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Madame Dynamite, zapatos 'made in Spain' para la moda del 'swing'

7/03/2019 - 

VALÈNCIA. Hace tiempo que el swing dejó de ser una moda pasajera en España. Hace años que los bailes crecidos al calor de este estilo musical se asentaron y tomaron las salas de baile, los clubes de jazz y las calles de las capitales españolas. Ya nadie levanta las cejas cuando ve a una pareja de bailarines con chalecos y tacones de los felices años 20 pirueteando sobre el piso de una plaza central; o nadie debería hacerlo: el lindy hop, el charleston o el balboa son hoy enormemente populares. 

En nuestro país sobra la afición al baile, pero falta el material para bailarlo. Esa es la razón que movió a la emprendedora Mayte Ample a crear Madame Dynamite, una startup apoyada por Lanzadera –aceleradora de empresas de Juan Roig–. “Estuve muchos años metida en la escena swing y viajé a bastante a festivales dentro y fuera de España. Siempre que iba fuera veía a las bailarinas con unos zapatos super bonitos, y luego cuando venía a España no encontraba esos zapatos”, cuenta la emprendedora. 

Después de buscar durante años en internet zapatos ‘made in Spain’ para bailar swing, Ample dio el salto y se puso a producirlos. “Me fui a Elda, busqué una fábrica de zapatos y empezó todo”, cuenta esta valenciana licenciada en Bellas Artes. De este modo, el pueblo con más tradición en la fabricación de calzado clásico se dejó seducir por un zapato absolutamente retro y orientado al baile. 

Pero ¿qué particularidades tiene este calzado? ¿Por qué se precisa un calzado especial para bailar balboa o lindy hop? “Además de tener un diseño retro que gusta mucho a los bailarines, para bailar swing es necesario que tengan suela de cuero para que deslice en suelos de madera, el material más habitual en las salas de baile. También tienen que ser muy cómodos para bailar, y los míos gustan mucho porque lo son”, resume Mayte Ample. 

Junto a la estética y la comodidad, el potencial de Madame Dynamite procede de un discurso feminista eficazmente contenido en el nombre de la firma. “Este nombre viene de una canción de los años 20 compuesta por Eddie Condon, cuando buscaba el nombre quería que fuese un nombre de canción, busque en la lista de canciones de Spotify específica para bailar Balboa, con tiempos más rápidos, y allí estaba el nombre perfecto, Madame Dynamite, ya que para mí define un poco lo que quiero contar, los valores de la mujer del siglo XXI. Libre, decidida, femenina, aventurera y fiel a sus principios. Madame Dynamite es el feminismo entendido como la igualdad entre los hombres y las mujeres. Mujeres independientes, que no necesitan la figura del hombre para desarrollarse como persona. Saliendo a la calle diciendo que no somos el sexo débil”. 

En ese sentido, según apunta Ample, en la actualidad el lindy hop es un baile igualitario, porque cada vez más el líder y la follower suelen intercambiar a menudo los roles. “Ahora cada vez hay más chicas que lideran”, afirma. “En estos momentos está muy de moda que las chicas lideren o incluso que las followers lideren, porque al final no es necesario que sea el chico quien siempre marque los pasos”. 

El revival: de Suecia a Valencia

La corriente de swing que tanto ha prendido en Europa en los últimos años tiene una historia detrás que merece la pena ser contada. Este revival tuvo su origen en Suecia, allá por los años 80. “En aquel tiempo unos suecos vieron la película Hellzapoppin, un referente en el movimiento, y les gustó tanto que sacaron paso a paso la famosa escena de baile y aprendieron con ella”, relata Mayte Ample.  

Fueron los suecos los que recuperaron el swing en los años 80 al rescatar a figuras como Frankie Manning, el coreógrafo afroamericano el cual aparecía en esa escena, después de llevar 30 años retirado, se dedicó a viajar y a divulgar el espíritu del lindy hop por el mundo entero. El baile se fue extendiendo por Asia y Europa y en España. 

Tanto se diseminó que solo en Valencia, por ejemplo, hay cinco academias de baile para este género musical. Es la manera de entrar en este mundillo: primero se apunta uno a la academia en la que se aprenderán los pasos más básicos, se lanza a bailar en la calle, los llamados clandestinos, finalmente acude a las fiestas swing en las que se tiende a una estética retro y, por fin, con la cintura curtida por la experiencia y los pies cargados de pasos, aquí los zapatos de las chicas dinamita brillan en todo su esplendor. 

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