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según un estudio

Los consumidores ignoran que los alimentos que compran suponen la cuarta parte de las emisiones de CO2

28/03/2019 - 

VALÈNCIA. (EP). Los consumidores "no entienden" que los alimentos que compran contribuyen al calentamiento global y desconocen que la alimentación genera la cuarta parte de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), según concluye el informe 'Cálculo y etiquetado de huella de carbono en productos alimentarios', presentado recientemente en la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno.

Según concluye el informe, no es posible encontrar un alimento que no tenga asociadas emisiones de CO2, y señala que la herramienta de una etiqueta de huella ecológica en forma de semáforo sería la más apropiada, frente al símbolo de planta de pie que el consumidor asocia a información relacionada con la salud pero no con la relación del alimento con el medio ambiente.

El director de la Cátedra de Ética Ambiental de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, Emilio Chuvieco, señaló que otro de los aspectos que más influye en en la huella de CO2 de los alimentos es el envasado.

En el informe han participado también expertos en Marketing de la Universidad Pontificia de Comillas-ICADE, empresas productoras de los alimentos analizados, una consultora especializada, además de Carrefour y Mercadona como representantes del sector de gran distribución de nuestro país.

El estudio apunta a la necesidad de hacer campañas de concienciación para que el consumidor esté informado sobre emisiones de CO2 de los distintos alimentos que consume y para que pueda escoger libremente aquellos que tengan una emisión más baja.

La investigadora del departamento de Marketing de la Universidad Pontificia de Comillas, Estela Díaz Carmona, ha añadido que el consumidor no entiende muy bien la información de las etiquetas que además están escritas en letra muy pequeña en la mayoría de los casos.

"A día de hoy, lo único totalmente claro para el consumidor es lo que cuestan los productos que compra. Y tiene más o menos claros los ingredientes de los productos alimentarios que consume y su repercusión en la salud", indicó Díaz Carmona que asegura que los consumidores no entienden el concepto de huella de carbono en la alimentación.

Asimismo, Carmen Valor Martínez, del departamento de Marketing de la Universidad Pontificia de Comillas, ha asegurado que la mejor opción de etiquetado sería una "combinación" de información textual y pictórica porque "solo el símbolo de un pie o huella no funciona". "Junto con esto el uso de colores, de acuerdo con el modelo semáforo, es lo que mejor entienden los consumidores", ha recomendado.

Chuvieco subraya que los consumidores necesitan información para tomar decisiones responsables y ha puesto de ejemplo al aceite de oliva, un producto asociado a una alimentación saludable, que también deja huella de CO2 en el envasado.

"Aunque intuitivamente la mayoría de la gente piensa que lo más ecológico es utilizar un envase de vidrio, realmente aumenta considerablemente dos de las fases del ciclo de vida del producto: el envasado y la distribución. El envasado, porque hacer un ánfora de vidrio supone más emisiones (66% más) que una lata.

Además, la botella de vidrio se empaqueta mucho peor, y el mismo volumen de aceite ocupa más espacio respecto al envasado en latas metálicas. Y esto es importante a la hora del transporte y distribución", explicó el profesor Chuvieco, que insiste en el impacto "considerable" de los envases.

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