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Los discapacitados intelectuales sufren de medicación excesiva, según un estudio

1/12/2016 - 

BARCELONA, (EP). Las personas con discapacidad intelectual sufren de una medicación excesiva, según el estudio POMONA-España realizado a partir de 953 entrevistas a discapacitados de distintos grados, hechas como una réplica en pacientes españoles de un proyecto europeo que empezó en 2003 y que sirve para mostrar los indicadores de salud de este grupo de personas.

Los investigadores Rafael Martínez, Maria José Cortés y Anabel Folch han presentado los resultados este miércoles en rueda de prensa, acompañados del jefe de Servicio de Discapacidad Intelectual del Institut d'Assistència Sanitària (IAS) de Girona, Ramon Novell.

El 84% de los encuestados se medican diariamente, ha explicado Martínez, de los cuales el 86% consume medicación psiquiátrica a diario, un porcentaje muy alto de psicofármacos que controlan enfermedades para los que la mayoría de pacientes no está diagnosticado, como la esquizofrenia y la epilepsia, y que los investigadores sospechan que se recetan "para controlar problemas de conducta".

Martínez ha puesto de manifiesto la "polimedicación en niveles disparados" de este colectivo, que consume una media de 4,5 medicamentos al día --aunque un 20% toma hasta siete o más-- muchos de los cuales son incompatibles entre ellos y no cuentan con un seguimiento médico.

La escasez de información es otro dato relevante del estudio, en el que además de la falta de estudios e informes estadísticos sobre este colectivo, se constata que la mayoría de pacientes y sus cuidadores no conocen el grado de discapacidad, los antecedentes genéticos e incluso datos básicos como la altura del paciente.

Los investigadores han pedido que se realice "un mayor esfuerzo por evalúar" al paciente antes de recetar los fármacos, un problema que nace de la falta de formación profesional de los médicos para atender correctamente a las personas discapacitadas, que hace más difícil un diagnóstico adecuado.

Novell ha incidido en la importancia de mejorar la atención sanitaria a este colectivo, que ahora es "deficitaria" en parte por la dificultad de comunicación entre médicos y pacientes, ya que los médicos reconocen sentirse incómodos al no saber cómo actuar con pacientes con los que muchas veces no se pueden entender y los pacientes tienen problemas para expresar dolor y mostrar síntomas, ha apuntado.

Otro de los problemas que afectan a la salud de las personas con discapacidad intelectual es la dificultad de inculcarles hábitos saludables, ya que a parte de presentar unas tasas de enfermedades más elevadas que la población general --en especial en el caso de epilepsia e hipertiroidismo-- el 50% es sedentario y un 30% sufre obesidad.

Aunque el consumo de tabaco y alcohol es notablemente más bajo que en la población general, el alto consumo de psicofármacos también es un factor de riesgo para la reducción de la esperanza de vida, además de muchas enfermedades "enmascaradas" por la discapacidad o por la medicación, como la hipertensión, que puede ocultarse por la cantidad de fármacos que generan hipotensión, o la artritis, que sólo se diagnostica si el paciente manifiesta el dolor.

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