CASTELLÓ. Todos los focos se ponen sobre un edificio histórico cuando va a iniciarse su rehabilitación. Es una gran noticia, pues el patrimonio no siempre se cuida. Lo que ocurre es que cuando ya se dan por comenzadas las obras, casi todo el mundo pasa a olvidarse de estas. No es hasta que se acerca el momento final que vuelve a manifiestarse en nosotros el interés. Queremos ver cómo quedó, el antes y el después de un lugar colmado de recuerdos. Pero, ¿qué hay de todos esos secretos que los arquitectos descubren durante el proceso? También es interesante conocer los vicios ocultos que amaga la arquitectura. Cuentan desde el estudio Negrosobreazul que cuando derribaron el falso techo que había en el edificio que albergaba el teatro Tagoba de Vila-real se toparon con una pared de ladrillo macizo y en ella había una placa -que parece ser original- con las siglas del coliseo: Tá(rrega), (Go)terris y (Ba)rrachina. Pues bien, este "pequeño" detalle cambio muchos de sus planes.
Vila-real empezó en agosto de 2019 las obras -cofinanciadas con fondos europeos-que llevarían a la rehabilitación integral de dos edificios emblemáticos del municipio: el Gran Casino y el teatro Tagoba. Ambos construidos entorno a 1919 y ambos cerrados al público desde hace varias décadas. Para el primero se destinó cerca de 500.000 euros con los que se sustituiría la cubierta, se restauraría la fachada y adecuaría la planta baja. El objetivo es que el Gran Casino pase a albergar servicios culturales y administrativos como la oficina de Atención y Trámites, la Concejalía de Turismo o la Junta de Fiestas. Mientras que para el teatro se invirtieron 911.000 euros. Un coste que en su caso servirá para devolverlo a sus orígenes, cuando todavía era solo un café-teatro. Y es que durante su larga (o corta) vida ambos espacios llegaron a servir como sucursal de un banco, como Universidad Popular o como lugar de encuentro para una peña taurina. "Era hora de entenderlos como un todo y de no darles otras actuaciones puntuales", defienden desde Negrosobreazul, el equipo de arquitectos valencianos que se encarga ahora de dotarlos de otro significado, junto al estudio Cabana Partners de Madrid.
"Cuando entramos a la planta baja del casino era una locura porque estaba divido el banco. Tenía sus dependencias y guardaba la zona de caja fuerte en un forjado. Había arcos totalmente ocultos y el acceso a la escalera imperial era una pared. Además, con la entreplanta en medias no se veía nada", cuantos los profesionales, quienes inciden en que recuperar implica muchos esfuerzos para coordinar todo lo que te vas encontrando con un buen criterio. "Por ejemplo, debajo del escenario del teatro había unos camerinos. Los vamos a mantener pero hemos tenido que bajarlos más porque la altura en la que estaban antes no la consideramos la altura saludable para el uso que se le da hoy en día. Los actores no podrían así desarrollar su actividad con calma", señalan.
Igualmente, en un futuro se espera que ambos edificios puedan trabajar, indistintamente, de forma conjunta e individual. Pero, ¿cuál es el problema? Que el teatro Tagoba nunca tuvo una entrada directa, así que habría que crearla. "El gran obstáculo que ha tenido históricamente el teatro es que se encuentra en la calle Insa, que es muy estrecha. Por eso hemos pensado en hacer como un 'mordisco' en la fachada para que a la gente que vaya caminando por la calle San Jaime le llame la atención ese bocado arquitectónico que le vamos a colocar y entre. Además, para que resalte todavía más haremos como una especie de lucernario translúcido que permita la entrada de luz desde la cubierta hasta la planta baja, impidiendo a su vez la incidencia directa de luz solar. La recepción la moveremos así desde lo que era la antigua fachada hacia la parte del casino. Ese nuevo núcleo se va a compartimentar y contará también con accesibilidad gracias a los ascensores panorámicos que se instalarán en todas y cada una de las plantas del edificio", explican los arquitectos, que emplearán un lenguaje contemporáneo, sin desprenderse como es evidente de los detalles arquitectónicos del immuble. "Son dos joyas, es un edificio que está catalogado como Bien de Relevancia Local y además no es como una iglesia que permanece en el tiempo con su mismo uso, en este caso va a vivir de nuevo".
Así mismo, no hay que olvidar que el paso del tiempo provoca estropicios y en su caso los mayores desperfectos han estado provocados por la lluvia y la entrada de agua tanto por la cubierta como a través de la carpintería. Como consecuencia, una parte importante del proyecto se ha centrado en el rediseño de la fachada principal, situada en la calle Sant Jaume. Pero habría más. "Arriba del todo se sigue viendo la parte inferior de la cubierta, que a nuestro entender es otra joya, pero no la podréis ver porque de momento no llega la escalera hasta ella. Quedará en manos del ayuntamiento, si quiere seguir acabando el edificio con posteriores intervenciones. Nosotros, de momento, le estamos dejando el recipiente". Una rehabilitación que poco a poco dará vida a dos edificios testimonio de una época y que volverán a situarse en la vida social y cultural de la ciudad.