, hoy por hoy, es insustituible.