VALÈNCIA. ‘Hotel explotación: las kellys’ es el título de la película documental con la que la periodista Georgina Cisquella quiere hacer visible la realidad de todas esas mujeres que trabajan limpiando hoteles. Sobrecarga de trabajo, subcontrataciones, flexibilidad absoluta y numerosos problemas de salud son algunos de los problemas que aquejan a este colectivo que, solo en España, integran más de 200.000 mujeres.
“Son, en un 97%, mujeres mal pagadas, numerosas inmigrantes y expuestas al despido”, declara Georgina Cisquella quien ha estado siguiendo el recorrido de las kellys por ciudades como Barcelona, Madrid, Benidorm o Lanzarote. Lo que se propone la periodista es hacer un documental que ayude a empoderar a estas mujeres para cuya financiación ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding en la plataforma Verkami.
Decir, en defensa de algunos empresarios del sector hotelero, que no todos son iguales y que los hay que se niegan a aplicar la reforma laboral que rebajó los derechos de este colectivo. Uno es Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriott y a quien algunos llaman ‘el rey de las kellys’. “En una conferencia me preguntaron por qué el turismo no paraba de batir récords anuales y no lo notaban los trabajadores y era cierto. La reforma laboral siempre me pareció un desastre, sobre todo en este sector, donde no hacía falta y lo único que hizo fue empeorar más las cosas”, afirmaba en un acto de emprendedores.
Y si la iniciativa de Georgina Cisquella se orienta a apoyar a las camareras de los hoteles, el proyecto que arrancó Ana Bella en 2006 persigue obtener un empleo digno para todas las mujeres que hayan logrado salir de una situación de violencia de género. En su opinión, que una mujer maltratada salga de esta situación la convierte no en víctima, “sino en una superviviente, en una persona valiente y con un gran potencial que puede enfocarse como un valor real de cara a la empresa”.
Sin querer menospreciar ningún oficio, cuenta Ana Bella que cuando ella finalmente se separó, más de una vez le vino a la cabeza una frase que solía repetir su marido: “¿Pero dónde crees que vas a ir si me dejas, que sólo vales para fregar escaleras?”. Lo triste es que resultó ser verdad, porque esos eran los únicos empleos que le ofrecían al principio, pese a hablar inglés y haber finalizado los estudios hasta lo que entonces era COU. En lugar de resignarse se sublevó contra esa realidad convencida como está de que “la vía más eficaz para que las mujeres superemos la violencia en positivo es favorecer nuestra inserción laboral en trabajos valorados socialmente”. Ese es el cambio de paradigma que defiende en la inserción laboral de mujeres maltratadas.
Danone fue la primera marca que creyó en el potencial de estas mujeres contratándolas, hasta la actualidad, como ‘embajadoras de marca’ en puntos de venta de toda España. Luego se sumarían a la iniciativa firmas como las de Fontvella o Campofrío. “No es el trabajo ideal, pero sirve de trampolín para buscar luego un empleo mejor. En un inicio, el objetivo es que las mujeres trabajen de cara al público, se socialicen, y en lugar de escuchar eso de ‘es que eres tonta’ o escuchen ‘gracias’ todo el tiempo”.
La escuela de la fundación ha recibido numerosos galardones, el último procedente de la embajada de EE.UU en España que la ha seleccionado en 2018 como candidata a los Women of Courage Awards.
También el proyecto Ellas lo bordan es una iniciativa empresarial para ayudar a mujeres en riesgo de exclusión, en este caso madres solas con hijo/s a cargo y víctimas de violencia en todas sus formas. Impulsado por Regina Cárdenas, el taller de inserción textil ya emplea a 20 mujeres en Madrid procedentes de 15 nacionalidades distintas.
Pero, ya al margen de mujeres con una problemática especialmente desfavorable, surgen también iniciativas empresariales promovidas por mujeres con especial empeño en promover a las de su género en puestos de relevancia. Esto era lo que perseguía el equipo de (In) Visible Talent, una consultora de recursos humanos especializada en mujeres. Partiendo de estadísticas como la de que solo uno de cada cuatro puestos de dirección es ocupado por una mujer, la idea era potenciar la equidad y la diversidad en la empresa. El proyecto, impulsado por Rocío Suanzes como CEO, no prosperó.
Una pena, teniendo en cuanta opiniones como la de Isabel Portero Sánchez, CEO y fundadora de Biohope, quien afirma que una de las mayores aportaciones que puede hacer la mujer al mundo de la empresa corresponde al liderazgo. “Creo que estamos más familiarizadas con eso que llaman las habilidades blandas, que no hay que confundir con falta de autoridad ni ausencia de liderazgo, sino con una actitud más empática y colaborativa que la tradicional”, afirma.
La suya es una empresa biomédica de nueva creación. Aún así cuenta ya con 16 empleados, el 60% mujeres, aunque en la selección de personal dice regirse exclusivamente por criterios de meritocracia. “Biohope es una empresa liderada por una mujer, que soy yo, y hay científicas de altísimo nivel en el equipo de I+D. Con esto quiero decir que, aunque cuesta mucho trabajo, es posible crear en España un contexto profesional en el que brille el talento de las mujeres, incluso en un sector tan competitivo y que requiere una formación tan alta como la biomedicina”, eran las palabras de Isabel Portero cuanto recibía un accésit como una de las finalistas al Premio Emprendedoras 2017 del Ayuntamiento de Madrid.