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MARÍA VALLET EN EL 'AULA DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA'

Medicina adaptada a cada paciente: nanopartículas que liberan fármacos en la zona ósea deseada

17/10/2019 - 

ALICANTE. En el año 1960, la esperanza de vida en España se fijaba, según datos del Banco Mundial, en los 69'11 años, una cifra un poco por debajo de Estados Unidos (69'77) y un tanto más distanciada de Reino Unido (71'13). Debido a factores como el avance de la medicina o los hábitos alimenticios de la población, la longevidad española ha aumentado con el transcurrir de los tiempos hasta situarse en este casi cambio de década en los 83'24 años, según informa el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si calculan la diferencia podrán asombrarse con el hecho de que, en poco menos de 60 años, la sociedad viva de media 14'13 años más, sobrepasando a EE.UU y a Reino Unido, quienes en 2019 albergan una esperanza de vida de 81'5 y 81'4 años, respectivamente -según el listado que presentó en abril la Organización Mundial de la Salud (OMS)-. Aunque contar con este extra de vida suponga un regalo por lo intrínseco de vivir, existen ámbitos o aspectos en los que alargar la edad no resulta una ventaja, como puede ser el caso del mantenimiento del sistema de pensiones o las enfermedades.

Para comprender "cómo son nuestros huesos y por qué padecen dichas enfermedades -cáncer, osteoporosis e infección- y cuáles son los remedios que en la actualidad se utilizan para solucionarlas, además de los pros y los contras que tienen estas soluciones", la investigadora premio Rey Jaume I, María Vallet, impartió, el martes 15 de octubre, una conferencia titulada En busca de soluciones para las enfermedades del hueso, integrada dentro del Aula de la Ciencia y la Tecnología, en la Sede Ciudad de Alicante. Además, el día siguiente protagonizó un encuentro con los medios para transmitir los puntos que había tratado en su charla y y resolver cuestiones en torno a su investigación.

"El cáncer y la osteoporosis van muy emparejadas con el envejecimiento. Como cada vez vivimos más, estas enfermedades se vuelven más frecuente y en muchas ocasiones se dan de manera conjunta, o sea que la persona no solo tiene de una clase", responde ante la aparente condena de que una gran parte de la población las padezca. Con el fin de ayudar en estas dolencias y alteraciones óseas, el equipo capitaneado por Vallet se encuentra "investigando en el laboratorio las nanopartículas mesoporosas de sílice, que son partículas muy pequeñas donde dentro podemos meter los fármacos o cóctel de fármacos que hagan falta y fuera, en la superficie, la podemos preparar para que vaya directamente a la zona en la que tiene que actuar", explica.

Esta solución podría proporcionar un tratamiento médico personalizado a las necesidades de cada paciente, una posibilidad que la doctorada en ciencias químicas explica con un símil: "Es como si yo tuviera una caja de herramientas en el laboratorio y fuera metiendo dentro todos los fármacos que funcionan, los estímulos-respuesta y los elementos de targeting para dirigirlos a donde tienen que llegar. Con todo eso, hemos preparado una especie de librería en la que sabemos qué tenemos que utilizar para cada enfermedad y, de esa manera, el médico -pensando en el enfermo con determinadas características- puede coger de esa librería lo que le haga falta y colocarlo en la nanopartícula. La nanopartícula es el chasis donde podemos construir un Ferrari o un Seat en función de lo que se nos pida", concluye la comparación.

Por su parte, las infecciones pueden producirse por diferentes causas, como la colocación de una prótesis: "El porcentaje de infección de prótesis antes era de un 2%; ahora, en los casos más optimistas, se dice que puede llegar a un 0'5%", traslada la investigadora. Pese a que pueden parecer cifras bajas, "en estos momentos se ponen muchas prótesis, con lo cual solo con que se infecte un 1% ya supone mucho", interpreta. Es por ello que el equipo de laboratorio se encuentra investigando la posibilidad de "recubrir esos implantes con unas capas que impidan la adherencia de bacterias. Pero si el hueso ya se ha infectado, entonces las bacterias cubren esa zona para impedir que entren los antibióticos necesarios combatirlas. Nosotros estamos intentando romper ese recubrimiento, que se llama biofilm, para permitir la entrada de esos antibióticos a la zona donde son necesarios en lugar de que se repartan por todo el cuerpo", aclara.

Un implante muy frecuente en la actualidad es el de cadera, el cual se realizó por primera vez tan solo 70 años atrás, en la década de los 50, en Oxford. "Antes, la gente que se rompía la cadera se metía en la cama hasta que se muriera, que solía ser en unas dos semanas. Ahora ya es prácticamente corriente que la gente tenga implantes de cadera", comenta Vallet. Unos implantes que han evolucionado desde entonces: "Tanto en el material, como en el recubrimiento, como la parte ingenieril para que soporte la carga... Y todavía se quiere hacer algo más, que es poder ajustarlos exactamente al paciente. No es lo mismo ponerle un implante a un señor que pesa 120 kg que a una señora de 50kg, como tampoco a una persona joven que a una anciana y tampoco lo es a un hombre que a una mujer. Esto todavía no ha llegado al comercio, pero llegará, porque son mejoras que se van aplicando sobre un mismo modelo", desvela uno de los avances en este campo.

La investigación sobre las nanopartículas mesoporosas de sílice en la que se encuentra inmersa la química empezó en 2011, momento desde el que el equipo se encuentra "trabajando con distintos estímulos, fármacos y elementos de targeting. Es mucho trabajo, muchas horas y mucha gente", asegura. Y todavía queda un largo camino hasta que lleguen a ser utilizados en medicina, ya que "están en fase de investigación y después tendrán que pasar por una serie de trámites administrativos importantes, además de ensayos clínicos", comunica. La científica ha sido beneficiaria del programa Advanced Grants, dentro de Horizonte 2020 (un plan de investigación e innovación impulsado por la Unión Europea) que tiene como objetivo "brindar apoyo a proyectos de investigación en la frontera del conocimiento de cualquier temática, liderados por investigadores senior con al menos 10 años de experiencia", según anuncia el sitio web de Horizonte 2020. La cifra asciende a 2'5 millones de euros para invertir en el proyecto, una dotación por la que Vallet se siente agradecida, ya que cuenta que nunca ha tenido problemas de financiación, "aunque otros investigadores de España, sí".

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