VALÈNCIA. En el congreso del PSPV de 2017, el secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, decidió otorgar el puesto de vicesecretario general -número dos- al portavoz en Les Corts, Manolo Mata (València, 1959).
Una apuesta que fue recibida con ciertos recelos incluso desde el entorno del propio presidente de la Generalitat, debido principalmente a las viejas rencillas en procesos internos que había protagonizado Mata en el pasado incluso enfrentándose al propio Puig.
Así, además de su cargo como síndic en Les Corts, Mata ostenta un importante cargo orgánico que le convierte en voz autorizada para hablar tanto de la situación y futuro del partido como de la estrategia electoral y el escenario de precampaña en el que se encuentran inmersas las distintas fuerzas políticas.
-¿Cómo ha percibido el aterrizaje de Íñigo Errejón en Compromís de cara a las elecciones generales?
-Creo que cuando lo plantearon era muy buena opción porque era como comprar una franquicia: comprar el 'Más' y la carita y la historia de Íñigo, un dirigente que cae bien, gran tertuliano, etc. Parecía que podía tener mucha trascendencia pero tengo la sensación que de momento es un poco fiasco o, al menos, ha quedado diluido porque no han aportado nada ni hemos visto un programa o compromiso cotidiano de Errejón en la Comunitat. Pero vamos, como compra de la franquicia lo veo bien dado que a Compromís le ha supuesto un coste cero porque no ha tenido que negociar las candidaturas, algo que hubiera sido diferente y más complicado con Podemos, que venía de tener una posición fuerte por los últimos resultados electorales.
-¿No cree que nos deberíamos haber ahorrado todos esta convocatoria electoral?
-Siempre he dicho que no y me hubiera gustado que no pero, al final, ser investido y no poder gobernar tampoco tiene sentido. De hecho, Sánchez fue presidente del Gobierno y no pudo aprobar el presupuesto. Podría haber pactado con Podemos pero tampoco garantizaba una mayoría absoluta. De todas formas, yo me pregunto cuál es el papel histórico de Albert Rivera en todo esto. Si se hubiera prestado a apoyar al PSOE nos habría creado un problema grande porque la militancia decía que no, pero al final eran 180 escaños la suma. Pero no olvidemos que Rivera ha tenido en su mano decidir quién es el alcalde en Madrid, quién es el presidente del Gobierno, quién preside la Junta de Andalucía, quién preside Castilla-León... y siempre se ha escorado hacia el mismo lado.
-La situación de Cataluña, ¿beneficia a alguien electoralmente?
-No beneficia a nadie, nos perjudica a todos. Porque, ¿a quién votas tú que creas que lo puede arreglar? Imagino que hay una gran cantidad de españoles que opina que no hay que enviar al ejército, sino actuar con cautela y prudencia, resolviendo eso sí los problemas de orden público que se produzcan. Esa sería la opción del PSOE. Otros pensarán que lo que hay que hacer es estirar la aplicación de las leyes y quitarles el gobierno. Y votarán al PP o a Vox. Es un problema tremendo.
-Pasando al partido, ¿cree que Puig volverá a presentarse para liderar el PSPV? ¿Usted le anima a ello?
-Tengo la íntima convicción de que el mejor sucesor de Ximo Puig es, sin duda, Ximo Puig. No creo que seamos capaces de articular una renovación de algo que va tan extraordinariamente bien así que si un día me pide consejo le diré que continúe. La suerte que tenemos de contar con Puig es cómo relativiza y da una sensación de normalidad al ejercicio del poder. Es la argamasa de todo esto. No sé qué pasará pero me gustaría que hubiera Puig para rato.
-Ahora bien, hay voces en el partido que opinan que sobrecarga su agenda institucional y no se prodiga en actos de partido. Como vicesecretario general del PSPV, ¿opina que Puig debería aumentar su presencia en agrupaciones o compatibilizarla mejor con su agenda institucional?
-El partido y nuestros militantes está claro que son lo mejor que tenemos. No obstante, Ximo Puig no es partidista pese a que ha tenido una especie de estigma de ser un hombre del aparato 'lermista'. Tiene una gran relación, por ejemplo, con empresarios y sindicatos y no tiene nada que ver con otras épocas porque no lo hace con ánimo de control social. Otra muestra es lo que está hacienda en la Vega Baja y no solo con la DANA. Creo que es el presidente que más ha ido y más se ha comprometido con esa comarca desde hace años. Eso es institucional pero también es importante para el partido.
-¿Se ve agotando la legislatura como síndic en Les Corts?
-Es complicado y a veces resulta agotador pero es de lo más bonito que se puede ser en política. Sinceramente, lo de gestionar es una heroicidad. Puig me ofreció entrar en el Gobierno pero le dije que no me veía. Les Corts son muy bonitas porque son política pura aunque ahora la atención esté más en el Consell.
-¿Y si a partir del 10 de noviembre le llaman para el Gobierno de España si gana el PSOE?
-No, a mí nunca me llaman para esas cosas (ríe). A mí me hacía mucha ilusión ser eurodiputado y no pudo ser porque el presidente me pidió que encabezara la lista por Valencia a Les Corts.