The Waterboys vuelve a València con un concierto el próximo 23 de julio como parte del programa de la Feria de Julio en Viveros
VALÈNCIA. Mike Scott es una de esas figuras cuya persistencia en la trascendencia de su obra acaba por convertirlas en constantes para varias generaciones al mismo tiempo. Los más de 30 años que contemplan la carrera de The Waterboys -perlada, por momentos, con escapadas en solitario que llevan el mismo sello- son, con más o menos fortuna, ejemplo de ambición creativa. Mirar siempre adelante, sin tener demasiado en cuenta el escenario que pintó el anterior lienzo. “La música cambió, avanzó de forma progresiva, especialmente entre los 50, los 60 y los 70”, recuerda Scott (Edingburgo, 1958), “todos los que crecimos en aquellos tiempos estamos acostumbrados a que sucedan grandes cambios de un disco a otro”.
Sus más de tres décadas en el negocio de hacer discos le permiten al cantante de Waterboys licencias de honestidad brutal, que diría aquel; responder con monosílabos y de forma educada-pero-sucinta, y alargarse en las cuestiones que más sublevan su alma. De estas últimas, el anquilosamiento del consumidor (y del creador) parece ser una de las que más espacio ocupan en su baúl de las opiniones sobradamente autorizadas. “El público quiere nostalgia, recuerdos de su juventud y sus viejas canciones favoritas”, explica Scott, que reconoce que no tiene “ningún interés en eso” y termina: “hoy muchos artistas cambian su imagen, pero no dejan de hacer la misma música durante toda su carrera”.
Tampoco olvida Scott un lance que le ligó a València en 1986: su no-concierto junto a Simple Minds. “Esa historia no es cierta”, manifiesta el cantante de The Waterboys, y en su respuesta detalla con gran precisión lo que sucedió a mediados de los 80 para que cancelaran su primer concierto en España días antes de celebrarse. Hoy, treinta años después de aquella no-cita, forman parte del programa de conciertos de la Fira de Juliol, en la que actuarán el 23 de julio en los Jardines de Viveros.
-Ha pasado un año ya desde vuestro último disco. Con más perspectiva, ¿estáis contentos con el resultado?
-Sí.
-Out Of All This Blue era un disco doble, a la antigua usanza. Ya no lo vemos muy a menudo hoy en día… ¿La causa es la industria y el tipo de consumo o la creatividad?
-Creo que es porque la gente -la audiencia de los medios de comunicación, los propios artistas- tienen periodos de atención más cortos. Es más complicado hacer que la gente escuche hoy un disco doble nuevo que, por ejemplo, en 1972.
-Llama la atención que un grupo con más de 30 años de experiencia siga tan vivo creativamente como para poder publicar un disco doble. ¿Se planteó así desde el principio?
-Sí, lo planteé así desde el inicio. Justo desde el principio, después de escribir un par de canciones, ya tenía la convicción de que sería un disco doble.
-De alguna manera, ese disco refleja la constante evolución de The Waterboys desde los 80…
-Es el último paso en nuestra evolución, sí.
-Seguís ejerciendo vuestra libertad para evolucionar vuestro sonido. ¿Forma parte de vuestro ADN o crees que está más relacionado con la forma de ver la música en personas que crecieron en los 60 y los 70?
-Las dos cosas, probablemente. La música cambió, avanzó de forma progresiva, especialmente entre los 50, los 60 y los 70. Todos los que crecimos en aquellos tiempos estamos acostumbrados a que sucedan grandes cambios de un disco a otro. Bob Dylan, los Beatles, los Stones, David Bowie, Neil Young y muchos otros cambiaban profundamente de disco a disco. Hoy muchos artistas cambian su imagen y sus fotografías, pero no dejan de hacer la misma música durante toda su carrera.
-Grupos como Arctic Monkeys, que tratan de evolucionar su sonido en cada disco, reciben bastantes críticas. ¿Crees que estamos demasiados cómodos en lo previsible, como oyentes?
-Me temo que sí. El público quiere nostalgia, recuerdos de su juventud y sus viejas canciones favoritas. Personalmente no tengo ningún interés en eso y, cuando voy a ver a un artista, lo que quiero es escuchar algo nuevo y brillante. Quiero ver el arte, la creación, la creatividad en directo; no una recreación del arte y la creatividad de hace 30 o 40 años.
-¿Y cómo músicos? ¿Entiendes que alguien pueda repetir una y otra vez las mismas fórmulas para hacer discos?
-Por supuesto, y ese tipo de artista siempre ha estado ahí; incluso en los 60 y los 70. Entonces, la gente se reía de ellos. Hoy se convierten en súper estrellas.
-He leído que te gusta mucho Kendrick Lamar… ¿Cuáles son las influencias de The Waterboys en 2018?
-Hay mucha influencia de soul y funk; también algo de jazz y country-funk. Con Kendrick Lamar es el sonido, la noción de collage y además también la emoción.
-Es curiosa vuestra relación con València, una ciudad que trata especialmente bien a los grupos surgidos en los 80. ¿Guardas algún recuerdo en especial?
-Sí. Recuerdo algunos conciertos bastante salvajes en València de nuestra primera visita en 1989, y luego más tarde en 2000 y 2001. El de 2001 fue el año en el que nuestro conductor me dio una camiseta del Valencia. ¡Aún la tengo!
-Según los periódicos de 1986, ibais a tocar en València -primer concierto en España- junto a Simple Minds, pero la organización anunció que no lo haríais porque el grupo se había disuelto días atrás. ¿Qué recuerdas de esos días?
-Esa historia no es cierta. Estuvimos de gira con Simple Minds hacia finales de 1985 y nuestro agente del Reino Unido nos preguntó si haríamos otra con ellos a principios de 1986, incluyendo España. Dije que no porque la banda estaba muy cansada y necesitaba parar para descansar. Sin embargo, sin mi consentimiento o conocimiento, la agencia ya nos había confirmado para los conciertos, y los promotores lo habían anunciado públicamente. Desafortunadamente, como la agencia nunca nos contó la historia real, todo quedó como que The Waterboys cancelaron los conciertos.
-¿Ves la herencia y la influencia de The Waterboys en grupos de hoy en día?
-A veces me doy cuenta de algo; una canción que suena a costrosos, o una portada de disco que se parece a alguna nuestra. Una o dos veces he detectado a bandas más viejas copiándonos, o siendo influenciadas. De todas formas, la influencia es una cuestión extraña, y yo mismo también he recibido la influencia de muchos otros artistas. Creo que las bandas deberían ser honestas y reconocer cuáles son sus influencias. The War On Drugs, por ejemplo, han hablado de The Waterboys, lo cual es guay.