El gestor analiza como el tirón de las materias primas está ayudando a un mejor posicionamiento de estos mercados que marcan de alguna manera la recuperación postpandemia
MADRID. Aunque en el primer semestre de 2020 los precios de las materias primas experimentaron una caída histórica, los indicios de una recuperación a largo plazo son ahora muy positivos: los programas de estímulo económico mundial masivos, la recuperación de la demanda y la escasez de oferta debida a la falta de inversión estructural de los últimos años están impulsando constantemente el aumento de los precios de las materias primas.
Para muchos mercados emergentes, las exportaciones de productos básicos siguen siendo importantes motores de crecimiento. Por esta razón, el impulso positivo de los precios, que se espera que continúe a largo plazo, ofrece una perspectiva muy positiva para los mercados emergentes en los próximos años.
En consecuencia, es probable que el crecimiento en estos países ofrezca sorpresas positivas al alza en 2021 y más adelante. Esto es especialmente evidente en América Latina, donde los productos básicos representan más de dos tercios de las exportaciones totales de muchos países.
Fuente: OEC, MainFirst
Un examen más detallado de las materias primas y los países muestra cómo los mercados emergentes en general se están beneficiando de esta recuperación. Aunque la dinámica del mercado es diferente para cada materia prima, el panorama general es que la demanda se está recuperando más rápido de lo que el mercado espera actualmente, mientras que la oferta sigue siendo generalmente limitada. El desplome de los precios de las materias primas a principios de la década obligó a muchas empresas a ejercer disciplina financiera y las inversiones no se materializaron, sobre todo en los proyectos más arriesgados. Como resultado, todo el sector se enfrenta ahora a un déficit de oferta.
Se espera que los precios de muchos metales básicos en particular, como el cobre, el níquel y el mineral de hierro, sigan subiendo, aunque ya cotizan en máximos históricos. Además del déficit estructural de oferta ya mencionado, los metales deberían beneficiarse de varios factores. Por un lado, los cuantiosos programas de estímulo mundial que se han anunciado están impulsando la inversión en infraestructuras, y con ello la demanda de metales básicos en general.
Por ejemplo, en Estados Unidos ya se ha puesto en marcha un estímulo adicional de 1,9 billones de dólares. Por otra parte, también se espera que muchos metales experimenten un aumento de la demanda debido a una mayor atención mundial a las alternativas sostenibles. Las recientes victorias del Partido Demócrata en EE UU, y la perspectiva de políticas más respetuosas con el medio ambiente, han impulsado de nuevo estas expectativas. Sin embargo, el interés por las políticas sostenibles no sólo crece en Estados Unidos, sino también en Europa y China.
El plan quinquenal anunciado recientemente en China, por ejemplo, prevé aumentar la proporción de energías renovables en el conjunto de la energía hasta el 40% en 2030 y aumentar la proporción de vehículos de propulsión alternativa hasta el 20% de todos los vehículos nuevos en 2025. Esto debería beneficiar a metales como el cobre, la plata, el níquel y el platino, que no sólo son necesarios para los vehículos eléctricos, sino también para sus baterías y la infraestructura de carga, así como para los paneles solares y mucho más. Se espera que la demanda de vehículos eléctricos por sí sola aumente de 2 a 8 millones en 2025, y en promedio, un vehículo eléctrico contiene casi tres veces más cobre que un vehículo con motor de combustión interna. Esta evolución debería tener un impacto especialmente positivo en países como Perú y Chile, responsables de alrededor del 40% de la producción mundial de cobre.
En general, la reactivación de los precios de las materias primas debería proporcionar a muchos mercados emergentes un nuevo impulso y nuevas oportunidades de crecimiento, lo que debería tener también un impacto positivo en las inversiones en los mercados emergentes. Para el inversor activo, es importante considerar los contextos individuales y entender de qué materias primas se beneficia el país y hasta qué punto depende de materias primas individuales o de una mezcla de diferentes materias primas.
Además, hay que tener en cuenta cómo se utilizarán los ingresos fiscales adicionales para realizar reformas e inversiones que preparen al país para el final del ciclo de las materias primas. Sin embargo, al igual que los activos de los mercados emergentes sufrieron el desplome de los precios de las materias primas en 2010, también deberían beneficiarse ahora del aumento general de los precios.
Thomas Rutz es gestor de los fondos Mainfirst Emerging Markets Corporate Bond Balanced y Mainfirst Emerging Markets Credit Opportunities
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