VALÈNCIA. À Punt ya tiene nueva presidenta. La hasta ahora representante del Consell del Audiovisual en el Consejo Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC) y vicepresidenta del ente, Mar Iglesias, asumió este viernes la Presidencia en funciones de la cadena tras la renuncia de Enrique Soriano al cargo a tan solo un año y 10 meses de expirar su mandato.
Iglesias ocupará el cargo, al menos, hasta que el PSPV proponga un candidato para el puesto que Compromís y Unides Podem estén dispuestos a respaldar. Un trámite que, como pronto, no se iniciará hasta el próximo mes de febrero, ya que Les Corts Valencianes no retomarán la actividad parlamentaria hasta entonces porque el mes de enero es inhábil.
Ahora bien, aunque Iglesias ocupe la Presidencia, no percibirá el salario equivalente al de un secretario autonómico como tenía Soriano hasta que Presidencia de la Generalitat le realice un contrato de alta dirección, según explican fuentes de la Corporació. Por lo que, por el momento, seguirá cobrando únicamente las dietas que percibía hasta ahora como el resto de vocales por cada reunión a la que asista.
Una vez Presidencia de la Generalitat autorice el contrato de alta dirección, Iglesias "pedirá una excedencia en la Universidad de Alicante -donde actualmente trabaja- para poder dedicarse en exclusiva al puesto que pasa a ocupar", añaden fuentes de la CVMC consultadas por este diario.
En este punto, conviene señalar que el tripartito modificó la ley de À Punt a través de la ley de Acompañamiento de 2021 para que quien ocupase el puesto de Presidencia de la televisión valenciana pudiera no dedicarse en exclusiva al cargo y así poder compatibilizarlo con su profesión. En ese caso, eso sí, no recibiría un salario con rango de secretario autonómico, sino que únicamente pasaría a cobrar las indemnizaciones por las reuniones a las que asistiera.
No obstante, desde la cadena señalan que Iglesias vive en Alicante y, por tanto, no tiene previsto dedicarse a su nueva responsabilidad a tiempo parcial.
El expresidente de la CVMC ya advirtió al president de la Generalitat, Ximo Puig, que tenía intención de dejar la Presidencia de la CVMC en verano de 2019. Un propósito que, según pactó con el jefe del Consell, llevaría a cabo cuando le encontraran relevo.
Sin embargo, el proceso no era sencillo de resolver en aquel momento por varios motivos: la amplia mayoría parlamentaria que necesitaba cualquier candidato para que salir adelante -requería dos tercios, 66 diputados, por lo que necesitarían a alguna formación de la derecha-; las incompatibilidades que tenía dicho puesto; o el salario poco atractivo del cargo. A pesar de todo, el PSPV llegó a proponer hasta tres nombres antes de que se resolviera el concurso para relevar a Empar Marco: Miguel Mazón, Marc Pallarés y Josep Ramón Lluch.
Pero ninguno generó el consenso requerido para ocupar la Presidencia de la CVMC, no solo entre la oposición, tampoco en las fuerzas del tripartito. El primero, no agradaba a Compromís por su vínculo con los socialistas: fue secretario general de la Conselleria de Hacienda entre 1984 y 1995 durante la etapa del presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, en el Gobierno de Joan Lerma. Más tarde, fue concejal del Ayuntamiento de Valencia hasta 1999, donde compartió lista con el actual conseller de Hacienda, Vicent Soler.
Lluch, por su parte, no entusiasmaba a Unides Podem, pero tampoco a Compromís. De hecho, los valencianistas abogaban por dejar en manos del Consell Audiovisual -todavía nonato- la búsqueda del futuro presidente de la Corporació.
Tras año y medio a la espera de que se produjera el cambio, al finalizar 2020 trasladó al jefe del Consell que su decisión era firme y se iría el 8 de enero de À Punt para volver a su puesto de letrado de Les Corts.
A lo largo de su mandato, Costa lo apostó todo por la audiencia, pero sin un respaldo presupuestario ni burocrático, no ha habido modelo que asentar sino situaciones que amortiguar