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Luis Óscar García: “La crisis ha puesto en evidencia la debilidad de la industria musical valenciana”

El presidente de la recién formada Federación Valenciana de la Industria Musical repasa la actualidad del sector

22/08/2021 - 

VALÈNCIA. En abril nacía la Federación Valenciana de la Industria Musical (FEVIM), un nuevo ente que agrupaba varias asociaciones empresariales de la música de la Comunitat con el objetivo de “hacer frente común” a los retos del sector. Una idea que se ha convertido en necesaria tras el año y medio muy convulso debido a la situación sanitaria. Luis Óscar García, presidente de la FEVIM, contesta algunas cuestiones importantes sobre la actualidad del sector.

- ¿Qué balance hacéis de este verano de sobresaltos?
- Ha sido mucho más flojo de lo que parecía. Venimos de año y medio muy duro y el verano pasado fue muy tímido aunque todo lo que se programó salió adelante. Este año parecía que la gente iba a querer ir a los conciertos y que la situación sanitaria estaba mejorando mucho, por lo tanto, se hizo bastante programación. Se programó, los festivales se convirtieron en ciclos, y al empeorar la situación sanitaria, se criminalizó a la música bajando el aforo. Luego se ha vuelto a subir porque se vio como nosotros hacíamos eventos completamente seguros y no hacía falta que se endurecieran las restricciones porque, además, eso hacía que la gente desconfiara de nosotros. Los eventos profesionales hechos en la Comunitat Valenciana no han tenido ninguna incidencia en la situación sanitaria.

- Hablemos de FEVIM. Antes, una pregunta, ¿la música en la Comunitat Valenciana es sector o industria?
- Es una industria incipiente que está empezando. En los últimos 10 años se han ido creando las asociaciones que forman parte de la FEVIM (VAM!, la asociación de managers; MúsicaPROCV, la de promotores; y EnViu, la de salas en directo). Para crear una industria hace falta una fuerza empresarial social, y por eso se han ido creando estas asociaciones. Somos sector industrial y nos tenemos que reivindicar como tal.

- ¿El sector industrial se ha podido adaptar y recuperar dentro de la situación actual o aún quedan empresas que no han vuelto a la normalidad?
- No, no se ha vuelto a la normalidad. Hay muchas empresas que han hecho muy pocas cosas desde marzo de 2020. Como el verano se suponía mejor, las empresas asumieron riesgos que han sido muy importantes porque llevaban muchos meses de pérdidas a las espaldas. Eso ha sido difícil y se está pasando muy mal.

- Al pasar el verano, ¿las reivindicaciones a Sanitat van a estar centradas en seguir pidiendo el aumento del aforo o mantener el aforo y flexibilizar las restricciones durante el concierto?
- No te puedo contestar porque cada semana es un mundo. Lo que hace un mes era normal, ahora es ciencia ficción; hace un año y medio, ni te digo. Hay que luchar por el aforo, por la sectorización (que encarece mucho la producción y el gasto en personal)… El sector musical es más débil de lo que debería ser y esta crisis ha hecho latente la debilidad de la industria musical valenciana. 

Por otro lardo, hay territorios en España donde la industria está más desarrollada, como en Cataluña o País Vasco, y han tenido una inyección de dinero público en ayudas directas que nosotros no hemos tenido. Eso ha impedido que los promotores puedan asumir algún riesgo para programar artistas que son muy interesantes pero diferentes. Es decir, en estos momentos para poder sobrevivir, solo puedes poner nombres en el cartel que te permitan llenar todo el aforo. Necesitamos inversión pública para poder arriesgarnos a traer artistas culturalmente más interesantes.

Foto: EVA MÁÑEZ

- En Galicia se permite actos musicales de hasta 2.000 personas con mascarilla y sin distancia. En València parece que el sector musical buscaba poder hacer más aforo y por eso asumió otras condiciones. Pasado el verano, ¿se va a luchar más por el aforo o por mejorar la experiencia musical?
- Nosotros somos susceptibles a absolutamente todo. Parece muy difícil dejar la silla atrás y ponerse a bailar. Hasta que no lo siga Sanitat, no lo vamos a pedir. Lo que sí queremos es no tener un agravio comparativo con otros sectores. Yo entiendo de música y no de sanidad, pero no sé si un centro comercial debería tener el aforo que se permite, por ejemplo. Me gustaría levantarme de la silla porque eso hace que la gente vaya más a gusto al concierto… Pero que me lo siga Sanitat. Nosotros preguntaremos todos los días cómo están los estudios y pedir flexibilidad en las restricciones.

- Es complicado pensar en un otoño de normalidad. ¿Tenéis una fecha en la mente?
- En marzo de 2020, pensábamos que íbamos a parar unas semanas. Hay que ir con calma por nuestra parte porque cualquier error empresarial nos supone mucho. Se están haciendo los ciclos, pero también se están cancelando muchas actuaciones porque no se venden tickets. Y no se venden tickets porque no se ha creado la confianza suficiente, y en parte los medios de comunicación tienen parte de responsabilidad. Se está perjudicando la música, la cultura y el ocio reglado en favor del ocio no reglado. Yo veo en la plaza de al lado de mi casa como, cumpliendo el aforo legal, hay 200 personas sentadas en 200 metros cuadrados y, en el momento en que se metiera una persona con guitarra, se tendría que ir parte de esas personas porque sería ilegal.

- ¿Cómo valora la interlocución con Sanitat?
- No puedo decir que malo en absoluto. Hay empatía, que es lo primero que se necesita. Han entendido que somos un sector industrial que representa el 3,2% del PIB (algo menos que la agricultura) y que hay que luchar por él. Tener creada el tejido asociativo empresarial ha ayudado mucho a esta causa.

- Hablemos de la música más alla del coronavirus. ¿Cuál debe ser la interlocución de la industria musical con la Generalitat? ¿Turismo, cultura…?
- Economía e Industria. Con Cultura ya la tenemos porque, obviamente, la música es cultura. Con Turismo la tenemos porque fuimos hace unos años con estudios de impacto para demostrar que los festivales eran un motor turístico y se creó entonces la marca Mediterranew Musix. Ahora tenemos que incidir en Economía e Industria. Todos los sectores industriales en este país tienen un inversión pública mucho mayor que la música, y son esa Conselleria y ese Ministerio los que tienen verdadero músculo como para poder ofrecerla.

- Lo preguntaba porque, en una entrevista a Culturplaza, Abel Guarinos decía que no había una relación fluida porque los festivales funcionaban muy bien y necesitan de la ayuda del IVC… ¿Cómo es la la interlocución con Cultura, que se supone la más natural?
- Es la que más está fallando, sin duda. Una cosa es Cultura y otra el Institut Valencià de Cultura, aunque una cosa esté incluida en la otra. Por ejemplo, sentimos que estamos infrafinanciados en relación a las artes escénicas. Hace dos años pedimos igualar las ayudas porque nos duplicaban el presupuesto. Hablamos y nos dijeron que irían haciendo. El año pasado, cuando las partidas se aumentaron por la covid, pasamos de 700.000 a 1.200.000 euros; pero las artes escénicas aumentaron otro tanto por ciento. Hay un agravio comparativo con las artes escénicas en el Institut Valencià de Cultura. Yo no quiero que le den menos dinero al teatro, quiero que se nos reconozca también a nosotros nuestro trabajo. Necesitamos inversión pública para poder tener músculo empresarial y poder ofrecer una programación de calidad desde las empresas. No queremos dinero para ganar más porque sí, queremos no tener que programar solo lo que llene el 100% del aforo, porque si no, hay una parte de la población que no está escuchando algo que le aporte algo especialmente interesante culturalmente hablando.

Foto: EVA MÁÑEZ

- ¿Quién falta en la Federación para que se convierta en el principal interlocutor del sector?
- Tras el verano se incorporarán los editores y los festivales. Luego, hay un sector que es el más importante, que es el de los músicos, y que no acaban de estar organizados. Con los que somos, ya estamos representando la realidad industrial de la música valenciana. Luego, ojalá hubiera, por ejemplo, una asociación de empresas de sonido, de empresas de espectáculos… Haría falta alguna más, pero el tejido creado ya es muy importante.

- Hablas de los músicos. Sí hay un sindicato creado, la SIMUV, pero supongo que será difícil hacer convivir sus reivindicaciones con vuestras aspiraciones como industria.
- A nosotros lo que nos gustaría es que existiera una asociación de músicos profesionales que funcionara de igual a igual con nosotros. Un sindicato es una estructura laboral y nosotros una profesional. Juntos en el mismo sitio no tiene mucho sentido. Por ejemplo, la VAM!, que es la asociación de managers, son empresas que trabajan para músicos y no al revés. Los músicos deberían asociarse profesionalmente para estar de igual a igual con los managers que contratan, con los promotores y festivales que les contratan a ellos, con las salas donde tocan, con los editores de sus canciones…

- ¿Cómo conviven en la misma Federación empresas que facturan millones de euros con micropropuestas que surgen en las escenas locales?
- Tienen que convivir porque eso también es industria. Hay empresas incipientes que aún no facturan mucho pero que aportan una frescura que no tienen otras. Para esto es interesantísimo que exista la FEVIM, convivamos y se puedan aliar entre ellas.

- ¿València puede aspirar ser una ciudad por la que puedan pasar las giras europeas, que suelen quedarse entre Madrid, Barcelona y Bilbao?
- València no es la tercera ciudad de España en giras ni mucho menos. Hacen falta recintos como el Valencia Arena, también que se abran a las promotoras espacios como el Palau de Les Arts. La ciudad de València y la Comunitat Valenciana tienen muy pocos espacios donde poder hacer un evento sin montar mucha estructura efímera. Lo que hacemos los festivales es alquilar un descampado, perimetrarlo, ponerle casetas, baños, zona VIP, montar el escenario… Un festival medio se gasta en estructura efímera de un millón de euros. Si tuviéramos recintos, ese coste sería mucho menor y se podría programar más y con más riesgo. El Valencia Arena está muy bien que se haga, pero también hacen falta otros recinto de menor aforo, porque entre eso y las salas hay muy pocas opciones: el Teatro Principal contratan música cuatro veces al año y el Palau de Les Arts tiene un alquiler desmesurado.

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